La Princesa de las Sombras

-Primer día-

Después de un par de horas logre cerrar los ojos y dormir.

Estaba durmiendo cómodamente hasta que llego la misma sirvienta del día anterior a despertarme.

La mire con el ceño fruncido. - Mi madre te prohibió la entrada a mi habitación. - Dije en forma de regaño. - Sal de aquí antes de que te vea.

La chica se acercó a mí y me dijo. - Lo lamento... es que... no pude evitarlo...-. Comento sonriendo.

-Largo de aquí. - Dije levantándome de mi cama y caminando hacia la puerta. Al llegar le hice una seña para que saliera de ahí.

Ella dio un fuerte pisotón como reproche y salió.

-Estas mujeres van a volverme loco...- Dije cerrando la puerta.

Me acerque al ropero y encontré un conjunto de ropa doblada, así que la tome y me la puse.

Me parecía un poco informal, considerando que mi madre siempre nos obliga a vestir de manera elegante, sin importar día u hora... "Las personas te tratan como te ven vestido", esa es su frase típica.

Me coloque la ropa y abrí la puerta de mi habitación.

Bajé las escaleras centrales para dirigirme a la cocina, dentro de esta se encontraban mi madre, Alizée y una sirvienta.

Mi madre estaba bordando una cobija mientras que mi hermana bebía una taza de té.

-Buenos días, Cariño. - Dijo mi madre sin apartar la vista de su bordado. - ¿Listo?

-Supongo...- Dije sin ánimos. - ¿Qué demonios tienes en la cara? - Reproche mirando a Isabelle.

-Es maquillaje, bobo. - Respondió ella frunciendo el ceño.

-Eres muy joven para esas cosas, ve y quítatelo ahora mismo. - Ordene.

-Eh, mamá. - Rezongo Isabelle.

-Ostin, ya es tiempo de que tu hermana sea una señorita. - Dijo mi madre sonriéndole a Isabelle.

Rodé los ojos. - No estoy de acuerdo. - Dije sentándome de golpe en una de las sillas.

-Hermano sobreprotector. - Susurro mi madre a Isabelle riendo.

- ¡Escuche eso! - Respondí con el ceño fruncido. - Y tú, ya vámonos.

Dije levantándome agresivamente de la mesa.

Isabelle salió de casa junto conmigo.

Ambos subimos al carruaje.

-Ya vámonos. - Le dije de mala gana al Charles.

El dio marcha a los caballos y comenzamos a andar.

-y...- Dijo mi hermana intentando sacar un tema de conversación. - ¿Ya no darás lecciones de piano?

-Depende de que tan buenos sean los alemanes tocando el piano...- Respondí cortante.

Isabelle comenzó a jugar con sus dedos, eso solo lo hace cuando está muy asustada.

-Eh ¿Qué pasa? - Pregunte mirándola.

-Tengo miedo... jamás he estado entre chicas de mi edad... ¿Y si no les agrado? ¿Y si me tratan mal? - Dijo con preocupación.

-Tranquila, te van a adorar. - Dije regresando mi mirada a la ventana

- ¿Cómo estas tan seguro? - Pregunto haciendo un puchero.

-Tan solo mírate Isabelle, no hay una sola persona a la que le puedas desagradar, hasta a mí me caes bien a veces. - Dije mirándola de nuevo y soltando una media sonrisa.

- ¡Eres el mejor hermano del mundo! - Dijo lanzándose a abrazarme.

-Eh... si, suéltame. - Dije respondiendo levemente a su abrazo y separándola de mi rápidamente. - De cualquier forma, si alguien te trata mal avísame de inmediato.

- ¿Vas a cuidarme? - Pregunto sonriendo.

-Soy tu hermano mayor, me corresponde hacerlo. - respondí cortante.

Después de una hora llegamos a nuestro destino.

Eran dos enormes castillos, uno pegado al otro.

Ambos compartían un jardín gigantesco.

Muchos chicos y chicas caminaban por los alrededores.

Charles bajo y nos abrió la puerta del carruaje.

Ambos bajamos y miramos con asombro el colegio.

-Su padre me dio la instrucción de que los escoltara hasta sus clases. - Dijo Charles sonriendo.

-Escóltala a ella, yo puedo ir solo. - Respondí con frialdad. - Nos vemos, hermana.

- ¡Suerte, Ostin!

Camine solo por el jardín hasta a el castillo.

Vi a un señor recargado en el marco de la puerta de entrada.

Me acerque a él.

-Disculpe, ¿Sabe usted en donde puedo encontrar al encarado de este lugar?

-Yo soy el dueño, ¿En qué puedo ayudarle? - Respondió el señor, un hombre alto, canoso y gordo.

-Soy Ostin Bonnet, tengo entendido que mis padres ya hablaron con usted.

-Oh claro, los franceses, me alegra que hables con fluidez el alemán, jovencito. - Dijo sonriente.



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En el texto hay: vampiros, amor, mistero

Editado: 14.04.2019

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