En el corredor camino a la clase de Español, Aaron y su grupo de amigos pasan corriendo uno por uno a mi lado, dándome un empujón.
Suspiro. Otro hermoso día en la Preparatoria.
Casi toda mi vida he estudiado en casa con profesores particulares, papá tiene embolia cerebral y no es conveniente dejarle solo. Por lo mismo, Byron se mudó con nosotros hace un año y mamá aprovechó para convencerme de que debo darme una oportunidad y llevar una vida más "normal", y me inscribió en la Prepa Yo le dije que ella no tiene derecho a decirme qué hacer después de abandonarnos a mí y a papá, pero insistió; y heme aquí, intentando ser un adolescente normal, según mamá. De eso hace ya seis meses.
Me he adaptado bien a este lugar. Aaron ya casi no me acosa y los chicos del equipo de futbol ya no tiran mi mochila en el váter. Soy el segundo mejor estudiante de la clase y mi amistad con la señora Pratt sigue progresando. Ayer la invité a tomar un café, y estuvimos platicando hasta que a eso de la seis su hijo pasó por ella para llevarla con el ortopedista. Ella insiste en no utilizar un bastón, pero ya le cuesta caminar. Es una anciana necia, pero es mi mejor amiga.
Cuando nos despedimos besé su mano y le recordé cuanto me importa su amistad. Pero no ha venido a dar su clase desde hace tres días, y eso me tiene preocupado.
El salón de clases es un caos, el sustituto tiene que callarnos.
—Buenos días —saluda. Por su tono de voz presiento que todavía intenta ser nuestro amigo.
Todo lo hace mal.
Él es joven y se llama Derek, y por la actitud que toman algunas chicas, asumo que lo encuentran atractivo a pesar de su olor a pollo rostizado.
Derek, una vez más, nos asegura que no debemos preocuparnos por la salud de la señora Pratt. —Pronto la tendrán de vuelta—dice, quitado de pena.
Si, por favor...
Chris, aprovechando la situación, me da unas palmaditas en la espalda y me asegura que todo estará bien con mi "amada". Sí, se está burlando de mí. Todos ríen. Genial, otro hermoso día en la Preparatoria, insisto. Trato de sonreír para no verme tan patético. ¿Qué tiene de raro el ser amigo de una señora de setenta años?
Mejor no respondan.
—Es su novia —aclara Chris a Derek, que intenta ocultar una sonrisa. Sospecho que ser la figura de autoridad aquí le impide formar parte del coro de risas, pero le gustaría. Al bastardo le gustaría.
No me agrada Derek.
—Silencio —pide a todos y coge un marcador. Después garabatea en la pizarra "Yo me identifico con..."—. Su profesora me envió la agenda de trabajo para esta semana —informa—. Tienen una tarea en parejas.
Ni bien Derek termina de decir esto, todos empiezan a buscar con la mirada a su mejor amigo o amiga.
—Olvídenlo —chasquea él—. La señora Pratt me entregó un listado. Yo les diré quién trabajará con quién.
Un giro inesperado.
Todos en el salón se muestran inconformes, pero yo me siento aliviado. Estoy seguro de que la señora Pratt lo decidió de esa manera por mí. Porque nadie en este salón me elegiría como su compañero. Nadie.
Me pregunto con quién me asignó la señora Pratt. Miro a Daniel Yura y sonrío, seguro será él, porque es casi tan marginado como yo. Casi. Tal vez seriamos amigos si a mí me gustaran las matemáticas, y si él no pasara gran parte de su tiempo liderando el club de álgebra. ¿A quién engaño? No sería mi amigo de ninguna manera.Nadie sería mi amigo de ninguna manera. ¿Quiero tener amigos? Tal vez no. Pensaré en ello. Wow, una revelación...
—Claudia y Chris... —empieza a leer el listado Derek, y Claudia es la primera en quejarse—. No, no te puedo cambiar. Venga, Christopher no es tan malo —intenta convencerla.
No sabe lo que dice, Chris es un enfermo de mierda. ¡Tiene su teléfono móvil atascado de videos pornográficos!
—Andrea —susurra Chris, apoyándose en mi hombro, e intentando atraer la atención de la chica que se sienta frente a mí—. Hey, Andrea, mírame.
Oh no...
Andrea Evich es por mucho la chica más popular de este instituto... y de otros institutos, y también universidades, creo. No lo digo yo, lo dicen todos. Aunque admito que a mí no me consta. Y no es que ser popular sea malo, pero en este caso, bueno...Andrea no es deportista o canta o baila. Ella es popular por ser quien es.
—Andrea... —sigue intentando atraer su atención Chris, pero Andrea lo está ignorando deliberadamente.
Ella está jugando con su lápiz, pero cansada de tanto chist chist decide ceder y se vuelve a Chris. Eso me da un asiento en primera fila para verla. Su cabello es rubio, con un estilo Bob desordenado. Sus ojos son avellanados y sus labios tienen forma de corazón. Es guapa, lo acepto, pero... Byron dice que no debo hablar mal de las mujeres, así que no repetiré lo que he escuchado sobre Andrea, pero es malo, realmente es malo.
—¿Qué quieres? —pregunta a Chris como si le asqueara verle.
Lo que es raro porque todos dicen que está saliendo con él.
—Hola —responde él intentando sonar seductor, y después su grupo de amigos ríe como si todos fuesen retrasados mentales.
Andrea pone los ojos en blanco y vuelve la vista a la pizarra.
Últimamente a Chris y a sus amigos les divierte enojar a Andrea. ¿Por qué? No lo sé. Somos seres de entretenimiento fácil, supongo.
—Está molesta porque no la llamé anoche —explica Chris a todo el que quiera escucharle—. Tuvimos sexo, pero tuve que dejarla sola en el motel porque ya iba tarde a una reunión familiar.
Él no es discreto al decir eso, pero Andrea tampoco intenta callarlo. No sé, es como si ella fingiera no estar escuchando. Pero vamos, Chris se sienta detrás de nosotros dos, ¿cómo puede no escucharlo?
En consecuencia a lo que dice Chris, las chicas sentadas a nuestro alrededor empiezan a mirar a Andrea con desprecio. La odian, en serio la odian. Puede que alguna de ellas esté enamorada de Chris. En cualquier caso, ¿a mí que me importa todo esto?