Por supuesto que no existe un mejor lugar y situación para comenzar una historia, que una cárcel a las 06:00 AM.
Esos muros y techos de tonos azules, y mi tabla, a la que me veo obligado a llamar «Cama», tienen la impresionante capacidad de producirme el sueño suficiente para que siga durmiendo, al menos, hasta que llegue mi Cuidador a despertarme media hora después.
Cuidadores: Cumplen con su nombre, son los encargados de Cuidar a una Plaga en específico.
En caso de accidentes, ellos se llevan la responsabilidad.
- ¡Hey!, ¡Arriba!, Demonios, ¿¡Cómo puede ser que todos los días tenga que venir a despertarte!?. -
Como puedes apreciar, no me quiere mucho.
Este tipo disfruta ver mi cara de «Por favor déjame dormir» .
Cómo siempre, lo sigo a través de los pasillos tambaleándome del sueño.
Siendo regañado con los mismos insultos de siempre, con algunas excepciones.
A las mismas 06:45 AM de siempre.
Pero, algo logra esbozar una sonrisa en mi rostro y me llena de energía a la vez, ¡Hoy es día de Revisión Médica!.
Revisión Médica del OAP: Según me han contado los de fuera, no es muy distinto a una Revisión Médica normal, medicación, a veces reposo, y lanzarte a una arena repleta de Plagas para comprobar si tus Poderes funcionan correctamente.
Aunque sí me han dicho que lo último es muy raro.
No me quejo en lo absoluto, me resulta sumamente interesante los Poderes que uno se encuentra por ahí.
Aunque, todo a su debido tiempo, primero debo esperar a que TODAS las Plagas sean revisadas.
Tomo un asiento al fondo de la sala, usualmente a las otras Plagas no les agrada sentarse cerca de mí.
Y, para mí desgracia, aparece la única persona que no deseaba encontrarme ahora, ni hoy, ni nunca.
- ¡Buenos días Markus!. - La persona que gritaba mi nombre de un lado de la sala al otro, era Sally Chanceux.
Cabello castaño, casi rubio, ojos oscuros, relativamente alta, vestida con una de esas camisas que llevan un estampado un esmoquin y una falda de un rosado oscuro que le roza las rodillas. Lamentablemente, es extremadamente gritona y demasiado alegre, incluso para su propio bien.
- Me parece extraño que seas tú la que llegue tarde. - Le contesté en voz baja, intentando decirle indirectamente que no hacía falta gritar.
- ¡Quería llegar a la misma hora que tú!. - Me respondió, ignorando por completo la indirecta.
- Voy a fingir que no oí eso, eres muy rara. -
Sally no contesta y se sienta a mi lado, casi al instante en el que ella entra en contacto con la silla, toda la hilera de sillas cae al suelo.
- No... Otra vez... - Exclamó, deprimida.
El Poder de Sally Chanceux, [Dama de la Mala Suerte], un Poder que la condenó a ser la persona más desafortunada del mundo. Incluso si lanzara una moneda al aire, y eligiera cara cien veces, siempre saldría sello.
O la moneda nunca caería. Ambas opciones son factibles.
Así que, gracias al, digamos, «accidente», nadie quería si quiera tenernos cerca, tendríamos que esperar horas de pie.
- ¡Lo siento mucho! ¡No fue mi intención! ¡En serio!. - Me dijo, soltando un par de lágrimas y mirando al suelo. Es una reacción extraña por su parte.
Podrá no caerme del todo bien, pero tengo corazón.
- Ya lo sé, no te preocupes de eso. - Intento desviar la mirada, pero mis ojos no pueden despegarse de ver su reacción.
Ella simplemente se ríe en voz baja.
Por alguna razón, me alegra.
Los minutos y las horas pasan, nuestros turnos fueron hace bastantes horas y el silencio ha sido eterno desde entonces.
De un momento a otro, Sally se va, sin decir nada.
"¿Le pasó algo?" Me pregunto a mí mismo, pero lo dudo, ella suele contarme hasta del sueño que tuvo el mes pasado.
Así que simplemente, me quedo en el mismo lugar para esperar a que vuelva.
Pasan unos minutos y no aparece, en su lugar...
- Buenos días, Plaga N° 8156. -
La Plaga que hace acto de presencia resulta ser, precisamente, el ser más repugnante que conozco, aparte de mí.
- Hola, Owynn. -
Cada parte de él me causa repudio, su cabello negro, pero no tan negro como su alma, unas gafas cuadradas con aumento suficiente para ver hasta la más mínima gota de sudor, una camisa blanca mal abrochada, pantalones y zapatos «de la más alta calidad"», y por último pero no menos repugnante, su sonrisa, absolutamente sacada del infierno mismo.
- ¿Qué ocurre, mi agradable amigo? - Dice sonriendo.
Por si hay alguna duda, no, no somos amigos.
- ¿Oh? Ah, nada, sólo que hoy tengo más ganas de destruir el suelo con tu cara de lo habitual. -
Casi puedo sentir las miradas de cada Plaga al rededor, sin decir nada, sólo mirando, como si ninguno tuviera el valor de cortar el incómodo silencio.
Sin palabra alguna, Owynn se retira.
Sally me toca la espalda, con cara de asustada y sin decir nada, es obvio que fue testigo, pero ninguno hace un comentario al respecto.