Brina solo relajó su postura cuando la energía de Fenrys dejó de mostrarle hostilidad. Aunque podía cambiar de opinión en cualquier momento y atacarlos, sabía que él en especial no lo haría. Fenrys solo se exponía a un enfrentamiento cuando tenía todas las posibilidades de ganar, nunca cuando estaba en desventaja. Por eso, el duelo se los ofrecía a unos pocos soldados, que no tenían la más mínima chance contra un domador, por más mediocre que fuera. Sin embargo era demasiado cobarde como para ir contra ella.
La nómada suspiró, encontrarse con Fenrys antes de entrar en Lumming complicaba su plan porque querría enfrentarse con los soldados de Themis ante la más mínima provocación. Conociéndolo bien, esperaría a que ella bajara la guardia para arremeter contra Asger. A Brina eso no le molestaba mucho en realidad, pero sabía que para Leander era otra historia, él sí haría lo posible por defender al soldado aunque eso resultara en que saliera lastimado. Y Brina no permitiría que Fenrys le tocara siquiera un cabello de la cabeza al monarca, era una certeza que se había instalado en su ser desde hacía días. Su convicción era tan sólida que hasta ella se sorprendía.
También era un fastidio que su amigo nómada fuera un chismoso de renombre, que no dudaría en contarle su expedición a Rohana. Aunque no le temía a Fenrys, a su mentora si le tenía un buen grado de respeto y temor. Brina no quería arriesgarse a que Rohana intentara detenerla de su intención de cortar el lazo impuesto por la Primera Orden.
Por eso tenía que pensar hasta qué punto revelarle a Fenrys su expedición.
Se acercó a él, estaba apoyando todo su peso en un árbol y observaba con mucho interés una bola de fuego que arrojaba del aire a la palma de su mano, una y otra vez. Brina bufó con hastío, era obvio que Fenrys estaba ostentando sus habilidades ante los soldados, intentando demostrarles que era más fuerte y poderoso que ellos…
Tan patético como de costumbre.
—Bueno, ¿me vas a contar lo que sucede ahora que no atacaré a tus amiguitos? —preguntó, enarcando una ceja en dirección a los mismos.
—¿Por qué habría de hacerlo si no es asunto tuyo? —retrucó ella con las manos en la espalda—. Además, ¿no tendrías que estar recuperando tu fragmento? La energía en tu zona está muy desordenada, Fenrys.
Aunque estaba provocándolo, era la verdad. Los remolinos elementales se veían enredados, fuera de armonía. Le costaba concentrarse con el constante siseo que ese desbarajuste provocaba.
—¿Y tú no tendrías que preocuparte por tu zona, en lugar de andar fisgoneando en la mía? —replicó él, apuntándola con la bola de fuego. Ella se río, tanto de su respuesta, como de su actitud defensiva.
—Oh, esa es la diferencia entre tú y yo… el mío está en su lugar, amigo.
Él la miró con los ojos entrecerrados, pensando en alguna respuesta que pudiera contrarrestar su creciente humillación. Sin embargo, terminó encogiendo los hombros y dirigiéndole una mirada dolida.
—Deberías ser más caritativa con los de tu clase, en lugar de andar congeniando con el enemigo —planteó y apuntó a Leander con la barbilla. El rey estaba a unos metros de ellos, con la mirada tranquila, pero la energía turbada. Hablaba con los soldados y por la postura de ellos, no era una conversación agradable—. Sé que te gustan los personajes raros de los reinos, pero andar cargando con un batallón a cuestas es demasiado hasta para ti, Brina. Además, nunca te habías enfrentado a mí para proteger a nadie.
Ella asintió con aire distraído, pero de acuerdo con la declaración. Entablar relaciones con individuos de otros reinos era una mala costumbre que tenía y por la cual había recibido el castigo de su mentora en más de una ocasión. Sin embargo, jamás se había interpuesto con los nómadas por sus conocidos, eso era una novedad hasta para ella.
—Sí, pero por lo general, mis amigos pueden defenderse de ti y tu fanfarronería, Fenrys —intentó excusarse—. Leander es un individuo ordinario, al que podrías haber lastimado.
—No tenía la intención de calcinarlo, si es lo que piensas. Solo quería darle una lección al tipo que hablaba de títulos y sinsentidos, ese anciano insolente. Tu amiguito el rey se puso frente a él, por eso parecía que lo estaba apuntando. Ni que pudiera hacer algo para impedírmelo…
Brina lo había visto hacerlo antes que ella lo hiciera por él, Leander ya se preparaba para recibir el castigo por sus hombres. El rey de Themis no se aprovechaba de su posición para sobrevivir a costa de otros, sino que ponía a los demás por encima de él y tomaba responsabilidad por sus actos y los de sus hombres. Era el sujeto más noble que había cruzado en su camino. ¿Cómo no iba a defenderlo?
—Él tampoco pensaba que podría detenerte, créeme. Solo estaba intentando proteger a sus hombres —explicó ella, intentando disimular su admiración.
El hecho que Leander la hubiese salvado, aunque no era lo mejor para él, la llenaba de contradicciones. Además de eso, se sumaba el consuelo que había recibido de su parte la noche anterior, esa empatía y consideración que nadie nunca le había mostrado la debilitaba y al mismo tiempo le daba más fuerzas. Se sentía llena de agradecimiento y la lealtad que sentía hacia él era casi incondicional.
—Interesante.
La expresión de diversión mordaz de Fenrys no le gustó en lo más mínimo. No podría descuidarse mientras él estuviera cerca. Leander era fuerte en su interior, pero seguía siendo un ser débil en su exterior. No quería exponerlo a la atención del nómada.
#787 en Fantasía
#3364 en Novela romántica
fantasia aventura, matrimonio forzado realeza, enemistades amistades y secretos ocultos
Editado: 22.04.2023