Nota de la autora: Este capítulo es por las 40K vistas de la historia. Siento que esto es como un sueño *se pellizca* ¡No, no lo es! Mi felicidad es infinita, no saben lo feliz que me hacen. Gracias por leer mi historia, por darle me gusta<3 y comentar. ¡Los amo tanto! Besos a todxs.
ATT. Valerie de Presley💋
No esperaba que Briane me llevara hasta San Diego. ¿Quién hacía eso habiendo varios lugares para visitar en Los Ángeles?
Briane Kens.
La cual puso su única excusa existente; según ella.
-“Los Ángeles puede ser un lugar increíble con una gran cantidad y variedad de cosas. Pero siento que me estoy aburriendo de lo mismo, ¿sabes? Así que… una chica de la universidad me había comentado de este bar-karaoke y dije, ¿Por qué no? Y luego tú te cruzaste en mi camino y te invite.”
Y ahí estábamos; frente a un pequeño local con la palabra “Sails” en letras cursivas y en neón.
No entendía qué tenía de atractivo aquel lugar, ¿pero que podía hacer yo? Con tal de salir y olvidarme lo que pasó con Henry y las palabras de Jason todo iba a estar bien.
Cuando entramos, no había muchas personas, eran apenas las 6 de la tarde, nos habíamos detenido en el camino varias veces para ir a diferentes lugares pequeños ahí, en San Diego. Al parecer, ambas éramos nuevas ahí.
Briane me jalo de la mano hasta sentarme en una de las mesas cerca de donde había un pequeño escenario. Había varios instrumentos en este y un micrófono a mitad del escenario. Por los parlantes se escuchaba la voz melodiosa de una chica cantando una canción de Los Beatles.
-Hoy es noche de karaoke. ¡Podemos cantar lo que queramos!-me dijo emocionada, yo la mire algo incómoda. No era de esas chicas que cantaban en público.
-No creo que pueda hacer eso, Briane.
-¿Por qué?-me miró como un cachorrito herido.-Hoy es para disfrutar… Además, si te preocupas por ellos-señaló a las personas que estaban sentadas en la otra mesa.-tienes que saber que no los volveremos a ver, Lucy. Te he escuchado cantar, tu voz es hermosa, ¡ve y presumela!
-Pero apenas acabamos de llegar-dije mientras observaba aquel local lleno de discos de canciones de otras décadas y diferentes instrumentos en su gran escenario. Hasta una banda podía llegar a cantar ahí y convertirlo, ese su club.
-Bien, entonces esperemos a que haya más público.
Y eso hicimos.
Y nadie llegaba.
No había muchas personas, apenas unas cuantas sentadas cerca de la barra. Observe el reloj de mi celular. 6:30. No podía llegar tan tarde a la casa de Henry.
-Briane… no crees que…
-¿Quieres que traiga algo para tomar?-me interrumpió de golpe. Por su cara, adiviné que ella quería seguir allí. ¿Qué le veía de interesante a ese lugar?
-No bebo. Y no lo haré.
-Oh, por favor, Lucy, solo por esta noche.
-Tú ni siquiera puedes tomar. Eres quien lleva el auto-di la excusa más importante. ¿Cómo podía dejar que Briane manejara si estaba intoxicada? Eso sí que sería demasiado irresponsable de mi parte.
-Pues nos quedamos en un hotel y listo.
-No, Briane. Sabes que no podemos hacer eso…
-Mañana todo saldrá bien. Recuerda que soy yo la que te va a ayudar a buscar tu vestido. No hay problema con que solo nos quedemos la noche en un hotel y ya-sus palabras hicieron que ganara.
-Bien.
-¡Excelente! Ahora iré por las bebidas. No me extrañes.-me guiño un ojo caminando hacia donde estaba la barra. La vi y entonces fue cuando comenzó a hacer vida social con alguien que estaba sentada justo a su lado. Bufé y revise mi celular.
Nadie me escribía nada. Revisé mis redes sociales, en las cuales parecía un fantasma; no había ninguna notificación importante. Revise mi alrededor; no ocurría nada interesante.
La verdad que no era así, lo interesante era como Briane estaba coqueteando con una chica que estaba a su lado. Se reían de a saber el qué y yo no hice nada más para que la pelirroja se dignara a apresurarse y traerme lo que iba a ser mi primer trago de alcohol en mi vida.
Si, nunca había probado alcohol y dejaría que alguien como Briane me hiciera probar mi primer y único trago. Esa chica sí que tenía mucha influencia sobre las personas.
Y al parecer tenía una mala influencia sobre mí.
Desde que la conocí había perdido los estribos de lo que era mi vida perfecta, sin ningún problema entre sí. Después de conocerla, los problemas llegaron, averigüé que mi pasado seguía atormentándome como un maldito trauma, mis dolores de cabeza llegaban a menudo y no paraba de sentir cosas que no debería.
¿O todo eso era por Henry?
Desde que lo conocí… Dios… Creo que él era responsable de todos mis problemas. Sí, él, no Briane. No paraba de sentir esa atracción latente cada vez que lo veía, cada vez que estábamos juntos… o cuando nos besábamos.
No podía apartar las imágenes de mi cabeza de lo que había pasado después de que él hubiera tocado el piano mientras yo cantaba ‘Someone Like You”.
¡Qué vergüenza! ¿Cómo pude hacer eso? Me había dejado llevar por mis sentimientos y no por mi cabeza. Pero qué tonta soy.
Negué con mi cabeza queriendo apartar todos esos recuerdos horrorosos que harían que mi cabeza comenzara a punzar. Y justo ahí fue cuando Briane llegó junto a dos vasos de cristal con un raro líquido en ellos. La novedad no era lo que me traía, sino a quien traía.
Una chica de aproximadamente unos dos años mayor que yo estaba a su lado sonriéndome al igual que la pelirroja de ojos azules que estaba a su lado.
-¡Lucy, he conocido a alguien!
-Oh, no me había dado cuenta-sonreí un poco incómoda ante las sonrisas de ambas.
-Lucy, Kirsten. Kirsten, Lucia. ¿Te puedes creer que ella también es de L.A?-asentí lentamente viendo aquella chica de ojos verdes y cabello castaño. Era muy bonita y le encantaba sonreír al igual que a Briane, mostrando su sonrisa blanca.