La Historia de Jorge

Capítulo IX: El pasajero del taxi...

Conforme iba pasando el tiempo, ya no lograba escuchar ni sentir nada más a nivel espiritual, el dinero y los placeres de la vida me convirtieron en alguien aparentemente "normal", en pocas ocasiones veía cosas, más no lo tomaba en cuenta, lo ignoraba, pasaron tantos años que no recordaba nada relacionado a eso, me había convertido en la persona que siempre quise ser, igual a los demás, amante de los placeres de la vida sin preocuparme por nada más.

Me gradúe en la Universidad, tuve aventuras, noviazgos serios y no tan serios, hasta llegué a casarme y a fracasar también, un hombre normal que solo pensaba en dinero, trabajar, tener una buena vestimenta y un buen carro, los fines de semana me iba a tomar licor con mis amigos, criticar a aquellos que tenían problemas mayores que los míos, estaba adaptado al sistema completamente, estaba totalmente desprendido de lo espiritual, lo más importante era tener el dinero para mantener una vida normal, como la que estaba llevando.

Mi carrera estaba en el área policial, trabajaba en la parte administrativa, era jefe de un departamento, todo era paz y tranquilidad hasta que mi hijo recién nacido comenzó a padecer de neumonía, por la gravedad de la enfermedad lo tenían hospitalizado en terapia intensiva, mi desesperación y mi temor de perder a mi único hijo me llevó a convertirme en un taxista pirata, para lograr reunir 70 mil bolívares para una ampolleta llamada Venuglobulina que era el antídoto que le salvaría la vida a mi hijo.

Eran tiempos difíciles para mí, a toda costa tenía que conseguir dinero, al final de la tarde culminaba las labores administrativas en mi trabajo, salía a ver a mi hijo y luego comenzaba a trabajar de taxista.

Eran días de octubre, no había movimiento en las calles, muchos taxistas desocupados, ya tenía más de una hora manejando y nadie tomaba mis servicios, cuando me percaté que a unos 100 metros había un hombre de muy mal aspecto con una braga azul de mecánico toda rota, un maletín negro muy viejo que lo sostenía muy fuerte debajo el brazo derecho, con desespero y afán le gritaba a cada taxi que pasaba al frente de él, pero por su aspecto ninguno se detenía. Tomando mi arma de reglamento me dije:

−Lo voy a llevar, pero voy a estar muy atento.

Al llegar al frente de él detuve mi carro y le digo:

−A la orden.

El hombre con mucho afán me dice:

−Gracias señor por pararse tengo más de dos horas ahí de pie y nadie quiere llevarme.

Le respondo:

−¿Para donde lo llevo?

Era un hombre moreno, despeinado y con toda la ropa sucia; abre la puerta del carro y se monta diciendo:

−Para Caricuao señor, dele rápido por favor.

Al salir de la avenida y tomar la autopista el hombre interrumpe el silencio diciendo:

−Gracias amigo tenía mucho tiempo parado allí, había dos hombres mirándome con mala intención.

Me dije dentro de mí:

Lo que le estaban mirando el mal aspecto que tenía.

Él continuaba diciendo:

−Acabo de hacer una negociación, vendí un camión y me lo pagaron en efectivo.

Alzó el maletín y lo abrió para mostrarme todos los paquetes de billetes que tenía, con tanta admiración solo pude decir:

−Guao.

Continúa diciendo:

−Son 45 millones hermano ya entiendes por qué estaba nervioso.

Le respondo:

−Ahora usted me puso nervioso.

Prosigo diciéndole:

−Yo soy policía y estoy armado, voy a llevarlo hasta su casa.

El hombre muy agradecido me dice:

−Que Dios te bendiga.

Seguía manejando pendiente que nadie nos siguiera, llegamos al destino, el hombre me dio 20 mil, le di las gracias por haberme pagado más de lo que le había pedido, me contente mucho con eso.

Recuerdo que detuve el carro en la acera del otro lado de la entrada al hospital, el cansancio no me dejaba caminar, eran las 6:15 pm y me dije:

−Voy a descansar 15 minutos y entro al hospital a las 6:30 pm.

Apoyo la cabeza y cierro los ojos, en el sueño me veo caminando, cruzo la calle hacia la entrada del hospital y escucho un disparo, me detengo en todo el medio de la calle cuando seguidamente escucho la otra detonación, siento un puyazo en la parte de atrás de mi cabeza y desde el puyazo todo se iba poniendo frío, mi cuerpo no lo sentía, mientras me desplomaba en el piso mi vista era fija mirando el cielo azul y la luz de un farol, no podía moverme, solo escuchar a la gente que gritaba:

−Le dispararon al muchacho, corran llamen a un médico.

No sentía nada, el cielo y el farol se iban tornando oscuro cada vez más, hasta que todo quedo por completo oscuro. Me levanto exaltado, sudando y mirando por todas partes, me encontraba sentado dentro del carro, veo la hora y son todavía las 6:15pm, dije:

−¿Qué es esto? No ha transcurrido nada de tiempo.

Con asombro comienzo a cerrar las ventanillas del carro y cuando salgo para recibir aire fresco por lo sudado que estaba, tranco la puerta y escucho un disparo, me agacho y comienzo a subir la cabeza para ver quién había disparado cuando seguidamente escucho el otro disparo, empecé a temblar, escucho las mismas palabras de la gente en el sueño:

−Le dispararon al muchacho, corran llamen a un médico.

Me levanto para observar con temor y veo un muchacho en el medio de la calle con un disparo en la parte de atrás de la cabeza y con los ojos abiertos mirando al cielo, me dije:

−Dios mío, sentí todo lo que el sintió en su último momento.

Llegaron los médicos y la policía, me aparté, todavía estaba en estado de asombro, me saluda un compañero de trabajo y le comento:

−Cada vez la delincuencia está peor.

Él me responde:

−Si mi inspector tenga cuidado que esta zona es muy peligrosa.



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En el texto hay: amor, espiritual, clarividencia

Editado: 01.03.2020

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