Los conflictos son inevitables
¿Y ahora qué?
Se preguntó eso una y otra vez de camino a la cabaña de Connor.
Connor... No estaba en condiciones de verlo, su "Amenaza" seguía alterando el instinto protector en su interior, había muchas contradicciones en su mente por el hecho de que él hubiese reclamado sus intenciones con Shelly. Eso erosionaba una larga relación de tolerancia armoniosa.
Que fueran compañeros de clan no significaba necesariamente que se llevaran de maravilla entre si.
Pero estaban juntos en las buenas y en las malas.
Ahora se necesitaban más que nunca si pretendían defender su territorio contra esos gatos sin honor.
Entró a la cabaña sin pedir permiso, y eso a Connor no le importó, en el interior, Hunter, Aria y Tarah eran los únicos además del dueño.
—Me alegra que estés en una pieza— le dijo la mujer de ojos color caramelo— te puedo asegurar que Hunter no disfrutó ser lugarteniente por medio día.
—Gracias por preocuparte— le dijo intentado ser amable.
Miró al hombre sentado en el sillón grande, notó alivio en sus ojos aguamarina, asintió en un gesto de agradecimiento que Hunter le devolvió.
Luego, Liam centró su atención en su alfa, Aria estaba sentada en un sillón individual con expresión pensativa. Su corto cabello negro, caía sobre su frente.
—Creí que no había tiempo para una reunión de clan— le dijo y buscó uno de los enormes almohadones para sentarse a su lado.
Ella esperó hasta que se quedara quieto.
—Pensé que me dejarías sola para lidiar con todo esto— susurró sólo para él— Creí que morirías.
Aflicción y pena se oian en sus palabras casi inaudibles.
Liam y Aria habían sido muy unidos desde que se encontraron vagando por las calles de Phoenix. Se llevaban dos años de diferencia. Él la reconoció como su alfa mucho antes de que ella supiera de su condición, Aria se vió a si misma como un alfa cuando los atraparon unos trabajadores de un orfanato y los enviaron al refugio para huérfanos cambiántes Lion's Heart allí se encontraron con Aiden y Riley.
Y con muchos otros leopardos de las nieves huérfanos.
—No podrías dejarme ir— contestó— sé que serías capaz de cazar a la muerte para traerme de vuelta.
Aria asintió.
Se veía agotada y tensa, preocupada, estar en su posición en un momento como este, en donde se aproximaba una pelea entre clanes, debía de ser muy duro.
Aria debía tener presente el conocimiento de que ella los lideraba a un violento conflicto en el cual era muy posible que salieran heridos, o peor, muertos. La responsabilidad de su poder era enorme.
Sus compañeros llegaron en cuestión de minutos, Aria había dicho que la reunión era de extrema urgencia. Uno por uno, se fueron acomodando en los lugares disponibles. Shelly llegó, sola, y se quedó al lado de Riley.
La ausencia de dos miembros era notable.
Ya todos sabían de la deserción de Mila, algo que los había dejado conmocionados, pero nadie podía notar el hecho de que Jake no estaba. Él era el único que reparaba en su ausencia.
Los últimos en llegar fueron Kaylee y Luke.
—Ya saben porqué los he llamado con tanta urgencia— comenzó a hablar su alfa— ayer envié a Liam como espía al territorio Red Fire. Tal como lo suponía, ellos son los que secuestraron a los niños Moon Fighters— hizo una pausa para mirar a todos, cada uno tenía una expresión de confusión y asombro— Liam fue visto por un guardián, fue perseguido incluso hasta varios metros en nuestro territorio, en contra del código el guardián lo atacó. Por suerte, ha sobrevivido.
Gracias a ella, pensó para sus adentros, gracias a Shelly.
—Los leopardos nos tienen en la mira, quieren nuestro territorio. Es por eso que he decidido avanzar hacia ellos con toda nuestra fuerza.
—¿Pelearemos?— preguntó Kaylee.
—Intentaré razonar con su alfa, pero me temo que es muy probable que eso suceda.
—¿Qué hay de los cachorros?— preguntó Luke preocupado— no puedo permitir que ella se arriesgue de esa manera.
Aria miró al puma que aferraba con fuerza la mano de su compañera. Sus ojos azules reflejaban una súplica interna que era fácil de reconocer.
Cualquiera en su lugar se negaría a dejar ir a la mujer que amaba a una posible lucha territorial.
—Comprendo tu preocupación— respondió Aria— y el instinto protector que estás sintiendo, yo también me preocupo al llevar a todo el clan al campo de batalla, pero debo oír de ella su decisión.
Todas las miradas cayeron sobre la mujer de corto cabello rojizo, Liam sabía que ella se estaba debatiendo entre el instinto maternal y la necesidad de apoyar a su clan.
Él no la juzgaría si escogía quedarse a salvo junto a su hija.
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Editado: 23.09.2018