Le pedí a David unos días para organizar las actividades pendientes en la aseguradora y entregar un informe a mi jefe, tiempo que el dedicó a comprar boletos de retorno y a coordinar con la inmobiliaria la entrega del apartamento, tiempo también que aproveché para observarlo detenidamente; estaba muy inquieto, cada vez que le pedía detalles del porque habían prescindido de sus servicios tan repentinamente se enojaba más y solo vociferaba, sus respuestas terminaban siendo desagradables y siempre encerraban más de lo mismo:
── Acaso no entiendes el concepto de la envidia
── O no comprendes que a las personas no les gusta ver que los demás tengan éxito.
Esto no me llevaba a ninguna parte, no eran las respuestas que necesitaba escuchar, el concepto que realmente no entiendo es porque él cree que debemos ir por la vida cuidándonos de los demás, porque él tiene la convicción de que todos quieren dañarnos; ¡sopas! Así de gratis…….. Entiendo que si te metes con alguien, le haces daño o lo lastimas quizás esa persona quiera tomar represalias, pero todos…… de verdad no entra en mi cabeza……… tan inocente soy, o aún tengo fe en la humanidad, o simplemente no creo ser el único ser importante en el universo como para que todos dirijan su atención hacia mi……. Las personas deben ir por ahí ocupándose de sí mismos, de sus asuntos de sus propios dilemas y conflictos, este mundo es demasiado amplio, extenso, cambiante, nada permanece igual, ni nada es eterno, entonces porque desgastar mis fuerzas y energías en destruir cuando puedo construir y crear.
Él es la persona a quien amo, a quien decidí tener en mi vida permanentemente y confiarle todo; pero a veces lo desconozco, a veces mi fe en él se tambalea, sus actitudes y enfoques me dejan pensando y me desorientan, y es extraño, a veces siento que no es el David que me atrajo, que me enamoró, aquel sumamente inteligente, delicado, sensible, practico, incapaz de lastimar a nadie, ¿quién es esta persona ahora enfrente de mí?
Me costaba mucho creer que David pudiera estar jugándome una mala pasada o que estuviera burlándose de mí, por las noches lo veía dormir como un niño, tan plácidamente, como si no sintiera culpas por nada. Dios y si era yo, si me estaba volviendo paranoica, si aquella sensación de celos y dudas me estaba dominando, si mis peores pesadillas se estaban haciendo realidad.
Pasé varias noches sin dormir, mi cabeza era un enorme caos y para colmos tenía que enfrentarme a un largo y pesado viaje de retorno casi como zombi por la falta de sueño, mientras observaba ese inmenso mar, azul profundo y misterioso, tal vez por el velo de la noche y escuchaba el sonido de la brisa marina noté que varias lagrimas se deslizaban por mis mejilla, de pronto sentí ansiedad y angustia e implore al cielo:
── Mi Dios, estoy asustada, por favor no te apartes de mí…. “Se mi guía y mi fortaleza”, entonces los ecos en mi cabeza me repetían sin cesar:
── Ely no te aflijas ahora, abrázate a Dios, ya en casa, podrás poner tus ideas en orden y sabrás que hacer…..ufff, pero las arcadas y las náuseas por el vaivén interrumpieron mis pensamientos, precipitadamente y casi llevándome a las personas por delante entre en la sala de baño.
Habíamos abordado el Ferry de las 21:00 así que según mis cálculos estaríamos llegando a la terminal cerca de la 1:00 a.m., gracias a Dios Alejandro durmió todo el trayecto y no fue necesario estar correteándolo por todos lados como ocurrió la primera vez.
Ahora nos esperaban cuatro horas más de viaje por carretera, de madrugada, cuando el deseo de dormir hace estragos; trataba de mantener a David alerta colocando música, contándole chistes y anécdotas, de vez en cuando lograba que se detuviera y tomará café, no entiendo porque David no podía adquirir boletos para viajar de día, pero ese era el, siempre aprisa,…… siempre lo que él decía y lo que él quería.
Recuerdo que estando un poco más cerca de nuestro destino alrededor de hora y media realizamos una última parada en una zona donde se detienen muchos vehículos de carga, habían muchos camiones y vehículos pesados y le sugerí a David quedarnos allí y que intentara dormir por lo menos una hora….el lugar se veía tranquilo y los rostros de los pocos conductores y camioneros que pasaron frente a nosotros y saludaron brindaban serenidad y confianza; en su mayoría eran hombres maduros, de temple fuerte, canosos, de rostros adormilados y extenuados, deseosos de tenderse sobre algo que los acogiera y les permitiera un breve descanso……. Qué bueno que David no se negó a detenerse, en pocas horas se despejaría la noche y estaríamos frente a un hermoso amanecer.
Cuando comenzaron a sonar las bocinas y los camiones comenzaron a marcharse nos lavamos el rostro, nos cepillamos y retomamos la marcha, serian aproximadamente las 5:30, nos quedaba poco trayecto por recorrer, solo que esta parte de la carretera estaba un poco accidentada y presentaba muchos baches y pequeños desvíos por lo que era necesario tener precaución y disminuir la velocidad.
Ese día la primera parada en la capital fue en casa de sus padres, como era de esperarse el re-encuentro familiar dejó una atmosfera cargada de emociones, los abrazos y las lágrimas se abrieron pasos, pero nadie se atrevía a preguntar las circunstancias del tan repentino regreso.