Antes de llegar al Valle de Ailur, ni Thormu era leñador ni Brunco era herrero, los dos eran pescadores.
Sus familias siempre fueron unidas y en su juventud decidieron compartir un bote pues necesitas de alguien en quien puedas depositar tu vida para pescar en alta mar y creían que su amistad era a prueba de tempestades; salían bien preparados, pasando a veces semanas en las frías aguas nórdicas, para volver cargados de valiosos peces y ser recibidos por una visión encantadora: Omalia, la hermana de Brunco y prometida de Thormu.
-¡Arriba!-Thormu siempre la levantaba en el aire, como si fuera una niña, eso la hacia reír-preciosa, te casaras con un loco.
-¿Por qué dices eso?
-Debo estarlo para dejar a la mujer más bella del mundo por irme a pescar-al abrazo fuerte-hueles a pino.
-Y tu hueles a pescado-dijo, pero sin apartarse.
-¿Para tu hermano no hay abrazo, Oma?-pregunto Brunco, y recibió uno enseguida.
-Me alivia tanto verte.
-Lo dices como si esperases lo contrario.
-Se más prudente y tu hermana dejara de preocuparse.
-¡Calla, tonto!, te traje un obsequio, Oma.
En medio de su viaje habían sido testigos de un espectáculo increíble; dos grandes cetáceos combatiendo, armados con cuernos que salían de sus caras, al terminar la batalla uno perdió su cuerno y Brunco insistió en recuperarlo, la larga lanza en espiráculo le pareció una obra de los Dioses.
-Es precioso, hermano.
-Ya te luciste-dijo Thormu-ahora ayúdame, muero por un baño y una cena caliente.
-Prepare cordero.
-¡Deja de darme razones para adorarte, mujer!
Eran sin duda épocas más felices, al llegar el invierno los muelles se cubrían de hielo y se daba fin a la temporada de pesca, Thormu y Omalia se casaron entonces y así disfrutaron del invierno juntos, Brunco se llegaba de visita, charlaba con su hermana o echaba un juego de dados con su cuñado, el resto del tiempo se dedicaba a reparar redes y botes en el pueblo, Thormu prefería ganarse el sustento adicional con la caza.
-¡¿Qué te paso?!-una tarde se presento con un moretón en la cara.
-Una pelea, Oma, no pasa nada.
-Voy a calentar unas hierbas.
-Una pelea, ¿eh?-dijo Thormu, luego de que ella entrara-te he dicho que no apuestes, eres un hombre sin suerte.
-Déjame en paz.
-Lo digo en serio, Omalia se angustia por ti.
-Solo quería ganar un poco más-bajo la voz-lo hago precisamente por Oma.
-¿Eso qué significa?
-¿Tu qué crees?-le miro irritado-ella te necesita aquí, con un bote más grande y algún dinero podríamos contratar a otros que pescaran por ti.
-¿Quieres remplazarme?
-¡Quiero que estés con ella!
Omalia volvió con un paño oloroso y cálido, lo puso sobre el golpe y noto que ambos parecían enfadados, nunca le gusto verlos enojados.
-Tendré un bebe-dijo de pronto.
-¿Qué?-exclamaron los dos.
-No he sangrado en dos lunas-se volvió hacia su esposo-vas a ser papá.
-¡Mi amor!-la alzo en alto-¡Me haces el más feliz de los hombres!
-¡Seré tío!
Ambos sonreían ahora y sus miradas se encontraron, la de Brunco bien podría decir, “¿entiendes ahora?”
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En su vida anterior los juegos de azar fueron la perdición de Brunco, no tenia suerte y era demasiado terco para admitirlo, resulto un premio irónico de parte de Ailur cuando le nombro Herrero y le quedaron prohibidos, ahora solo podía ver jugar a los demás.
-¿Qué opinan del nuevo Ladrón?-Relian venía a jugar a las cartas con Thormu dos noches a la semana.
-Es gracioso, lo pesque hurtando una de mis hachas, escapo gritando “¡Lo siento mucho!”
-También se llevo uno de mis afiladores.
-¿Lo viste?
-Le dio moras a los niños para que no le delataran, je, el pobre no sabe que son un par de bocones.
-¿Desean poner una denuncia?
-Lo estas ayudando, ¿no?-pregunto Thormu.
-No podría admitirlo ahora-dijo, mirando de soslayo a Brunco.
-Que no pueda mentir no significa que no pueda callar.
-Papá-Trigun se asomo a la sala-no puedo dormir.
-Papá está un poco ocupado ahora, cariño.
-Yo voy-dijo Brunco-anda, te contare una historia.
-Gracias, tío.
Las casas del Leñador y el Herrero son anexas, Brunco y Thormu habían construido una caseta entre ambas propiedades para dormir todos juntos, había tres camas, la de Brunco, la de Thormu y la del medio y más grande que compartían Trigun y los gemelos.
-Cobíjate bien, ¿Qué historia te gustaría?
-Háblame de mamá.
-El día más feliz de su vida fue cuando naciste, en mitad de la primavera.
-Siempre haces lo mismo-reclamo.
-¿Qué cosa?
-Te pido que me hables de mamá y hablas de mi o de papá, te evades.