Realmente el universo estaba conspirando a mi favor, todo me estaba saliendo bien, tenía buenas compañeras, me encantaba el lugar donde vivía, tenía alguien que me amaba y a quien yo amaba también, gozaba de buena salud y adicionalmente estaba esperando respuesta a una oferta de trabajo a nivel profesional, creo que no podía irme mejor.
Entretanto los días pasaban armoniosa y felizmente. Le había notificado a mis jefes sobre la oferta que estaba esperando y fueron muy receptivos se alegraron mucho por mí, también lamentaron no ser una Empresa tan grande como para ofrecerme la oportunidad que deseaba.
Abel ya no acudía a la oficina como antes pero siempre me recogía por las tardes, estaba esperando los permisos para iniciar una nueva construcción, esto significaba que en algún momento tendríamos que volver a distanciarnos, ninguno de los dos quería abordar ese tema así que continuamos nuestra relación amándonos cada día como si fuera el último.
Un día martes por la mañana recibí la llamada de la empresa de seguridad que quería contratarme. Me indicaron que comenzaría el siguiente Lunes, solo me quedaban 4 días para dejar todo en orden, en esos pocos días me dediqué a darle la inducción correspondiente a mi sustituta.
Tocó despedirme de todas y cada una de las personas que compartieron varios años de mi vida, aquellos que me vieron crecer como persona y como profesional, los que me apoyaron y creyeron en mí en especial mi adorable señora Bertha de quien me fue muy difícil soltar el abrazo.
Ese fin de semana Abel y yo celebramos por lo que sería mi nueva oportunidad, yo estaba muy contenta, pero él se notaba preocupado, él se debatía entre dos ofertas laborales; continuar con los arquitectos en el consorcio o aceptar una propuesta que implicaba el diseño y construcción de una cadena de restaurant de comida rápida a nivel nacional, pero más que esto creo que su angustia se reflejaba en el hecho de estar alejado de mi aunque yo le sugerí ir a visitarlo cada vez que me fuera posible.
Ese lunes bien temprano me presenté en mi nuevo empleo, esta Empresa prestaba servicios de custodia, transporte y seguridad de instalaciones. El Departamento en el que me asignaron fue el de Registro y Control adscrito a la Gerencia de Personal.
El departamento estaba conformado por 3 auxiliares, y 2 asistentes de las cuales una era mi persona y 1 Jefe de departamento. Todas éramos chicas.
El primer día fui recibida con agrado pero al pasar los días se notaba que existía mucha fricción entre las integrantes del equipo. Existían bandos y mucha competencia, las actividades estaban divididas por zonas geográficas o entidades del país, por ejemplo decir zona 3 indicaba llevar el control del personal de custodio asignado a las agencias bancarias, todo empeoró cuando me fue asignada la responsabilidad de llevar todo lo concerniente a la Capital.
Solo las asistentes podían hacerlo, cuando mi jefe me asignó esta responsabilidad, las demás compañeras se molestaron y por supuesto el ambiente se hizo muy tenso, yo trataba en lo posible de ocuparme de mis labores y de no caer en desacuerdos ni provocaciones. Cuando menos lo pensé ya dominaba todo el trabajo y todos acudían a mí para cualquier inquietud.
Deje que todo pasara y que las demás resolvieran sus conflictos y el día menos pensado ocurrió una sacudida muy fuerte en el departamento.
La gerencia transfirió a una de las auxiliares a otra unidad y mi jefe, una de las asistentes y una auxiliar fueron removidas de sus cargos. Solo quedábamos una auxiliar de nombre Rebeca la cual estaba embarazada para ese entonces y yo.
Mientras mi vida profesional marchaba bien mi situación emocional estaba sufriendo grandes cambios: Abel aceptó el empleo con la constructora de Restaurante por lo que ya casi no nos veíamos, hablábamos con frecuencia y nos contábamos todo pero ya nada fue como antes o por lo menos no para mí, entendí que cuando inicias un compromiso laboral debes dedicarle 200 % por lo menos las primeras semanas y meses porque a mí me ocurrió lo mismo así que lo solté un poco para facilitarle las cosas.
Cuando venía a la ciudad y nos veíamos se mostraba muy feliz y dichoso pero yo no me sentía igual.
Esperando las nuevas asignaciones en el departamento y ante las expectativas de conocer quien sería nuestro jefe Rebeca y yo nos apoyamos y sacamos el departamento adelante, tuvimos que quedarnos muchas veces hasta tarde ya que era una labor titánica, Rebeca tenía 7 meses de embarazo y dentro de poco tendría su licencia por maternidad. Al transcurrir 3 semanas fuimos convocadas a reunión en la Gerencia allí se nos informó lo siguiente:
Cuando escuche todos estos cambios no pude dejar de sentirme inquieta acaso la figura del jefe desaparecería, ya estábamos completos y la respuesta que estaba buscando llegó de inmediato:
De forma inmediata Ely pasará a ocupar la Jefatura de Departamento.
“Que” …….. “ No podía creerlo”…….. “como era posible”.