No podía soportar más tiempo su cercanía, la perturbaba sobre manera y quería gritar. Tanto tiempo perdido solo por no contar la verdad. Podía no creerle e irse. Pero, sabía que al hacerlo se arrepentiría después por esa decisión.
Así que decidió arriesgarse.
— Te puedo presentar a mi familia, así no volverás a estar sola en navidad — dijo Ryder temiendo que se negara.
— No he estado completamente sola. Aunque no se de quien se trate, se acuerda de mi todo el tiempo y me envía obsequios.
— Lo sé.
— ¿Qué? — estaba confundida.
— Eran de mi parte. Nunca quise hacerte daño, es solo que Giana intento quitarse la vida.
A Molly se le escapo un jadeo al escuchar aquello de nuevo. Ahora no podía ser cruel, si era cierto, Ryder debió haber sufrido mucho.
— Pensaras que soy una insensible ¿verdad? — cuestiono molesta por no querer escuchar al hombre que todavía amaba.
— No, solo entiendo que tienes miedo. Pero, no te lastimare de nuevo.
Ryder se acerco a Molly y le acaricio las mejillas. Había extrañado hacerlo, había extrañado todo de ella hasta el punto de casi querer tirar todo y volver. Pero, sabía que no podía hacerlo eso a Giana, por eso se demoro en regresar por su mujer.
— No sabes cuánto te extrañe — susurro cerca de su boca.
No dijo mas y la beso.
Recordo sus anteriores besos.
Molly dejo escapar varias lagrimas y dejo de besarlo, creía estar en un sueño y si despertaba lloraría aun mas.
— No llores, amor mío.
— Es que no puedo evitarlo.
Ryder la abrazo y le dio un beso en la mejilla. Se maldecía por haberla dejado sola todo ese tiempo. Ahora todo seria diferente.
— Quiero que conozcas a Giana y a su esposo, mi madre va incluida en el paquete — dijo Ryder sin dejar de abrazarla.
— ¿Cuándo sería eso?
— Ahora mismo. Les conté sobre ti y me ayudaron con todo esto.
Molly se separo de Ryder y lo miro incrédula.
— ¿Están aquí?
— Si, queríamos darte una sorpresa. Pero, el hombre del edificio donde vives dijo que te habías ido de viaje. Así que mi madre uso sus influencias y descubrimos que estabas aquí. En el casino de uno de sus socios.
— Por eso nadie me ayudo y te escoltaron hasta aquí.
— En efecto.
— Esta bien, te daré el beneficio de la duda, Ryder Teppes. Pero, si me haces daño de nuevo te romperé las piernas.
— Eso no sucederá, amata mía.
Ryder llevo a Molly a la suite donde se encontraba su familia. Tenía pensado pedirle que se casara con él esa misma noche. No se la dejaría a Derek, ese hombrecito nunca le robaría a Molly. Ella era suya.
Abrió la puerta e hizo que Molly lo siguiera.
— Oh vaya, esto es muy hermoso — exclamo sorprendida viendo el árbol de navidad y lacena servida.
— Todo lo hicimos para ti — dijo una voz muy conocida para ella.
Giana. Su cuñada.
— ¿Arreglaron todo? — pregunto un hombre alto y rubio que apareció detrás de Giana.
— La mitad. Ya hablaremos de lo otro después — dijo Ryder.
— Me parece perfecto porque ahora vamos a beber vino y celebrar la navidad. Ryder, trae a tu novia y preséntale a la familia — dijo la madre de Ryder.
— Eso lo hare después — dijo mirando el reloj — ahora voy a hacer algo que he estado esperando hace mucho tiempo.
Saco una cajita de la chaqueta que se había puesto y se arrodillo.
Molly sintió su corazón galopar tan fuerte, que temió que se le escapara del pecho.
— ¿Te casarías conmigo?
Ella dejo escapar varias lagrimas y asintió. Si la familia de Ryder la aceptaba como un miembro más y le darían la navidad que siempre deseo, no veía porque debía ser negativa. Quizás podría ir al casino y probar si su suerte en el juego había cambiado, porque al parecer en el amor sí.
— Sí, claro que sí.
— Entonces debemos celebrar dos cosas — dijo Ryder y la beso.
Era la primera y la mejor navidad que había tenido Molly hasta ahora. solo esperaba que no se acabaran.