Debo aceptar que mi jefe el señor Orlando era sociable y agradable tal y cual lo señaló, en serio supo hacerle honor a su propia descripción, de hecho actuaba como si en lugar de mi superior fuese un gran amigo…….. Pacifico por demás, todo se lo tomaba con una tranquilidad pasmosa, al parecer había reñido con el trabajo bajo presión y yo me sentía descolocada puesto que estaba muy acostumbrada a cumplir con los calendarios de manera precisa, estar aquí fue otra manera de aprender a coscorrones que los extremos no son buenos, demasiada presión puede estresarte y enfermarte pero demasiada parsimonia también hacía que mis nervios no lo toleraran e imaginara inyectarle una dosis masiva de “acelérate”; y es que era así para todo, hasta en su vida privada, detestaba los dramas innecesarios, en ocasiones lo escuchaba conversar con su esposa por teléfono, pero era impresionante cuando esta lo llamaba desconsolada por los inconvenientes del día, podría jurar que se colaba a través de la llamada y la abrazaba acariciando su cabeza con una cadencia y armonía sin igual…… realmente hay personas con suerte en la vida. Le pregunté en alguna oportunidad si practicaba yoga o hacia meditaciones pero me aseguró que no, creo que personas como el no padecen enfermedades porque evaden los conflictos y las malas situaciones, al parecer vibran en una sintonía diferente que no todos pueden alcanzar.
Muy por el contrario al señor Orlando eran el Presidente y el Gerente General el primero era un señor muy entrado en edad con un sinfín de achaques, que se negaba por todos los medios a retirarse y aunque acudía a la oficina todos los días la mayor parte del tiempo estaba indispuesto, por lo que el segundo al mando era quien se encargaba de todo, y dirigía la Compañía a su antojo, este personaje sí que era de armas tomar. Desconfiado en exceso, obtuso, obstinado, dramático y patán. Se podía decir que en todos veía un enemigo o una persona malintencionada con una propuesta que lo llevaría al fracaso, dudaba de todo lo que se le decía o se le sugería, chequeaba cada papel o documento diez veces antes de aprobarlo. Los comentarios de pasillo indicaban que el primero era un títere en manos del segundo pero en tanto me limitara a mis funciones y no tuviera ningún encuentro difícil con alguno no me preocuparía por ellos.
Entre los empleados más afines a mí se encontraban cuatro encantadora mujeres 2 pertenecían al área contable, una a la sección de Aduanas y la otra en importaciones, con todas enganché desde el primer momento, fui bien recibida y conformamos un equipo súper increíble, era de esperarse cuando no estás buscando nada permanente y solo estas de paso pasan estas cosas, encuentras las mejores personas con las mejores actitudes.
Habían transcurrido dos meses desde mi incorporación a esta empresa y David aun no conseguía un empleo fijo, se le veía afligido y agotado, le pedí en más de una oportunidad que se quedara en casa, que no era necesario que madrugara todos los días para acompañarnos a la ciudad que bien podía alternar algunos días en el transporte urbano pero se negó y un día en el camino de retorno a casa, estando relativamente cerca vivimos un momento sumamente espeluznante, al girar para salir de la autopista principal y tomar la desviación hacia los valles mirandinos el carro patinó y se deslizó rápidamente, ocasionando que sufriéramos una fuerte embestida contra la defensa, afortunadamente y gracias a Dios en ese momento no transitaba ningún otro auto cerca de nosotros y como pudo David maniobró rápidamente y pudo controlar el auto, saliendo todos ilesos excepto por una pequeñas magulladuras en los brazos y un dolor muscular en el costado derecho que estuvo fastidiándome por varios días, producto de la acción de girar violentamente para sujetar a Alejandro que dormía en el asiento trasero; el automóvil también sufrió serios daños pero por suerte aún se encontraba vigente el seguro del auto y esto nos ayudó a cubrir parte de los gastos de reparación; evidentemente tuvimos que dejar el auto en el taller y desplazarnos en bus por varias semanas
Cuando hago un recuento de por qué nos ocurrió este percance entiendo que se trató de cansancio extremo y falta de sueño, hablando con David sobre ello se desbordó en llanto y disculpas atribuyéndose la culpa al aceptar que se había quedado dormido al volante por un breve instante, no encontré como consolarlo y solo lo abracé, mientras le decía:
── Mi amor no fue tu culpa, yo también debía estar alerta, pendiente de ti, conversando contigo pero creo que también te fallé, esto fue solo un altercado y quizás una pequeña advertencia, un jalón de orejas del universo para que estemos más atento en adelante.
── ¡Anímate¡ y no dejes que esto te afecte más.
── Enfoquémonos en prestar más atención y mejorar cada día.
Un día siguió al otro faltaba poco para terminar mi contrato en la empresa de fletes, mis compañeras estaban muy compenetradas conmigo y no querían que me marchara, el Presidente también se sintió confiado e identificado conmigo, y sin prestar atención ni darme cuenta cuando ocurrió de repente estaba involucrada con él hasta el punto que pasaba varias horas de la mañana asistiéndolo en sus actividades, desde estar pendiente de sus tratamientos, gestionarle sus reuniones, redactarle y prepararle algunos documentos hasta escucharlo detenidamente cuando solo deseaba conversar, incluso cuando me dirigía al banco por algún trámite personal me solicitaba que le retirara efectivo del cajero. Se podía decir que me había ganado su confianza, y viniendo de personas como él se podía decir que fue un gran desafío.