La Legión de los Malditos

Desierto interminable

La mañana siguiente había recibido al grupo seleccionado para el viaje a Dehike, las personas en el pueblo se despedían de sus seres queridos y procuraban recordarles que sus oraciones a los dioses serían únicamente por su bienestar. Nyliare, por otro lado, sentía que sus emociones oscurecían el panorama incluso cuando Zharek se encontraba a su lado tratando de hacerla sentir mejor, pero la presencia del príncipe no era suficiente. 

La elegida esperaba que Ashka fuera a despedirse de ella, pero entre los Callh presentes no sobresalía su figura como siempre lo hacía, sin embargo, los gemelos sí estaban ahí. Firmes tal soldados, los Callh esperaban que todo resultara tal planeado pero, aun así, estaban ahí para apoyar a su amiga. 

Todos los viajeros preparaban sus ropas, sus cuerpos temblaban mientras trataban de ignorar las ligeras ropas que les serían de gran ayuda cuando atravesara la frontera de Calldesh hacia el eterno desierto y sintieran la ola de calor. Zharek estaba familiarizado con el fuego que continuamente manaba del suelo de Dehike, pero no era para nada placentero. 

Los constantes viaje de Zharek a Dehike lo hacían el único en Calldesh con el potencial como para guiar ese viaje; Nyliare había reconocido que su experiencia en dichas travesías era bastante nula, por lo que había aceptado la ayuda del Damnare. 

Dehike era conocido en Nylhella como el reino desierto, un territorio formado por infinitas dunas de arena imposibles de escalar, con un clima seco que hace a cualquiera desear arrancarse la piel de los huesos. Sin embargo, aquel reino tenía sus toques indiscutibles de belleza, como sus brillantes suelos de piedra roja y una vegetación salvaje que nacía de las entrañas de la tierra sin necesidad de agua. 

Dehike podía ser hermoso tal cual un oásis, pero nunca se podrían ignorar los peligros que esconden sus extensas arenas. Los Salams son seres astutos y maliciosos que habitan en grandes nidos del desierto, son una raza nacida en Dehike, conocidos por nunca mantener la misma ubicación al ser un pueblo nómada. El problema con dicha raza, es que sus instintos eran controlados por su libido, y amaban jugar con los exploradores. 

Zharek una vez se encontró con un nido de Salams en uno de sus primeros viajes. Una situación riesgosa así como placentera, pero sabía que no era prudente que se tropezaran con un nido. Los Salams podían ser tanto como juguetones así como territoriales, eran predadores naturales en Dehike. 

El viaje había empezado y el grupo salió a través de las puertas del alma. La mirada de Nyliare volvió a ver el paisaje de Calldesh una última vez ante de seguir su camino, y su oración fue lanzada al aire como una plegaria que solo los dioses podrían escuchar. Un paso más para cumplir su misión, y el recuerdo de su madre podría ser dejado en paz. 

Zharek tomó la mano de Nyliare y juntos emprendieron la caminata a Dehike, ambos poniendo todas sus esperanzas en el otro. El camino no era tan largo como lo era de Calluhn a Calldesh, no les tomaría días, sin embargo, serían unas largas horas para atravesar el desierto antes de llegar a Dehike. 

En el camino, Zharek trataba de mantener a la gente unida, asegurándose que nadie se quedara atrás o fuera succionado por la arena, pero aun así, su atención seguía desviándose a la elegida. Estaban tan bien, y ahora ella permanecía tan callada. El príncipe necesitaba el apoyo de Nyliare en ese lugar, sin ella podría distraerse en cualquier momento. 

—Cruzaremos el desierto pronto, así podremos hablar con los reyes de Dehike —Nyliare asintió, con sus ojos perdidos en la inacabable extensión de arena — ¿Te ocurre algo, no es así?

Nyliare tardó unos minutos en decidir si charlar sobre eso con Zharek, pero en al momento supo que en cualquier momento podría saberlo. Ashka era una persona importante en su vida, pero no quería ofender al príncipe con el amorío que había tenido antes de conocerlo. 

La mayoría de las elegidas esperaban toda su existencia hasta encontrar al indicado. Muchas murieron sin hacerlo, otras fueron traicionadas por estos, ella había entregado su amor sin importar la persona que esperaba por ella. Nyliare en su momento había decidido no esperar a su alma, pero sí había encontrado al indicado. Ashka había sido todo lo que ella hubiera deseado. 

Por lo que explicó, y el príncipe escuchó sin juzgar y sin proferir palabra.

—Te he encontrado, eres mi alma y estamos destinados a pertenecernos el uno al otro y, en algún punto, amarnos eternamente. Estás a punto de liderar una guerra junto a mí y, sin embargo, no conozco nada de ti. Antes de ti hubo alguien más, y hasta ahora no pude creer lo mucho que me dolería alejarme de él, contigo siento una conexión que me llena de paz, pero con él la pasión y el cariño siempre desbordó. Siento que te he fallado, me he fallado al querer a alguien más. 




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