La Legión de los Malditos

Revelaciones destinadas

Nyliare se aproximó a la rotonda que se había formado justo al centro del asentamiento. Todos los Nikes parecían estar presentes, adorando aquel momento tan especial en el que la luna se posaba sobre ellos reflejandolos con su intensa luz. La elegida estaba nerviosa, no quería fallar y decepcionar a su gente, incluso a Zharek, quien la había acompañado con las intenciones de tener alguien en quien creer y seguir en la recuperación de su propio reino. 

Por años, Shullak había controlado Nylhella sin importar el bienestar de sus habitantes. Dehike y Calldesh habían sobrevivido a duras penas, con exportaciones entre ambos reinos en las cuales intercambiaban sus menguantes recursos, que cada vez más parecían ser más difíciles de conseguir. Y Calluhn; el reino había sido drenado de su vida, las siembras no florecían como antes lo hacía, y la gente vivía con el miedo de que alguien descubriera su añoranza por el antiguo reinado. 

Nyliare sabía que aquella era su única oportunidad. Debía salir de esa montaña acompañada de un ejército, en dirección a Calluhn, o simplemente no iría a ningún lugar, porque su destino habría sido destrozado, y su vida no valdría nada. 

La elegida, junto a su otro oponente, realizaron la oración, con sus rostros en dirección a la luna llena, con sus brazos abiertos en bienvenida a toda energía que pudieran recibir y le desearon a su oponente bienestar. 

Todos los espectadores se encontraban presentes con el interés siendo expresado en sus acciones. Los tres jefes dieron inicio a la pelea con el grito acostumbrado y el Nike se lanzó en dirección a Nyliare, sus movimientos eran fluidos y se centraban en acertar golpes en el cuerpo de Nyliare. 

Muchos de ellos sacaron de balance a Nyliare, el dolor de un solo golpe era impresionante, el poder de los Nikes no debía ser subestimado. En el momento en el que Nyliare atacó de vuelta, el Nike previó su movimiento usandolo en su contra, al tomarla por una de sus piernas y haciéndola caer como una torpe. La elegida no pudo detener ninguno de los siguientes golpes, y sabía que su cuerpo se encontraba magullado bajo el peso del cuerpo del Nike, pero para entonces, ella ya había tenido tiempo de estudiar a su oponente. 

Nyliare logró zafarse del Nike, golpeando detrás de sus piernas con toda la fuerza posible buscando desestabilizarlo, su pequeño logro consiguió darle un corto periodo de tiempo para sacar ventaja de su velocidad y el menudo tamaño de su cuerpo. Así mismo, Nyliare decidió aplicar toda su fuera en sus piernas al dar un salto y aprisionar el cuello de su rival entre sus piernas. El cuerpo del Nike cayó como un saco de arena contra el suelo, emitiendo el impacto un eco que hizo que todos los espectadores contuvieran el aliento. La elegida podía sentir la cantidad de presión que sus piernas hacían al cuerpo del Nike contra el suelo, pero también sabía que no se detendría hasta que este se rindiera. 

De un momento a otro, el Nike logró liberarse de la llave de Nyliare al invertir la posición en la que se encontraban, pero ella no buscaba ser derrotada. Cuando todos lo Nikes pensaron que la elegida estaba a punto de ser vencida por su campeón, esta recurrió a una antigua técnica de los Callh al golpear el pecho del Nike con su palma, el cuerpo del luchador se deslizó varios metros atrás y Nyliare, cansada y sin ganas de seguir, acertó una dura patada en el rostro del Nike, dejándolo fuera de juego de inmediato. 

Los espectadores mantuvieron silencio. Nyliare había vencido. Todos estaban estupefactos, nadie pudo reaccionar hasta que los jefes, con voz grave, emitieron el último anuncio. 

—Mañana partiremos junto a la elegida a Calldesh. Todo  este tiempo hemos entrenado para fortalecernos, por todo el tiempo en el que estuvimos preparándonos, hemos sido recompensados por los dioses con una Valgt que nos guiará a la batalla, una guerrera. Estamos a su disposición —y como si todo hubiera estado planificado, cada Nike se arrodilló ante Nyliare, incluso Jone. 

La elegida vio a todas esas personas arrodillarse ante ella, y la emoción la sacudió por completo. Por instinto, Nyliare corrió a Zharek, y apretó su cuerpo con devoción mientras le agradecía por haberla acompañado esa noche, por haberla instruido. 

Los Nikes se retiraron y los moretones de Nyliare fueron atendidos por un cuidadoso Zharek. Pero la mente de la elegida se encontraba en otros lugares en esos momentos, y nada podía sacarla de enfoque, ni siquiera las manos de príncipe acariciando sus rodillas. La elegida imaginaba lo que estaba por venir, visualizaba a los Nikes afilando sus armas con emoción, abrazando a sus familias y despidiéndose antes de que fuera la hora de partir. 

Por unos minutos, Nyliare se sintió increíblemente culpable; llevaba a todas esas personas a la guerra sin poder asegurarles que volverían a ver a sus familias. La elegida sabía que habrían muertes, y no estaba segura si estaba lista para afrontar esa realidad.




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