El resto de la tarde había transcurrido tranquilamente. Mientras esperaba que se cocine el postre, me mensajeaba con Luna. Resulta que no solo teníamos la misma edad – como yo creía- sino que también iríamos al mismo curso y por ende, al mismo instituto.
“¿Y cuando comenzarías a venir al insti? Así podríamos acordar y encontrarnos en algún punto de encuentro, o te podría pasar a buscar, si te parece, obvio.”
“El lunes próximo estaría entrando” y aprieto la tecla Enviar. Estoy escribiendo el resto de la repuesta cuando fui interrumpida por el timbre de la entrada.
Dejo el celular a un lado de la mesada, y una vez en la puerta me dispongo a abrirla - ¿Quién e……s? – Miro extrañada al no ver a nadie allí. Salgo al porche y veo en ambas direcciones de la calle, pero no había nadie.
-Raro… - hablo conmigo misma mientras cierro la puerta y vuelvo a la cocina a tomar el celular.
“Acaban de tocar el timbre, pero cuando me asomé no había nadie” – le envío a mi madre el mensaje.
En cuestión de segundos me contesta “Si vuelven a tocar no atiendas”
Y atrás de su mensaje uno de Luna “¿Tienes planeado hacer algo en la noche? Un amigo va a dar una fiesta en su casa y pensé que sería mejor que conocieras a nuestros compañeros antes de entrar al insti”
“No se si voy a poder, viene un amigo de mi madre esta noche y se queda a comer. Aunque quizá no sea mala idea, si le explico a lo mejor me deje. Al rato te confirmo, ¿te parece?”
“¡Genial! Si quieres mi ayuda, soy muy buena convenciendo a las personas y más si son mamas” sonreí ante aquella confesión, pero al escuchar nuevamente el timbre de la entrada me puse seria.
Estuve quieta unos minutos preguntándome si sería buena idea ver quien era o si debería de hacerle caso a mi madre, pero la curiosidad era mas fuerte que yo, así que decidí acercarme cuidadosamente de no hacer ruido alguno y sólo observar por el rabillo de la puerta si había alguien allí parado, cuando la silueta de un hombre de unos 40 años, estaba parado en la entrada, atento a que alguien abriera.
Solté el aire que no me había dado cuenta que estaba conteniendo y me dispuse a abrir la puerta
- ¿Si? – pregunté al tenerlo frente a mi.
-Hola, tu debes ser Emma, Beth me dijo que me pasara después de las siete, pero aprovechando que estaba haciendo algunos recados por aquí cerca decidí pasarme ahora, espero que no te moleste. Por cierto, soy Dante – me extiende la mano.
Alzo la ceja y de mala gana extiendo la mía para estrecharlas unos segundos.
-Entonces…. ¿Me dejarás pasar? – preguntó incomodo al ver que no me movía de la puerta.
Me hago un costado, y sin decir nada le hago seña con la mano para que pase.
- Beth no ha llegado todavía. Toma asiento – le indico el sillón en la sala de estar – no tardará en llega. Yo tengo que encargarme de un par de cosas en la cocina, disculpe – soné borde, pero no me importaba realmente, aunque puede que un poco ya que minutos más tarde volví con una taza de café en la mano – Espero que le guste el café. Sonreí gentilmente y luego me volví a excusar para volver a la cocina y continuar con el postre.
Un pitido de mi celular, me saca de mi mundo, volviéndome a la realidad
“Estoy un poco demorada, espero que estés atendiendo bien a Dante”. Blanqueé los ojos y respondí “Recién termino con el postre y ahora me toca lavar todo. Llegó un poco DEMASIADO temprano”.
“¿Recién terminas? Si sabía que te llevaría tanto tiempo no te hubiera molestado”. “Primero tuve que volver a salir a comprar algunos ingredientes que hacían falta y el super estaba totalmente abarrotado de personas. Y segundo, no lleva tanto tiempo, pero mínimo necesitaba dos horas entre la preparación y cocción” Pulso enviar y continúo con otro más “A propósito, hice una nueva amiga y me esta invitando a ir a una fiesta con ella esta noche. ¿Puedo ir?” pero éste mensaje nunca fue contestado.
Pasados unos cinco minutos, se escucha que abren la puerta de entrada y veo a Beth pasar por esta hasta llegar donde Dante y saludarlo mientras deja su maletín a un costado y me mira. Veo que se excusa con él y viene directo a mí.
Me saluda con un beso en la mejilla – Hola cariño – dice cantante – ¿Todo en orden? – y sé que no pregunta precisamente ni por el postre, ni por la cocina; que dicho sea de paso, se encontraba ya limpia y ordenada.
-Si. ¿Leíste mi último mensaje? – pregunte ansiosa.
Me miro un tanto disconforme, tomo una bocanada amplia de aire y me respondió – No creo que sea buena idea. Dante vino hoy exclusivamente para conocerte y que te vayas es un poco grosero ¿No te parece?
Mi estado de ánimo dio un giro de 180º. Estaba enojada y por la cara que estaba poniendo mi madre se estaba dando cuenta porque enseguida cerró la puerta que comunicaba a la sala.
- ¿DISCULPA? – casi grito de la indignación - ¿Acaso yo planeé esta estúpida cena? Ni siquiera me preguntaste si quería, solo ordenaste, así como indirectamente me ordenaste a que haga este, ¡este estúpido postre! – alcé más la voz.