Aquel descanso había sido necesario para todos los Callh, y aquel caudal permanecería como un lugar de gran importancia en el corazón de Nyliare. Sin embargo, era necesario continuar con su misión. En cuanto los Callh se sintieron descansados y con sus energías recargadas, siguieron su camino. Los niños volvían a jugar y los adultos recordaban nuevamente como sonreír con sinceridad. Nyliare se sintió feliz de lo bien que había resultado su idea, mucho más ahora que caminaba aun más cerca de Ashka, quien tomaba su mano sin pena a que otros pudieran juzgarlos.
Al cruzar la frontera, una pequeña línea que separaba a Calldesh de Calluhn, no notaron el cambio climático por el eterno frío que cubría las montañas heladas de Calldesh, pero ante el aviso por parte del Concejal Clyte, todos los Callh celebraron por encontrarse tan cercanos a su objetivo. Nyliare, mucho más que lo otros, sintió que se liberaba de un peso que le impedía respirar; aunque aún no estuvieran en el reino, estar en ese territorio los hacía sentir seguros, a salvo de la terrible influencia que Shullak podía ejercer en otros reinos
Calldesh era diferente a los otros reinos, era un reino donde la luz estaba asegurada, y que poseía defensas naturales. Sus montañas impedían el paso desde Shullak, atravesar los desiertos de Dehike sería entregarse a la muerte, por lo que el único paso era a través de los bosques de Calluhn.
Pero al sentirse tan cerca, Nyliare empezó a pensar de forma imparable los ciclos lunares que habían pasado desde que su misión había empezado. 5 lunas llenas en las cuales había estado luchando o investigando; Nyliare sabía que un suceso importante ocurriría cuando llegara su 6 luna llena.
Los dioses le habían dado un regalo a Nyliare, una pareja eterna para acompañarla durante su vida mortal, quien podría aliviar sus penas y recordarle siempre su camino en la luz. Y la elegida sería capaz de encontrarlo en cuanto la sexta luna llena de su mayoría de edad se elevara en el cielo.
Era un suceso importante en la vida de las elegidas, y la mayoría de ellas esperaban toda sus vidas para encontrar a sus almas. Pero Nyliare estaba aterrada de por lo que pasaría cuando lo encontrara, porque a su lado estaba Ashka, tomando su mano durante todo el camino. Y aunque el soldado estuviera consciente de lo que eventualmente ocurriría, Nyliare sabía que eso lo lastimaría y lo alejaría de ella.
La elegida nunca había tenido amigos, pero Ashka era lo más parecido a un amigo, uno muy íntimo y cercano, sin embargo, su corazón latía descontrolado ante las dulces acciones del soldado, y sabía que correspondía los sentimientos del Callh aunque sea en una pequeña medida. Nyliare sabía que desde ese momento en el que conoció a Ashka, con ese sentido de ayudar sin siquiera conocerla, que él debería estar a su lado, porque el amor que le tenía a aquel soldado iba más allá de lo romántico, le tenía gratitud y admiración.
Pero Nyliare no podía evitar pensar en quién sería, habían miles de posibilidades, e incluso este podría ser Ashka, podría estar preocupandose sin razón.
La nieve del camino empezaba a derretirse a sus pies, y los Callh empezaban a presenciar las hermosas montañas que rodeaban Calldesh, tomando forma de picos cubiertos hielo. El suelo, sin embargo, era la tierra mojada con rastros de nieve por los pasos de los Callh. Al avanzar, Nyliare pudo notar en el suelo, saliendo entre la tierra como si el frío no le afectara en lo más mínimo, un bello tulipán amarillo; la elegida quiso tomarlo, así que lo hizo para luego depositarlo en su cabello.
La mayoría de los Callh parecían hipnotizados por la belleza del escenario, no por nada Calldesh era uno de los lugares más hermosos de Nylhella, pero Nyliare parecía más concentrada en llegar las puertas del alma que en reparar en si las montañas parecían bañadas en nieve escarchada.
Nyliare se posició junto con los concejales y los Blaine al principio de la caravana, e insistió en apresurar el paso para llegar a las puertas del alma antes de que el sol empezara a bajar.
Las puertas del alma era una defensa que poderosos Damnares, seres que controlaban los derivados a los elementos principales, habían creado. Las puertas sometían a duras pruebas a todo aquel que intentara ingresar a Calldesh, y así se aseguraban que todo rastro de oscuridad se quedara afuera del reino helado. Muchos no lograban atravesar las puertas, pero Nyliare esperaba que toda su gente pudiera hacerlo.
Cuando unos inmensos muros hechos de hielo sólido surgieron del suelo hasta alcanzar las nubes, Nyliare supo que habían llegado a su destino. Pronto los Callh miraban a la elegida en busca de aprobación, alguna indicación.
—Tienen que acercarse a las puertas. Ellas sentirán su presencia e ingresaran en su mente, deberán ser sinceros por completo, y solo así podrán atravesar —indicó Nyliare, poco a poco en pequeños grupos se acercaban a las puertas y caían en trance, uno de los primeros en pasar fue el concejal Clyte.
Los minutos pasaban con lentitud mientras Nyliare esperaba a que su gente atravesara las puertas, esperando que nadie se quedara atrás. Pronto solo los Blaine y Nyliare sobraban en las afueras de Calldesh, así que Nyliare decidió acercarse a las puertas, permitiendo que la influencia y el poder de los Damnare ingresara a su mente.
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Editado: 24.12.2019