Gracias al señor José y al doctor Julio, logré sacar el carro del estacionamiento le reparé unos detalles mecánicos y puntualmente estuve para buscar al doctor Julio, al llegar me vio con mucha alegría y me dijo:
-Sentí a mi padre en el balcón anoche ¿cómo puedo pagarte toda la tranquilidad que me has brindado?
Le respondo con mucha pena:
-Doctor, soy yo el agradecido y si de alguna forma usted quiere ayudarme, le pediré que me guíe en esta situación a nivel espiritual, que me quite todas estas dudas y confusiones que tengo.
Él me respondió:
-Claro, pero hoy necesito que me esperes porque tengo dos consultas ¿me esperas?
Le replico:
-Claro doctor ¿me puedo sentar en su sillón?
Me dijo con cariño:
-Por supuesto viejito.
Me senté y tomé una revista para ojear mientras esperaba y dentro de la revista vi un paisaje hermoso, era un lugar de Perú llamado Machu Picchu. ¡Que bonito lugar! Algo me atraía del paisaje, sentía algo así como si quisiera ir para ese lugar de inmediato, tanto fue que lo pensé, que me quede dormido en el cómodo sillón, me sentía caminando por todo el lugar, eran ruinas de piedras que transmitían un calor extraño, sentía como si dentro de mí había una alegría muy grande.
En el lugar había una bajada llena de puras piedras, me agaché para tomar una ya que su color era extraño y muy llamativo, algo así entre gris y un azulado oscuro, la tomé en mis manos y continúe paseando en el lugar, cuando de pronto suena la puerta de la oficina del doctor y me despierto, trato de sentarme correctamente, abro mi mano y me doy cuenta que tengo en mis manos la piedra oscura que había recogido en mi sueño.
Limpiándome los ojos para aclarar la vista y ver bien la piedra que tenía en mis manos, sale el doctor con una señora y me dice:
-Viejito ¿Por qué tan pálido?
No le respondí, acompañó a la señora a la entrada y al regresar me dijo:
-¿Por qué miras esa piedra de esa forma?
Le dije:
-Doctor, no me lo va a creer, me puse a leer esta revista y me gustó mucho este lugar.
Mostrándole la revista y él con paciencia escuchándome le continué diciendo:
-Doctor, me quede dormido en el sillón, soñé que fui para ese lugar y estando allí bajé por un pasadizo que me llevaba a un lugar más apartado, pero me detuve a mirar las piedras que estaban en el piso y el ruido de su puerta me despertó, sentí mucho dolor en mi pecho y una fuerte picazón en el ombligo, al abrir mi mano estaba la piedra que recogí en mi sueño.
-¡Jajaja!
Se ríe el doctor entre asustado y a la vez sarcástico, me dice:
-No puede ser viejito.
Le respondo:
-Lo mismo pienso, pero ¿cómo llegó la piedra a mi mano?
Estiro mi mano para mostrarle la piedra, al mirar mi mano y la piedra sin tocarla me dice:
-Espérame aquí sin moverte.
Yo obedeciéndole, me quede inmóvil, él entró a su oficina y rápidamente salió con otra piedra y me dice:
-¡Esto no puede ser! Tengo en mi mano una piedra traída de Machu Picchu, la recogí yo mismo en un lugar parecido donde me dices tú que estuviste en tu sueño.
Abre su mano y veo una piedra exactamente igual, le doy la que tengo en mi mano y la comparo diciendo:
-Es increíble son totalmente iguales.
Sentándose en el sillón asombrado, mirando las dos piedras y me dice:
-Viajaste en astral y materializaste.
Le respondí incrédulamente:
-¿Viajé en qué?
Me replica:
-Si en astral, tú esencia o espíritu viajó saliendo de tu cuerpo, pero lo más asombroso fue que materializaste un objeto y lo trajiste aquí.
Pensé de inmediato:
-¿Qué locura es esta? No entiendo ni papa.
Julio al ver mi rostro me dijo con una sonrisa:
-Viejito, sé que no me entiendes pero te voy ayudar, pasa por aquí.
Me colocó su brazo sobre mi hombro y caminamos juntos a su oficina, me dice:
-Comenzaremos todas las tardes, cuando me vengas a buscar te daré una hora de enseñanza para que puedas entender lo que haces y sientes.
Le respondí:
-Me encanta la idea doctor estaré entonces una hora antes de buscarlo para que me enseñe todo lo referente al campo espiritual.