La Misión de Michael

3. La Neblina Roja

Se produjo un barullo, todos querían salir al mismo tiempo desesperados.

-¡Tranquilos, tranquilos, tranquilos!-la directora trataba de calmarlos-¡Prometo que todos podrán salir pero tienen que calmarse!

-¡Orden, por favor, orden!-la profesora Frankfort junto a varios más trataban de calmar a los niños que se habían amontonado en la puerta.

-¡Vamos a salir por orden de edades ¿De acuerdo?!-gritó la directora cuando se restableció el orden-Primero los de primero, luego los de segundo y así sucesivamente.... ¡Por favor, los niños de primer grado ubíquense
cerca de la puerta!

Abrieron la puerta y los pequeños comenzaron a moverse hacia ella.

-Cúbranse la nariz y la boca con el brazo, vamos... cúbranse la nariz y la boca...

Finalmente, cuando casi todos habían salido nos llegó el turno a los de sexto grado. Nos hicieron formar una fila frente a la puerta para subir a la última nave.

Agentes de la ORR, quienes usaban trajes negros y ajustados, vinieron a recogernos y nos hicieron salir en fila india escaleras arriba, mi angustia se hacía cada vez más grande al saber que estábamos por salir y que Jasmine no aparecía, necesitaba encontrar a mi hermana pero sabía que si se lo decía a los soldados, dirían que no por falta de tiempo. En cuanto llegamos al primer piso decidí escabullirme para buscarla.

Había un olor pestilente en el ambiente que me hacía sentir ligeramente mareado y que mi dolor de cabeza se volviera punzante.

Con mi brazo sobre la boca caminé de puntillas hacia atrás mientras los chicos y maestros seguían a los agentes hacia a la nave y una vez que los perdí de vista eché a correr, la escuela estaba destruida, había enormes trozos de concreto en el suelo, paredes enteras que se habían caído, lo cual me impedía moverme rápidamente, si no me apresuraba, no lograría llegar a tiempo a la nave con Jasmine.

Estaba atardeciendo y todo estaba oscuro dentro de la escuela, pasé gateando por debajo de una pared caída, intenté subir al segundo piso pero en donde antes habían habido escaleras ahora habían un montón de concreto que había caído del segundo piso haciendo imposible el paso hacia arriba, mi dolor de cabeza se estaba incrementando, los chicos debían estar subiendo a la nave ahora mismo.

-¡JASMINE!-grité desesperado-¡JASMINE!

Avancé por otro pasillo desde donde (debido a que no había pared) el patio trasero era totalmente visible y estaba todo destruído. Me interné en otro pasillo oscuro lleno de enormes trozos de concreto que tuve que escalar y gatear debajo de ellos hasta llegar hasta el final.

-¡JASMIIINE....! ¡JASMIIINE...!

Nadie respondió, entonces decidí salir, el helicóptero me dejaría. No logré encontrar a Jasmine por lo que no tuve más opción que irme sin ella, no sabía cómo iba a explicarle a mis padres que se había perdido, avanzaba a través de un pasillo oscuro en dirección al patio delantero cuando oí un grito muy lejano.

No podía entender lo que decía. Me detuve y traté de agudizar el oído, me concentré con fuerza...

-¡Ayuda....!

Sin duda, era la voz de una niña pidiendo ayuda.

Comencé a mirar a todos lados, preguntándome de donde provenía el grito.

-¡Ayuda..!

Entonces noté una pila de concreto que tapaban el umbral de una puerta ahora destruída y en el suelo.

Comencé a quitar las piedras desesperadamente mientras mi corazón latía a mil por hora.

《Por favor, que sea Jasmine, por todos los cielos, que sea Jasmine》

Finalmente y después de un arduo trabajo logré quitar suficientes piedras como para que un niño pudiera pasar a través de ellas y entonces, Jasmine vino corriendo hacia mi.

-¡Michael!-dijo con la cara surcada de lágrimas.

Suspiré muy aliviado.

-Gracias al cielo estás bien, sal de ahí ahora o nos dejarán.

La tomé de las manos para ayudarle a salir y entonces los dos avanzamos con dificultad, lo más rápido que pudimos a través de la destrozada escuela.

-Tapate la nariz con el brazo-le dije y ella obedeció.

Finalmente logramos salir al patio delantero, el último niño estaba subiendo a la nave que era alargada y con dos hélices como las de un helicóptero y vi cómo esta comenzó a elevarse en el aire mientras Jasmine y yo corríamos tan rápido como podíamos hacia él.

-¡¡OIGAAAN...!! ¡¡ESPEREEEN...!! ¡¡OIGAAAAN...!!

Un niño estaba sentado cerca de la puerta y nos vio y entonces la nave dejó de subir y extendieron una escalera, al llegar, dejé que Jasmine subiera primero y entonces, lo hice yo, una vez arriba me desplomé en el suelo exhausto.

-¡¿Y dónde estaban ustedes dos?!-regañó la profesora Frankfort-¡Pudieron haberse quedado!

-Jasmine se... había perdido-dije jadeando-tuve que ir... a buscarla.

La profesora pareció querer replicar al principio pero se arrepintió rápidamente y nos miró con compasión.



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En el texto hay: adolescente, poderes, escuela

Editado: 14.10.2018

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