La hija del daimyo

Capítulo 14

          

Le pesaban los ojos pero, a pesar de ello, quería abrirlos para comprobar que era la calidez que sentía en su mano. Aun así, había algo más. Uno de sus brazos parecía estar dormido… ¿Por qué?

Lentamente abrió los ojos y lo primero que vio fue el techo grisáceo de una habitación. Una franja de luz se dibujaba en él, así que lo siguió hasta su origen. Provenía de la puerta, la cual estaba un poco entreabierta y por ella se colaban los rayos de sol que rozaban su mano.

Intento levantar el brazo que no sentía, pero le costaba demasiado y decidió no esforzarse. Dispuesto a levantarse descubrió, debido a un fuerte dolor, que no solo era el brazo. El pecho estaba cubierto por una venda. Volvió a hacer un intento por levantarse, pero la habitación empezó a dar vueltas y se mareo. Tumbado sobre la cama pensaba en lo que había ocurrido.

De regreso a la vivienda vio un carro aparcado frente al muro de entrada y escucho ruido dentro. Con precaución accedió a ella y comprobó como Ranmaru era apresado. Maldijo para sí mismo y se acercó a un pequeño cobertizo en busca de algo para defenderse. Encontró un arco y flechas. Observo como sacaban a su amigo a empujones y giro para esconderse en un lateral de la casa, donde la oscuridad le daba protección. Volvió a maldecir cuando vio a Nene acompañada de Katsuei. Estaba a punto de intervenir, cuando Ranmaru paso al ataque. Sin embargo, al ver el arma en su cuello, no lo dudo y disparo. Volvió a maldecir al errar el tiro. La oscuridad le impidió apuntar con precisión y además, había delatado su posición. Por lo cual, no tuvo más remedio que revelar que estaba allí.

Al ver a Nene intentar escapar de Katsuei, no lo dudó un instante y se lanzó a por Tadamasa. ¿Cómo había sido tan idiota de actuar sin pensar? Ese error precipito que perdiera la lucha y también a sus amigos. Molesto consigo mismo, volvió a intentar levantarse pero la habitación comenzó a dar vueltas y se mareo. Escucho pasos por el pequeño pasillo y se giró para ver a Kambei aparecer por la puerta.

 

- Me alegra ver que has despertado – sonrió apoyado en el dintel – si tardas en hacerlo un poco más, me habría preocupado.

- ¿Cuánto…?

- Un día – respondió Kambei – fue una suerte encontrarte vivo. Cuando llego la noticia de la muerte de Oichi, Hideyoshi mando buscar a Nene inmediatamente. Al llegar, solo te encontramos a ti.

- Tadamasa se la ha llevado. También a Ranmaru – Tsuneoki suspiro derrotado – tienen a alguien que los ayuda. Cuando Oichi murió estaba con ella. Me iba a dar sus diarios, pero es persona los destruyo.

- ¿Crees que puedes levantarte? – Kambei lo ayudo cuando este asintió – Hideyoshi quiere verte. Necesitamos tu ayuda.

 

Tsuneoki siguió a Kambei hacia un patio de tierra batida. Preguntándose como estaría Nene. Hideyoshi esperaba en medio del lugar y, después de examinar al joven en silencio, continuo hasta atravesar el patio y llegar a un edificio sin pintar. Era la cárcel propiamente dicha. Tenía unas minúsculas ventanas y unos guardias custodiaban la entrada.

Kambei descorrió las gruesas vigas de madera que cerraban la puerta y entro justo después de Hideyoshi. Lamentos y sollozos salían por la puerta recién abierta y Tsuneoki se estremeció antes de entrar. Había escuchado historias terroríficas que circulaban sobre el trato en la cárcel. Trago saliva y entro. Sus acompañantes lo condujeron por un corredor y pararon frente a una puerta custodiada por dos guardias. Estos lanzaron una exclamación y Tsuneoki pensó que posiblemente nunca habían visto a alguien de rango tan elevado como Hideyoshi. A una señal de Kambei, saludaron y se fueron. Este abrió la puerta y accedieron a una pequeña habitación con un hueco en la pared por el que entraba un poco de luz. En una esquina, sentada mirando hacia la pared, se encontraba una joven.

 

- Se niega a hablar – dijo Kambei – pero quizás contigo si lo haga.

 

Tsuneoki avanzo curioso. ¿Quién podría ser? ¿Por qué pensaban que hablaría con él? Kambei dio una orden y ella se levantó y giro lentamente. Debido al traje negro de ninja, no la había reconocido, pero al ver su cara se quedó sin palabras.

 

- Saki – susurro el joven.

 

                El silencio dentro de la fría habitación llego a hacerse incómodo. Hideyoshi, visiblemente molesto, se retiró hacia un buen rato. Estaba preocupado por la suerte de Nene y debía comenzar a preparar la estrategia a seguir. Kambei permaneció de pie, apoyado en la pared frente a la puerta abierta. Pensó que si les dejaba un poco de intimidad quizás conseguirían la información, pero ya estaba cansado de esperar y tanteaba otros métodos para obtenerla.

                Tsuneoki se notaba cada vez más cansado y estaba seguro que tenía fiebre por la herida. Sin embargo seguía sin creerse que Saki los había traicionado. ¿Por qué estaba allí? ¿Quién era realmente? ¿Por qué se había dejado apresar para salvarlo? La joven se negaba a responder a las preguntas y él estaba comenzando a desesperarse. El joven bufo molesto.




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