La televisión de este tiempo es muy aburrida, no sé como Julián y tú duran horas y horas mirando esta pantallita - dice mi abuelo tocando con sus dedos el vidrio.
- Abuelo, esa no es la televisión, es el microondas - digo tapandome la boca con mis manos para no carcajearme.
- Aaaaaaah, por eso solo hay un canal "Sopa enlatada TV" - dice este y luego se une a mis carcajadas. - ¡Por fin saldremos de este lugar ! - dice este cerrando los ojos.
- Si, estoy tan emocionada. Juro que no estrañaré este infierno por nada en el mundo - digo con una gran sonrisa
- ¿Ni siquiera a la enfermera más divertida de toda la bolita del mundo? - dice Sally mi enfermera mientras entra a la habitación y se cruza de brazos.
- ¡¿Qué?! ¿A la vieja que me obligaba a seguir mis tratamientos por un año ? - ella me mira y pone la mano en su pecho de forma dramática - ¡Claro que si la voy a estrañar ! - corro hasta donde ella y la abrazo.
La verdad aprecio muchísimo a Sally, desde el primer día en el que todo el tormento comenzó, aquel veintitrés de noviembre, hace cinco años exactamente, mi madre estaba aquí a mi lado recibiendo la mala noticia de que su hija de dieciséis años era una anorexica.
Por más que le había dicho a mi madre que no estaba enferma y que yo no necesitaba ayuda de ninguno de esos estúpidos médicos.
Ese mismo día, fuí ingresada rapidamente al hospital de "San Luis Landa Plusvalía"
Y hace tres meses exactamente me di cuenta de una cosa la vida es frágil, preciosa e impredecible y cada día es un regalo de Dios, no es un derecho adquirido.
Creí morir, que ya nada tenía sentido. Pero Sally apareció y me dijo aquellas palabras que aunque fueron pocas por estas estoy viva ahora "Ten fe"
Y por estas cortas palabras ahora estoy dándole una última mirada al hospital, ya que me voy de ese infierno de vómito.
Ya estoy completamente sana.
Me han dado una dieta estricta y todo... pero al menos la seguiré en mi casa.
Me separo de esta lentamente y una lagrima delgada cae por mis mejillas al mismo tiempo que sonrío.
Ella pasa su dedo por mis mejillas y limpia mis lágrimas lentamente.
- ¿Nos vamos Clear? - me pregunta mi abuelo con una mochila en su espalda mientras me mira y sonríe de lado.
- Vamos...
Los tres salimos de la habitación y luego la cerramos.
Nos damos vuelta para irnos, hasta que me acuerdo de algo.
Mierda Iván.
- ¡Abuelo vengo tan rápido como flash, no hagas nada divertido en lo que vuelvo !
Él me sonríe deliberadamente y asiente rápidamente con su cabeza.
¡¡¡Hey!!, cuanta energía mi viejo.
Mi abuelo es el tipo de persona que no le importa mucho su edad siempre sigue siendo la misma persona y con los mismo ánimos.
La verdad no sé que le dieron de pequeño es muy energético.
Tiene setenta y cuanto y se comporta como niño de seis.
Je, je.
Dejo mi mochila aún lado y camino muy rápido por los pasillos, doblo por varias esquinas hasta llegar al ascensor.
Me subo en este junto con una enfermera que tiene en sus manos un sobre blanco y grande.
Parece que son unas pruebas.
Le doy al botón del quinto piso y espero.
Las puertas del ascensor se abren y yo salgo corriendo.
Lo siento, estoy muy emocionada.
Doblo una esquina y comienzo a ver los números de las habitaciones, ya me sé el número de Iván de memoria.
Y fuí pasando al lado de cada número 427, 428, 429, 430, 431 y
... Y mi destino... La habitación 432.
Abro la puerta despacio y entro mi cabecilla por esta... la señora Golley, su madre gira a ver y me sonríe
- Pasa Clear, Iván te estaba esperando - me dice - Iré a buscar los resultados de unos exámenes - me avisa y luego sale
Entro y con pequeños pasos me siento en una silla al lado de la cama en donde Iván está acostado.
- Hola Iván, ya me iré del hospital los doctores me dijeron que estoy completamente sana y que podré tener una vida normal como cualquier joven. Ya sabes, como ir a la universidad, ir a fiestas, conocer amigos y todo eso. - expreso mientras busco algo de beber en su neverita. - Ya Pero... no te angusties Iván vendré todos los días a visitarte, los doctores dicen que es imposible que estando en coma puedas oirme. Pero yo sé que me escuchas - tomo un jugo de cartón y miro su rostro pálido con pequeños lunares y pecas, parece leche con chispas de chocolate ¿Será posible beberme su cara? - Sabes que eres el único amigo que he hecho desde que estoy aquí además de mi enfermera y eso es algo penoso. - digo mientras trato de entrar el copete en el jugo - Espero que despiertes pronto o te terminarás pareciendo al muñeco de nieve que Julián hizo la navidad pasada - me río al mismo tiempo que entró el copete en el jugo lo que ocasiona que el jugo se bote y caiga en la cara de Iván - Creo que ya sé por qué no tenía amigos - digo mientras le limpio la ju o yo te veo luego, ya que tienes los ojos cerrados y todo eso - me río y salgo casi corriendo de la habitación.
Creo que debo irme ya de este hospital o moriré, pero no de una enfermedad sinó de aburrimiento.
Camino hacia el ascensor y le doy al botón de este.
Luego espero... espero...
Y se abre.
- Hola ¿ya te vas? - dice la Señora Golley saliendo del ascensor con lo que creo que son los resultados.
- Si, ya me iba, mi abuelo me espera abajo - le sonrío y entro al ascensor, muevo la mano en forma de saludo y ella me devuelve la cortesía.
Se cierra el ascensor y espero hasta que bajo al primer piso.
Las puertas del ascensor vuelven y se abren.
Camino y doblo una esquina hasta recepción y me quedo atónita.
No puedo creer esto...
¿Qué pasó aquí?
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