Una triste calma
No volvería a verlo sonreír, tampoco vería aquellos simpáticos ojos brillar con alegría. No escucharía su suave voz, ni vería esos rizos oscuros.
Connor se había ido, junto con James, otro hombre al que no llegó a conocer.
Ambos cuerpos estaban tendidos en el claro de luna, el sol del medio día había brillado sobre ellos, sobre las mantas blancas que los envolvían por completo, pero ahora estaban cubiertos por las sombras que proyectaban los enormes pinos a su alrededor. La brillante placa de metal en la que fueron depositados, había relucido en su momento.
Todo el clan, herido y lastimado, se había reunido a su alrededor.
Shelly estaba de pie, gracias a la ayuda de Riley, ahora podía caminar, no sin un dolor y una cojera en su cadera. Aprendió que la joven sumisa era, algo como la curandera del clan, una doctora no titulada, que podía curar cualquier cosa con tan solo haberse leído decenas de manuales de medicina.
Fue gracias a ella, y a la fuerza del alfa, que Kaylee recobró su salud, de tal forma, que ella se mantenía sentada al lado de Luke amamantando a la pequeña Lauren.
Los niños secuestrados fueron devueltos a los mismos lobos que los acorralaron en la cabaña junto con los leopardos.
Supo a través de Liam, que la ejecución de los responsables de la muerte del niño Moon Fighter fue realizada por ellos entrada la mañana.
Pensar en todo eso le provocó náuseas, en tan solo pocas horas, experimentó la crudeza y el salvajismo oculto en los cambiantes. El ansia de poder, la brutalidad, la necesidad de proteger, todo en un mismo lugar, en una lucha a la cual ella nunca habría podido sobrevivir.
Y gracias a Connor ella seguía con vida.
Recorrió con su mirada a todos los presentes, todos miraban aquellos cuerpos en el centro, pero ninguno lloraba. Eso le disgustó ¿No iban a llorar a sus muertos? ¿Qué clase de funeral era ese?
—A un cambiante se le llora en el momento de su muerte— dijo Liam colocándose a su lado— no después, para nosotros es... Una falta de respeto. Aquí honramos su vida, no lloramos su muerte.
Shelly volteó a verlo, tratando de comprender sus palabras. Para ella, la muerte era un momento de tristeza y llanto, de dolor y angustia. Un funeral significaba un cajón, una tumba, flores y lágrimas, muchas lágrimas.
Y todas las que tenía ella debía guardarlas ¿Por siempre?
Mil lamentos se cruzaron en su mente, y eso le hizo sufrir, Connor había sido amable y gentil con ella, Shelly lo único que hizo fue romperle el corazón.
Un nudo se apretó en su garganta, y su pecho fue aprisionado por la angustia. Quería llorar, tirarse al suelo y hacerse una bola para llorar, desahogar su pena tal y como lo hizo el día que su madre murió.
Cómo le hacía falta Jake en un momento como ese...
—Te absolvió de toda culpa— susurró Liam.
Shelly elevó sus ojos, con la manga de su campera limpió las lágrimas que nublaban su vista.
—¿Q-qué dices?
—Antes de irse me dijo que te cuidara, y que no tenías la culpa de nada.
"Claro, si no hubiese olvidado mis armas tal vez ellos estarían vivos" pensó, todo su reducía a un puñal de culpa clavado en su cabeza ¿Cómo podía no culparse?
Una protesta se construyó en su mente, pero el movimiento de Aria hacia el centro la detuvo. El alfa caminaba con lentitud, tenía cortes y arañazos en sus brazos, golpes y moretones en su rostro. La mujer fuerte y feroz que siempre vio, no estaba presente en ese momento. En su lugar, estaba una mujer debilitada por la pelea y herida, por lo que Shelly podía sentir, era el sufrimiento de la pérdida.
—Connor y James fueron valientes y leales— dijo en voz alta— recuerdenlos de ese modo. Pueden irse, el ritual ha terminado.
Mientras Shelly se apoyaba en Riley para caminar, pudo oír unas palabras que la congelaron por dentro.
—Soy tan culpable como aquellos que los mataron.
El murmullo de Aria sólo lo escuchó ella, o al menos, los demás no se atrevieron a contradecirla.
—¿Qué pasará ahora?— le preguntó ella a Riley.
—Aria los cremará y se quedará con ellos hasta que se conviertan en cenizas.
Shelly miró hacia atrás, pero Riley, gentilmente movió su cabeza.
—No voltees— dijo con seriedad— Aria debe estar sola con ellos. No creo que puedas comprenderlo, pero ella es como nuestra madre, nos cuida y protege, y sí, a veces sus decisiones cuestan caro, pero debíamos defender lo poco que tenemos, nadie desea que los extraños irrumpan en su casa y empiecen a echar a los dueños ¿No lo crees?— hizo una pausa cuando casi se tropieza en la nieve, luego después de un largo suspiro, continuó— no juzgues a Aria, perder a Connor y a James duele más de lo que podrías imaginarte.
—Deja de atosigar a Shelly.
La ronca voz de Liam la obligó a mirar al frente, ya estaban llegando a la entrada del bosque. Él la esperaba reclinado sobre uno de los troncos.
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Editado: 23.09.2018