De Primera a Quinta.

Un terrible terremoto ocurre durante el Siglo XVII. 
Un terremoto que muy pocas construcciones humanas soportaron. 
De tal magnitud fué, que no sólo se pudo sentir en todo el planeta, si no que, los mismísimos continentes fueron removidos. 
Sudamérica al Norte de África, Estados Unidos al Oeste de Asia, y así constantemente. 
El problema no se detenía ahí, el terremoto fue tan fuerte, que logró emerger nuevos continentes que se encontraban bajo el mar. 
Las piedras preciosas brillaban por su presencia, era todo un paraíso para exploradores e historiadores.

Llegando al año 1850, dan inicio a los problemas territoriales entre continentes. 
Las personas que lograron visitar los nuevos continentes no se hacían esperar, pues con todo el dinero conseguido allí, se habían hecho ricos y poderosos políticamente. 
Pero, por encima de cualquier pelea territorial, se da a conocer la primera generación de «Super». 
Personas que se expusieron a un tipo de metal encontrado en los nuevos continentes que, al principio, sólo presentaban una superioridad física y mental a la media. 
Gracias a la Generación Super, la humanidad no tardó en recuperar las estructuras perdidas tras el terremoto, pasando en un corto lapso de tiempo de mundo post-apocalíptico, a la Era Moderna.

La Generación de 1890 fue conocida como la «Generación del Caos». 
Resulta que la Generación Super tenía un tipo de Gen en su ADN, el cuál fue desconocido hasta el nacimiento de la nueva generación. 
Un Gen con la capacidad de absorber información procesada por el cerebro, y entregándole ésta información a la descendencia. 
Humanos con capacidades de animales, plantas, y hasta lo que la imaginación podía alcanzar, llevó al Caos. 
Claro, esta historia no sería contada si quedara así. 
La Generación Super, no estaba contenta con este proceso evolutivo, se negaban a todo lo que su descendencia hacía, así que fundaron la «Organización Anti-Plagas», OAP para los amigos... Y enemigos... Y todos, el nombre es un poco largo. 
La Generación del Caos pasó a ser llamada «Plaga», pues se encontraba en todos lados, a cada segundo parecían ser más y, por encima de todo, usaban sus habilidades para causar daño a las personas, robo tras robo, muerte tras muerte.

El OAP comenzó lentamente a ganar popularidad a lo largo del mundo. Unas Fuerzas Militares con la fuerza e inteligencia suficiente para detener la destrucción de cualquier Plaga. 
Y con lo de "Cualquier Plaga", digo CUALQUIER PLAGA, incluso las que no habían cometido delito alguno, o que ni siquiera eran conscientes de ser Plagas, eran capturadas y encerradas. 
Claro que el OAP no hacía las cosas gratis, utilizaba las Plagas capturadas con fines militares y económicos, pues todos los Países querían tener sus propias Plagas en caso de Guerra. 
Las Plagas no eran más que objetos con el único objetivo de derramar sangre.

Las cárceles del OAP son reconocidas por ser Torres, mejor dicho, Torreones, dispersados por todo el mundo. Estos recintos eran utilizados, no sólo como un centro de retención de Plagas, si no que también de reproducción, pues las Habilidades no sólo pasaban a la descendencia, si no que eran mejoradas e incluso fusionadas dependiendo de su pareja.

Y con esta larguísima introducción, podemos llegar a mí, Markus Emit, perteneciente a la Quinta Generación de Plagas.
¿Otro protagonista dispuesto a salvar el mundo?, nah, no es lo mío.