Aires de guerra
—Bien hecho, dejame cargarlo.
Hunter se adelantó, mientras que ella se quedaba petrificada en su lugar, sus piernas se volvieron de piedra, su corazón iba a saltarse de su pecho y su vista, se encontraba clavada en los dos animales que yacian uno sobre el otro en la tierra.
—Con cuidado— dijo en un murmullo, no encontraba su propia voz a través del nudo de angustia— está muy herido.
—Y es por eso que tenemos que apresurarnos.
Con cuidado, Hunter tomó al leopardo inconsciente y lo arrastró a unos metros, le quitó el dardo tranquilizante y volvió sobre sus pasos, hasta arrodillarse frente al cuerpo de un enorme leopardo de las nieves.
Liam.
El hombre, que no demostraba emoción alguna en sus acciones, ni siquiera el nerviosismo que podría dominar a cualquiera que encontrara a un familiar herido, tomó la cabeza de Liam y la movió, su cuello quedó expuesto, de un color rojizo.
—¿E-está m-muerto?— preguntó al borde de las lágrimas.
Hunter palpó la zona de su mandíbula y volteó a verla, ella apenas tenía una linterna de bajo alcance en sus temblorosas manos, pero en la escasa luz pudo ver el brillo del exótico color aguamarina de sus ojos. Serios, tranquilos.
—Tiene pulso, pero muy débil.
Él sacó un transmisor de su bolsillo.
—Liam está herido— habló por el objeto— lo llevaré de inmediato con Riley, los que puedan, rastrillen la zona de la frontera Moon Fighter. Hay un intruso inmovilizado, no lo toquen. Cambio.
—¿Con quién hablas?
—Los transmisores están interconectados, todo el clan se pondrá en alerta. Aria puso a Riley sobre aviso apenas supo lo que estaba pasando.
Dicho esto, él tomó el cuerpo de Liam y lo colocó sobre sus hombros, agachandose un poco por el peso. Comenzó a caminar, hasta detenerse a mirarla:
—¿Puedes seguirme el paso?
Ella asintió, entonces, Hunter corrió, lo siguió por detrás, con una mano sostenía la pistola de balas y con la otra, la linterna. Gotas rojas tinieron la blanca nieve de un pálido tono rosado, la sangre de Liam caía lentamente y le daban ganas de vomitar.
Todo su cuerpo ardía cuando llegaron a la cabaña de Riley, Hunter pateó la puerta y entró desesperado, la tenue luz fue bien recibida por sus ojos, pero deseó no verlo con tanta claridad, de verdad se veía muy mal. Temía lo peor.
Riley salió de una habitación con un bolso de cuero marrón en sus manos, su rostro palideció al ver a Liam extendido sobre la alfombra roja en el centro de la sala.
La joven miró con angustia a Hunter y luego regresó al cuerpo herido.
—No— murmuró mientras sacaba un estetoscopio del bolso— otra vez no.
Hunter se pasó las manos por su cabello negro.
—Descuida, no han sido lobos— le dijo para tranquilizarla— esta vez fue un leopardo.
Riley asintió, escuchando con atención por el objeto, tanteando el cuerpo en busca de signos vitales.
—¿Qué es exactamente lo que estaba haciendo?
Hunter suspiró.
—Lo envíe como espía al territorio Red Fire— intervino Aria, la mujer entró, cerró la puerta y se colocó arrodillandose al lado de Liam_ ¿Cómo está?
—Débil, muy débil, apenas escucho su pulso.
—¿Y sus heridas?
—No son graves, su pelaje le ayudó a evitar desgarros profundos en la piel, está grave por la señal de asfixia en su cuello.
Aria miró a Riley, preocupación y tristeza envolvían su rostro, negó suavemente. La mujer cerró ambas manos en puños y desvío la mirada al cuerpo.
—¿Qué sucede?— preguntó.
—Salgan de aquí— musitó— llevensela.
Riley se puso de pie.
—¿Qué vas a hacer?
—Voy a traerlo de vuelta ¡Vayanse!
Hunter la tomó con suavidad por un brazo, y se la llevó afuera, Riley los siguió y cerró afuera.
—¿Qué va a hacer? ¿Qué le pasa a Liam? ¿Va a morir?
—Tranquila Shelly— le dijo Hunter— Aria es su última opción.
Antes de que pudiera contestar una sombra se movió desde el bosque, asustada encendió su linterna y apuntó en su dirección, Aiden se tapó el rostro con una mano.
—Mierda, apaga esa luz, me arden los ojos.
—D-disculpa— la apagó.
De inmediato, el joven buscó a Riley y la abrazó fuerte.
—Connor, James y yo devolvimos al leopardo a su territorio— le informó a Hunter— despertará pronto ¿Cómo sigue Liam?
Riley se estremeció.
—Casi no tiene pulso— susurró— está con Aria.
—Oh no.
Shelly no entendía nada, se sentía impotente, miraba a todos en busca de las respuestas que necesitaba con desesperación.
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Editado: 23.09.2018