No pudo dormir muy bien esa noche, ni las que le siguieron. Su tío les consiguió habitaciones y Amor creyó que podría dormir mejor en una cama cómoda, con almohadas y envuelta en los brazos de David bajo las mantas. Pero aquello no pasó, sino que le dificultó conciliar el sueño y cuando por fin caía en la inconsciencia, se arrastraba fuera horas después debido a pesadillas.
Los días transcurrían, alargándose más de lo que debían. Las personas que habían rescatado comenzaban a sanar, algunos seguían en cama y otros aseguraban que se sentían completamente curados. Entre su tío y sus amigas, evaluaron las habilidades de lucha de los más sanos.
Ella se sentaba en el alfeizar de una gran ventana que le daba una increíble vista de la ciudad. Le gustaba observar la vida nocturna de la ciudad de Manhattan; ver a las personitas caminar bajo la ventana, formando una vida completamente ajena a lo que estaba sucediendo.
Los rascacielos se veían hermosos, a lo lejos, con las luces de las oficinas y habitaciones aún encendidas, otorgándole luminosidad a la ciudad. Ellos estaban en un piso dieciséis, había pensado mucho en eso, en cómo lograría escapar de un piso número dieciséis.
¿Tendría el edificio un ascensor o solo escaleras? ¿Su tío cerraría con llave la puerta durante las noches? ¿Si intentaba salir, se activaría algún sistema de alarma?
¿Tendría el valor de llegar sola a Filadelfia?
Fijó su vista en la pantalla del ordenador portátil que estaba sobre sus piernas, miró a todos lados antes de introducir una búsqueda. Su tío había desaparecido en su habitación desde muy temprano. David estaba leyendo un libro de cocina, con expresión de extrema concentración. Junio, Gemny y Aquarius se estaban ocupando de los enfermos.
Tecleó la palabra Manhattan en el buscador e inmediatamente le otorgó 300.000.000 resultados en un parpadear. Se dirigió a la sección de Mapas y tecleó el nombre del edificio donde estaba viviendo su tío; Torre Aubrey – 46. El mapa no tardó en dirigirse a la calle donde se encontraba el edificio.
Amor estudió la calle; había restaurantes, cines y unas cuantas discotecas. El edificio estaba entre dos establecimientos de comida, y a tres cuadras se encontraba una terminal de autobuses, abrió el enlace que la llevó a la página de la terminal.
Su estómago se revolvió cuando leyó que un autobús saldría a Filadelfia esa misma noche, a la una de la madrugada. A pesar de la promesa que le había hecho a David, muy en el fondo sabía que si no salía esa noche hacia Filadelfia, no tendría el valor para hacerlo nunca.
La decisión estaba tomada.
Cerró las páginas de información cuando vio a sus amigas acercarse hacia ella. Junio y Aquarius se sentaron a su lado, Gemny en el piso.
— Bonita vista, ¿no? —murmuró Junio. Amor asintió.
— No se parece a nada que haya visto jamás.
— ¿No recuerdan la súper fiesta de la hija del Mayor Mac? —habló Gemny, sacudiendo sus azules cabellos.
— ¿En qué se parece? —Aquarius.
Se encogió de hombros.
— Desde la terraza del edificio se veía toda Ciudad Cielo. Era hermoso.
— Nunca subí a la terraza —negó Amor.
— Ni yo —coincidieron la rubia y la morena.
Gemny se sonrojó violentamente, luego sacudió la cabeza—. ¡Bueno eso no tiene importancia!
— Me recuerda a Dave —soltó Amor—. Hermoso, seguro, esperanzador.
Las chicas soltaron una risita. El ambiente era tan relajado que de pronto se sintió volver en el tiempo, como si estuvieran hablando de temas triviales en la cama de su habitación y nunca hubiese sucedido nada.
— ¿Qué son exactamente? —preguntó Junio.
— Es mi novio —sonrió—. Supongo.
— Parece que van en serio.
— ¿Qué pasó con el otro chico?
Ella se encogió de hombros.
— Él tiene su alma gemela, no le voy a arrebatar eso por un capricho.
— ¿Pero te gusta el rubio? —interrogó Gemny— Porque si estuviera disponible, en un futuro, yo me lo pido.
Amor la miró mal —. Siento algo con David, algo que no sentí con Jordan. Creo que es razón suficiente.
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Editado: 11.01.2019