La Legión de los Malditos

Linaje Oculto

Lorian espero un rato sobre el suelo antes de interceder su herida, respiró profundo mordiendo el costado de su capa mientras sus tejidos se regeneraban lentamente; la joven se encontraba, además de adolorida, preocupada, nunca había practicado curarse a sí misma o alguien más, por lo que hacerlo rebajaba sus energías de forma apresurada. Kiar no se movió de su lugar, observaba a la joven como si la analizara, por lo que en el momento en el cual notó que Lorian se hallaba lista para partir, el lobo se tomó la responsabilidad de guiar el camino.

Llegaron juntos a la choza, Lorian pensaba emocionada en preparar su tarta, pero al entrar a la cocina y encontrar a su madre en la cocina, con una lúgubre expresión en su rostro, sus alertas se dispararon.

— Madre ¿Te encuentras bien? —preguntó Lorian inmediatamente, la vista de Caliza se deslizó hasta Kiar y un leve suspiro le vino acompañado a la acción. La joven pensó que se debía a la presencia de lobo, por lo que se apresuró a justificarse —Prometo que dormirá afuera, no será molestia.

— No creo que sea una molestia, Lorian, será de gran ayuda para manejar tus dotes, después de todo, es un mensajero de dioses —Caliza hace una pausa para luego continuar —Pero con su llegada se avecinan nuevos tiempos y es mi deber como oráculo comunicártelo.

Lorian se sintió desconcentrada por un momento, su madre nunca había reparado en ella por una de sus visiones.

—Ayer te has convertido en adulta, Lorian, estás entrando en una transición en las cual tus dotes se desarrollarán, esas habilidades que de niña tanto temías serán parte de ti más que nunca y tengo el pesar de relatarte tu historia. Mi sangre no corre por tus venas, tu madre fue una valiente Callh que arriesgo su vida para salvarte, y al hacerlo, tú terminaste en mis brazos con el deber de protegerte —una ligera lágrima se deslizó por el rostro de Caliza al contar la verdad que tanto había ocultado, por la cual los dioses le presionaron tanto.

—Hace tantos años ya, una mujer se presento a mi puerta con una pequeña bebé en sus brazos, pero esta niña era diferente, sentí su poder al mirarla, su esencia inundó cada lugar del bosque desde entonces —Caliza hizo una pausa, mirando temerosa a Lorian —Esa mujer estaba siendo perseguida por los caballeros del rey y me suplicó que cuidara a su hija, y yo acepté.

«Esa niña de ojos expectantes y de gran sabiduría eras tú. Desde entonces la responsabilidad de tu cuidado no sólo me fue encomendada por tu madre, la reina, también por los dioses. Kiar está aquí para asegurarse de tu protección desde el día de hoy, ya que debes partir.»

Lorian mira sus manos mientras analiza la información, sin pestañear pero con un terrible dolor en el pecho — ¿Qué sucedió con ella, con mi madre? —cuestionó con la garganta seca.

—Murió, a manos de los caballeros de Shullak —murmuró la anciana con la mirada perdida —Cuando te dejó conmigo lo hizo junto a un sobre, Lorian, es para ti.

La joven con el alma destrozada tomó el sobre entre sus manos. Los dedos de Lorian de repente buscaron de forma inconsciente romper el costado del sobre, dejando caer el contenido frente sus ojos. Un collar junto una carta.

Lorian abrió la carta, percibiendo el antiguo olor del pergamino, fue cuando decidió leerla.

Aún con dudas inundándola, Lorian, ahora reconocida así misma como Nyliare, tomó el collar con sus manos para luego depositarlo en su cuello, dirigiéndose a Caliza dijo —Perdón si me dirijo estaba vez a ti no diciéndote madre y sintiéndome traicio...

Aún con dudas inundándola, Lorian, ahora reconocida así misma como Nyliare, tomó el collar con sus manos para luego depositarlo en su cuello, dirigiéndose a Caliza dijo —Perdón si me dirijo estaba vez a ti no diciéndote madre y sintiéndome traicionada, todo esto me es algo difícil de asimilar, es demasiado.

—Lori... —Nyliare levanta una mano interrumpiendo a Caliza.

—Mi nombre es Nyliare de Calluhn, Caliza —dijo ella, dejando helada a aquella mujer que cuidó de ella tantos años —No puedo seguir permitiéndote que me llames Lorian

Nyliare se levantó de la silla donde se encontraba para luego dirigirse a su habitación siendo seguida por Kiar. Entró al lugar sintiéndose destrozada ¿Quién era ella más que un nombre con una responsabilidad exorbitante? Nyliare cayó en sus rodillas superada por el dolor de saber que su verdadera madre estaba muerta; Kiar la observó y luego se acurrucó al costado de la joven, compartiendo su lástima.




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