Después de descansar un rato, estaba descansando en el sofá, que era extrañamente cómodo, aun llevaba la vestimenta con la cual me presente frente al consejo de ancianos, mientras tenía los ojos cerrados, alguien toco mi puerta, rápidamente me levanté y la abrí.
—El anciano Lucius quiere recibirlo en su residencia ¿Está bien si lo guio? —Me pregunto la sirvienta que toco la puerta. Asentí y empezamos a caminar por el pasillo.
No tenía idea de que hora del día era, ya que los cuartos en los pisos más altos del castillo no tenían ventanas por razones de seguridad, para prevenir intrusiones y secuestro, las únicas ventanas que había eran pequeñas y un bebe tendría problemas para pasar por ellas, pero por el tono rojizo del cielo que pude observar del poco espacio que dejaban observar supe que estaba empezando a anochecer.
—Es aquí. —Anuncio la criada. Dio un par de toques en la puerta para anunciar nuestra llegada.
Después de un par de segundos de espera, una profunda grito una pregunta. —¿Sí?
—He traído a Sr. Nathaniel. —Informo la mujer que me guio.
—Adelante. —Permitió el inquilino de la habitación.
—Perdón por molestar. —Dije al entrar.
Una habitación que difícilmente podrías llamar cuarto me dio la bienvenida, era tan grande que llamarlo casa seria casi un eufemismo, si mi habitación de invitados parecía extravagante, esto era exagerado. El “cuarto” tenía dos niveles y un gran vestíbulo de mármol gris me recibió. De la sala de estar que se veía debido a su puerta entreabierta, dos figuras caminaron hacia mí, una de ellas era una mujer con ojos carmesí y cabello negro como la noche, era Trea. La otra figura era un anciano de cabello plateado y ojos grises, caminaba de manera elegante y la túnica que portaba era lujosa pero sencilla, era el anciano conocido como Lucius Dragonslav. Con una mirada despidió a la sirvienta que me guio y esta cerró la puerta detrás de mí.
—Bienvenido, Nathaniel. Pido disculpas. sé que es un poco temprano, pero prefería hablar de los asuntos que nos conciernen antes de la cena. —Hablo elocuentemente. Trea a su lado vestía una camisa blanca y falda negra, me dio una sonrisa en forma de saludo, a lo que yo hice una reverencia educada. Ella frunció un poco el ceño, viéndose un poco disgustada.
—En absoluto, es un honor estar en su presencia. —Negue con la cabeza con una sonrisa amistosa.
—Bien. —Asintió. —Por favor, sígueme. — El anciano Lucius me guio hasta la sala de estar, me indico sentarme en un sofá de cuero marrón y ordeno a una criada personal traernos un poco de té.
La sala tenía una estantería llena de diversos libros con diferentes colores y tamaños, un enorme sofá y dos más pequeños enfrentados con una pequeña mesa para poner bocadillos y bebidas entre medio. Ambos anfitriones se sentaron en el sofá más grande enfrente de mí, Después de que la sirvienta trajo las bebidas, cerró la puerta de la habitación y se quedó en una esquina esperando órdenes.
—Nuevamente, Nathaniel, permíteme agradecerte. Gracias por salvar a Trea. —Dijo inclinándose un poco. Ella lo siguió inclinándose profundamente.
—No fue nada. —Con una sonrisa acepte su agradecimiento.
—Estoy seguro de que fue difícil para ti, debes estar tranquilo, se te recompensara adecuadamente. —Informo el manteniendo su rostro sereno. —Pero antes de eso, Nathaniel, ¿Podrías darme más detalles de lo ocurrido? —Inquirió el exigiendo una explicación.
—Seguro. —Asentí y empecé mi explicación.
Le explique todo lo más honestamente posible, solo me ahorre algunas partes como la de mi sueño con ese extraño ser que proclamaba ser Dios, lo último que quería era que me tomaron por un demente. Les conté como me secuestraron, separándome de mi familia, hice esto para dar un indicio de lo que realmente quería como recompensa. Después de eso, como pase encerrado un par de días hasta que conocí a Trea y logramos escapar a duras penas, antes de mencionar a Darío le di un vistazo de reojo a Trea y ella me miraba con una mirada que decía “omite esa parte” haciéndole caso a sus ojos salte hasta la parte donde entramos a la ciudad y me interrogaron. Concluyendo mi resumen de los acontecimientos Lucius asintió solemnemente en compresión.
—Entiendo... Lamento el rudo trato que recibiste de nuestra parte. — Se disculpo por tercera vez desde que entre a su morada. Solo di una sonrisa irónica a eso.
— Así que la conociste después de que ella fue secuestrada. —Lucius hablo nuevamente, haciendo una mueca pensativa. Tomo un sorbo de su te, después de eso se giró hacia Trea. —¿Y bien? ¿Cómo es que te separaste del grupo de caza y terminaste causándonos problemas? —Exigió una explicación con un tono más severo y pude ver a Trea ponerse rígida.
—E-eso y-yo... erm... Lo siento. —Se disculpo torpemente con palabras entrecortadas.
—Ya te has disculpado suficiente, exijo una explicación de por qué las cosas terminaron así.
—B-bueno... —Con eso empezó a explicar los sucesos que la llevaron a acabar atrapada en esa situación.
Según la historia de Trea, ella era parte del grupo de caza principiante, un equipo formado por los guerreros más jóvenes de algunos clanes de alto estatus. Aunque Lucius se negó a dejarla salir por motivos obvios (la falta de poder mágico) ella le insistió que la dejara probarse a sí misma, también pudo deberse a que el grupo estaba guiado por unos de los mejores guerreros veteranos ya que Lucius finalmente cedió ante las suplicas de Trea. Después de un par de días, el equipo partió. Estaba conformado por 10 miembros 4 mujeres y 5 (excluyendo al maestro/guía) pasaron 1 día y la mayoría de los miembros había cazado presas buenas, algunos monstruos de clase C y D (según el libro que leí brevemente en casa de Aria, la escala de peligrosidad de una bestia va así: D, C, B, A y S. la letra “S” representa a las bestias más peligrosas del mundo) Trea era la única del grupo sin ningún botín en sus manos. Las burlas de sus compañeros de equipo poco a poco fueron encarrilando a la inferior Trea a ser más descuidada con sus acciones.
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Editado: 27.10.2021