Capítulo 5

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—Ya cariño, no llores, mamá está aquí—mormuraba Dalla, dando vueltas con su hijo de tres años.

—¿Que tiene, mi cachorro?—pregunto Gardar entrando a la habitación de su hijo.

—No sé, está llorando desde hace rato—dijo ella antes de que Gardar le quitará al niño—¿Sigues enojado?

Gardar la miro serio, aun seguia enojado con ella por haberle ocultado la verdad.

—Ire adar una vuelta con el—informo para salir de ahí.

Sin poder evitarlo Dalla soltó un sollozo, le dolía que su pareja le sea indiferente pero ella no podía hacer nada, solo esperar a que ellos entendieran el porque calló.


 

...


 

—Kirby—lo llamó.

—Si, mi señora.

—¿No sientes el clima un poco nostálgico?.

Kirby miro a su dueña, sus ojos verdes brillaban el la oscura noche.

—No mi señora, la nostálgica es usted.

Eir suspiro, algo en su interior la tenía inquieta y le frustraba no saber la razón del porque.

Entonces un recuerdo llegó a su mente, esa sensación fue la que tuvo unos días antes de que la llevarán al laboratorio.

—Si talvez.

Estubieron un rato callados hasta que el viento se hizo más fuerte, y los truenos se asomaban en el cielo oscuro.

—Mi señora, ¿lo siente?—maulló Kirby.

—Si, los seres están de luto.






 

...




 

—¿Que está pasando?—preguntó Dalla saliendo al patio viendo el caos, el viento parecía que volaria la casa y los truenos parecía que acabarían callendo encima de ellos.

Cuando bajo la vista vio a su esposo, hijo y sus amigos arrodillados.

—Acaban de matar a un Alpha—mormuro Einar.

Un jadeo salió de los labios de Dalla.

—Gardar...—mormuro Dalla al ver a su esposo levantarse y salir de la casa.

—Dejalo Dalla, esto es muy difícil para el, para todos—dijo Daven, cargando a Kett—Ire a dejar al niño a su cuarto.

—Dalla, ayer disgiste que la única persona que pudiera acabar con está guerra, es la Inmortal, ¿por qué?—hablo Einar.

Dalla lo miró.

—Porque ella me lo dijo, ella dijo que sólo el poder de los cinco seres más grandes y poderosos pueden acabar con los elegidos.
Y desde ahí supe que ella tenía un poder más grande del que hablan.

Einar y Bera se miraron confundidos.

—¿Los elegidos?—pregunto Einar.

—Si, me lo dijo cuando yo tenía siete años, pero ya no se más, cuando intenté hablar con ella sobre eso unos años después, solo dijo que yo era una niña y había confundido las palabras—dijo caminado de regreso a la casa.

—Y como es que se fue tan tranquila si te quería mucho.—pregunto Bera—¿No se supone que tenía que llevarté con ella, o cómo le hacía  para ver si estabas en peligro o algo?.

Hubo unos minutos de silencio antes de que Dalla corriera hacia su cuarto tirando sus cosas por dónde sea.

—¿Dalla que buscas?—preguntaron todos asustado por el cambio tan radical de ella.

Pero ella no contesto hasta que sacando una caja antigua debajo de su cama suspiro con tristeza.

—Eir, medio un collar, dijo que cuando la necesitara, ella regresaría.

De la caja saco un collar de corazón transparente, la cuerda era color negra.

—¿Y que piensas hacer con eso?

Dalla no contesto, su mente revivía los recuerdos de su pasado.

«—¿Ya te vas?.

—Si, Dalla—Eir suspiro con tristeza—Se que me odias, que estás confundida, pero quiero que...cuando estás harta de todo que cuando sientas que ya no puedes, que cuando tú corazón me aya perdonado, uses este collar, solo tienes que vertir un poco de tu sangre y cuando esté lleno, sabré que tengo que volver a tú lado—hablo Eir dejando un collar en forma de un corazón transparente, echo de cristal en la mano de la joven.

Para luego dar media vuelta e irse lejos.»

Una lágrima resbaló por su mejilla, y armandose de valor agarro las tijeras que estaban en su peinador cortando la palma de su mano dejando caer la sangre en el corazón del collar.

—¿¡Que haces!?—grito Gardar entrando a la habitación.

Su sangre era negra y espesa, clara evidencia de que poseía la sangre de la Inmortal.

—A llegado la hora de que está guerra acabé.







 

Datos*

No suelo utilizar mucho Littnet, así que les pregunto, ¿alguien sabe si se puede poner una imágen?

Se los agradecería mucho.

Saludos 
Marilú