Seis años. Seis años han pasado desde que la última batalla de Shun, una batalla donde demostró ser el más poderoso al enfrentarse a los maestros inmortales. Mejor dicho, con los seres más fuertes del mundo y salir con vida.
Los primeros meses se dejó llevar por los deseos de la venganza, hacia aquellos que lo persiguieron y asesinaron a su gente. Eso lo llevo a perder, parte de sus poderes y después dejarlos por completo gracias a una doncella que le mostro el mayor poder y ahora nuevamente volvió a ser como era en el inicio, un simple mortal, un humano común y corriente que puede salir herido con un leve golpe.
Pero eso era lo que menos le importaba en estos momentos. A pesar de que se mantenía oculto de todo mundo, que todavía lo sigue buscando. Ya nada de eso le importaba, no quería perder esta sensación en su corazón, los latidos de un corazón vivo y feliz. El viento y el aroma del lago llego hasta su nariz, sintiendo paz. Paz que deseo haberse dado cuenta desde hace mucho tiempo y ahora la tenía.
—Papá —escucho la voz infantil y dulce de su pequeña hija Melty.
Venia sujetada de la mano de su esposa, de su doncella. Sofía. La mujer espíritu zorro que le mostro el mayor poder del mundo. No se trata lo fuerte que puedes llevar a ser, superando a los demás o a ti mismo. Sino cuan fuertes eres para ayudar de corazón a los demás, sin esperar nada a cambio. Apreciar lo bello que la vida pone en tu camino.
Las miraba acercarse, con tranquilidad llenas de paz. Ellas eran los rayos del sol. Eran sus soles, sus lunas, sus estrellas que brillaban en el vacío de la nada de su corazón. Ellas eran las que llenaron de luz su oscuridad volviéndose su corazón.
—¿Qué haces aquí… tan solitario papá? —pregunto su hija, sujetando su mano.
—Miro el lugar donde comencé mi nueva vida —respondió Shun mirando a su esposa.
—Hmm… aquí fue donde conociste a mamá —dijo la pequeña niña.
—Si. Me asusto mucho. Cuando cayó del cielo —dijo su mamá.
La pequeña se soltó las manos de sus padres y voló sobre el lago —también quiero conocer a joven apuesto que caiga del cielo —dijo la pequeña.
Melty nació con el poder de la energía y era muy habilidosa. Shun también creía que ella podía usar el poder de la nada.
—No te alejes mucho, hija —dijo su madre.
—Vengan aquí —llamo ella.
Ambos padres se acercaron ingresando al lago. Sofía flotaba y Shun nadaba. Su hija se preguntaba porque no usaba sus poderes, ella sabía quién era su padre, pues lo buscaban por todo el mundo. Como el ser más peligroso de la historia. En una ocasión le pregunto ¿Por qué no usaba sus poderes? ¿Por qué se ocultaba cuando viajaban a la ciudad? ¿Por qué permitía que muchas personas hablaran mal de él?
Un día no lo soporto y camino hasta un grupo de personas, que hablaban mal de su padre, armando un alboroto por lo cual su madre tuvo que intervenir para bajar la tensión, pero ya era tarde aquellos sujetos pronto interrogaron si conocían el paradero de Shun. Melty estaba a punto de decir que ella era su hija, pero su madre le cubrió la boca. Diciendo que solo era una broma de una pequeña niña. Que se liberó sacándoles la lengua llamándolos tontos a ellos.
Sus padres le explicaron la razón por la que Shun siempre se mantenía oculto. ¿Por qué vivían bajo una barrera de camuflaje creado por su madre? Todo eso era para protegerse. Si los maestros inmortales y los emperadores se enteraban de esto estarían en peligro.
Mientras se divertían en el lago, Shun se dio cuenta que su poder desapareció por completo, pero todavía era capaz de volver a obtenerlo. De hecho, durante estos seis años, junto a su esposa descubrió muchas cosas desconocidas de su poder, pero la más importante seria. Como lograr el estado final de su poder. Un estado que lo convertiría en alguien absoluto, pero el precio a pagar era alto. Para lograr el poder perfecto y volverse algo absoluto. Debía morir y esparcir su conciencia en toda la infinidad. De esa forma seria absoluto, de esa forma se convertiría en todo lo que los inmortales anhelaban.
Jugaban en el lago, todos se sumergieron dentro chapoteando el agua, estos momentos eran los más felices de ellos mientras estuvieran juntos disfrutaría de la vida. Hasta que Shun partiera como el mortal que era.
En el santuario Lin volvió de su viaje de cinco años por todo el mundo, con el deseo de encontrar una respuesta. Cinco años en los cuales noto lo que Shun había visto en su corto viaje. Por más que intentes ayudar a los demás, por más que cambien los tiempos. Incluso si tienen un enemigo en común, que permite la convivencia entre todos, una unión mutua. No es suficiente. Las personas siguen actuando como siempre.
Los tres primeros años observo todo lo que una vez Shun observo y en cierta forma comenzaba a entender el razonamiento de Shun, pero se negó aceptarlo se convenció a si misma de que debía haber otra forma a eso. Medito durante dos años, para calmar su mente a todas esas interrogantes que surgieron en su cabeza. Se volvió más fuerte, más sabia y acepto que Shun en una parte tenía razón y en otra no. Acepto que todo el mundo creyera que estaba muerto u oculto de todos, mientras esta supuesta paz creada por el propio Shun de una forma indirecta se mantuviera todo estaría bien.
En el santuario la única pregunta en su cabeza era. ¿podre evitar aquel futuro? ¿Cómo combatir contra el señor de la nada?
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inmortales y poderes, batalla entre luz y sombras, profecía de destrucción
Editado: 24.04.2024