Ariadna
Iba caminando rápido para llegar a la universidad, no iba a llegar tarde pero quería ser la primera en llegar. Aunque me detuve rápidamente al ver a Megan, que no me había visto.
Me acerque sigilosamente a ella hasta que le grite en el oído.
-BU- soltó un chillido agudo se volteo y me vio.
-tu-me señala acusatoriamente mientras yo levantaba mis manos en gesto de inocencia con una sonrisa angelical.
-¿Yo?- fingi confusion.
-Si ti ser humano que según su acta de nacimiento se llama Ariadna, que me acaba de gritar en el oído y se está haciendo el angelito.- Mientras hablaba dió unos pasos para estar más cerca de mi y me clavo su dedo índice en el pecho - Hoy no hay abrazo para ti
-Como si que librarme de tus abrazos mortales fuera un castigo.
Apenas dije esto dió unos pasos para atrás de manera teatral mientras que una mano la tenía en el pecho como su que le era lanzado un ataque mortal.
-Eso ha dolido- se queja dramaticamente y finge un sollozo,- mis abrazos son los mejores, un día vas a querer uno y espero poder dártelo.
Resople
-Ya quisieras tú eso- comenté, hice un gesto con mi mano quitándole importancia al asunto - por cierto, ¿cómo vas con tus relatos?
-De maravilla- formulo con una gran sonrisa. - Si quieres te muestro uno. Aún necesitan algunas correcciones pero según yo, voy bien. Y estás obligada a leerlo- me señaló con su dedo - sin peros.
-Ni me iba a quejar - indique indignada - Bueno chao que voy a llegar a tarde.
Camine a el aula y escogí un pupitre de segunda.
Llegó el profesor de botánica marina y empezó a dar su clase.
***
Después de dos clases llegó la hora del almuerzo, busque a Megan con la mirada la encontré en una esquina haciéndome señas de que me acercara. Con almuerzo en mano me acerque a ella y apenas llegué le pregunté si ya podía leer su relato.
-Si ya puedes. Pero te recomiendo que primero comas. Creo que le falta mucho. Pero en realidad ese es uno que escribí hace años y- saco una libreta chiquita - aquí está.
Me extendió el libro y no dude en agarrarlo y buscar el relato.
La leyenda del niño.
Hace muchos años en un pueblo llamado destructor había un niño, con sueños e ilusiones que el mismo mundo se encargó de destruir.
Este niño sonaba con una vida feliz ser amado y comprendido, pero no fue así y el odio y rencor nacio en el, pero tenía a su familia se obligaba a pensar que jamás la perdería.
Todo el mundo se burlaba de él lo cual lo entristecía y eso hizo que su odio y rencor aumentará, pero tenía a su familia no los perdería el mundo no sería tan malo con el ¿O si? Aunque el estaba decidido en qué si algo le pasaba a su familia el se vengaria.
En una semana lluviosa, en la que en ningún segundo del día paraba de llover, el niño se había despertado sobresaltado y fue corriendo a buscar a sus papás.
-¡Mamá! ¡Papá ! ¡Mamá, papá! Hay mucha agua - dijo inocentemente.
Sus padres se despertaron sobresaltados con el llamado de su hijo y al ver lo que su hijo decía se alarmaron.
El agua no tuvo piedad y llegó a la casa, ellos en ese instante sacaron un viejo bote de pescar y pusieron al niño, y se mometaron ellos. Pero el agua arrasó con todo destruyendo casas, y el bote en el que iba el niño con su familia.
Desesperados sus papás solo podían pensar una cosa en qué lo iban a salvar, no importaba que les costase la vida mientras el estuviera bien. Vieron un tronco y le dijeron que no sé soltará de ahi y que lo amaban hasta en el más allá. Y con esa frase se despidieron porque en tan solo segundos el agua los llevo con ellos.
Pasaron horas hasta que encontraron al niño, que les contó como vio que el agua se llevaba a sus papás y les pedía ayuda para buscarlos. Pero ellos no lo ayudaron, e intentaron explicarle que no los iba a poder encontrar..
El niño se negó a creer en lo que le decían, pensando en que como le habían roto las ilusiones tantas veces que lo iban a lograr esta vez. Pero nunca lograron que el se rindiera jamás. Se había prometido buscarlos pasará lo que pasará, y le habían enseñado que las promesas nunca se rompen.
Pasaron meses y no los encontraba odio el agua pero no cambió nada, le guardo rencor al agua por haberle arrebatado lo único que tenía, deseando eliminarla. Y al mundo por enseñarle que si había Sido amal y ni cuenta se dió, por haberle mostrado todo y dejarlo sin nada.
Un día lluvioso mientras el buscaba a sus padres justo en el río que se los arrebato, el río como una vez se había llevado a sus padres se lo llevó a el.
Pero el tenía tanto odio rencor, y su promesa de buscarlos, que hasta en el fin de los tiempos en cada sequía el está buscando a sus padres. Porque los anl tanto que no supo cómo dejarlos ir..
Fin
Me quedé viendo el escrito en shock. No me esperaba algo triste..
-Megan- la llamé, ella me miraba nerviosa - no me puedo creer que escribieras algo triste. Tu que eres...-busque una palabra para describirla pero ha ia quedado en blanco - tranquila? Algo con tanto dolor. Es simplemente...sorprendente.- me dió una mirada nerviosa antes de suspirar y hablar
-ese lo escribí hace años, y me base en lo de que hay un fenómeno de sequia llamado el niño. Y ... Solo escribí y ya.
Me quedé procesando todo un poco confundida. Iba a hablar después de haber organizado mis ideas hasta que ví algo que esperaba no ver en años. Cerré la boca sorprendida y solo pude decir algo.
-No puede ser...
-¿Qué?- Megan volteo para ver a TODOS lados como si su vida se fuera en ello. -No veo nada- solté un resoplido incrédula.
-seras ciega.
-Tiempo sin verlas