… Lucy…
Dormí como nunca antes, relajada y feliz, por la increíble vivencia de esa noche. La lluvia no se hizo esperar y cayó sobre el suelo incansable. Decidí tomar un día para descansar, ya que mi plan era salir a recorrer el lugar y conocer un poco. Después de una película, varios snacks y unas tazas de café, me cambie y busque en mi notebook el centro comercial más cercano. Envíe un mensaje a Sara, quien aceptó gustosa acompañarme a almorzar. Nos encontramos en la entrada, y me llevó a un comercio de pizzas, se miraba simple y hogareño, lleno de familias que aprovecharon el sábado de lluvia de la mejor manera.
_Tenés planes para esta noche? Quiero llevarte a un bar donde nos reunimos la mayor parte de los estudiantes._ Sería una gran idea, sino fuera por mi cita esta noche con el buen mozo de su primo.
_A decir verdad, esta noche tengo una cita._ baje la mirada a la mesa, sentí mis mejillas arder. Como le explico que es su primo. No quiero parecer una chica fácil, no hace ni dos días que vivo en la ciudad y ya estoy conociendo chicos. Pero no estaba dispuesta a perder esa oportunidad, quizás era momento de conocer a alguien especial.
_Eso es genial, no faltara oportunidad de todas formas. Pero contame quien es el afortunado? Seguramente lo conozco._ Apoya sus codos sobre la mesa acercándose de una manera ansiosa, como chico mirando la vidriera de una juguetería.
_Si, estoy segura que lo conoces… Es con Amir._ suelto sin más. Su rostro se puso serio y se recostó sobre el respaldo de su asiento, tomó su barbilla pensativa.
_Eso es aún mejor._ me mira formando una sonrisa pícara y mi alma vuelve a su lugar, no me gustaría disgustarme con Sara solo por un chico.
_Por un momento pensé que te disgustaba la idea._
_Todo lo contrario estoy más que feliz. Mi primito pasó por muchas pérdidas estos últimos años, y poco a poco se volvió un obsesivo con su trabajo, y creo que es para no pensar en sus penas. A decir verdad hace más de un año, simplemente se alejó de todos, y se volvió hermético sin dejar que nadie se acerque, pero que tú lo hayas sacado de su cueva, es un mérito que no voy a pasar por alto. Es más tenemos cosas que hacer, ya sabes que ponerte?_ una risa nerviosa escapó de mí, no había pensado en eso. No tomo mucho en cuenta ese tipo de cosas normalmente me visto de manera tranquila sin nada que llame la atención.
_No la verdad que no pensé en eso._ negó con la cabeza y su dedo índice.
_Pues vamos tenemos trabajo._ su sonrisa me indicó que esta tarde ya no decidiría nada más.
Recorrimos varios locales, peluqueria, manicuria y hasta depilación, luego compras y tras varias pruebas de prendas me decidí por un pantalón de Jean negro que resaltaba muy bien mis curvas, una camisola semitransparente color hueso con escote en v, una campera de cuero con cierre diagonal, borceguís con algo de tacón y cartera a juego color caramelo. Me sentía muy cómoda con el atuendo, Sara me observaba y se perdió entre las perchas saliendo con un delicado pañuelo de gasa en varios tonos de dorado y algunas accesorios para finalizar. Pague las compras y nos despedimos en la puerta del centro comercial.
Al llegar a casa comienzo a prepararme, ya que se aproximaba la hora de la cita. Paso por una ducha y me visto con las prendas que traje, me seco el cabello que ya me llega debajo de la cintura es de color chocolate, lo dejo suelto y aplico un poco de maquillaje, para resaltar un poco el rostro. Hace mucho que no tengo una cita y la espera me está poniendo nerviosa. Subo por perfume, y al salir de mi habitación el timbre suena. Al abrir la puerta, me encuentro con un Amir de Jeans azul oscuro, una camiseta blanca al cuerpo (muy al cuerpo), una chaqueta color verde militar, su cabello oscuro desalineado, se veía increíble, su aroma a sándalo y menta me golpeó.
_Buenas noches Lucy. Te ves hermosa._ esas palabras encendieron mis mejillas, miré al suelo.
_Tu, te ves muy bien también._ me sonríe y me pierdo en esos ojos mieles tan intensos.
_Vamos?_ pregunta. Afirmó con la cabeza tomando mi bolso. Nos acercamos a su super auto, como todo un caballero abrió la puerta del acompañante y estira su mano para sujetarla mientras subo, jamás me cruce con un hombre con esos modales. El viaje transcurrió rápido, mientras hablamos de temas triviales, con sólo 23 años es dueño de la mayor parte de la empresa donde trabaja, al igual que la inmobiliaria más grande de Cadney. Ahora comprendo sus estados de ánimos. Nuevamente, para bajar abre la puerta del copiloto y estira su mano, creo que va a ser muy fácil acostumbrarme a esto.
El restaurant era una obra maestra de la realeza, con hermosas lámparas brillantes de techo, alfombra roja, mesas llenas de la mejor vajilla, somos atendidos por el meitre quien al ver entrar a Amir agacha su cabeza a modo de saludo.
_Señor Serra, por aquí su mesa está en el segundo piso._ muy amable el joven hace un ademán con su mano y nos guía subiendo una escalera, ingresamos a un lugar con menos mesas y grandes ventanales, continuando hasta salir a un hermoso balcón con vista a un lago, una única mesa en el centro rodeado de plantas y flores bellísimas, iluminado con velas y la luz de la luna que brillaba con todo su esplendor. Amir me ayuda a acomodarme en mi asiento y mientras el mozo que se encontraba a un lado de ventanal nos sirvió champagne. La velada transcurrió en un abrir y cerrar de ojos, hablamos de trabajo, gustos, deportes y estudios, es un chico alegre y simpático, muy educado y hasta dulce, no perdió oportunidad en al halagarme y hasta los silencios con miradas fugaces fueron placenteros.