2 años atrás...
Cleo se había pasado toda la mañana sumida en sus pensamiento preguntándose ¿Que haría ahora?, cuando llegó a la junta del parlamento no pudo poner atención a todo lo que le informaban los ministros. Por eso cuando dio por terminada la reunión camino hacia los grandes ventanales que daban una vista extraordinaria hacia los inmensos jardines la cual se podía apreciar que se estaba perdiendo el magnífico color que una vez lo caracterizaba. Su madre cuidaba con esmero ese jardín y con mucha más devoción aquellos rosales que eran sus preferidos; aún podía escuchar las risas de su madre junto a sus hijas, su primogénita corría por el padrino tocando la flores mientras que su segunda hija la miraba a ella con una gran sonrisa de alegría parada atrás de su pequeña hermana que observaba de igual manera con una gran alegría. Entonces la voz de su padre se escuchó atrás de ellas y Margaret corría a su encuentro dejándose arropar por los fuertes brazos de su progenitor
—Cleo —escucho la voz de su hermana haciendo que salga de sus recuerdos —. Pensé que aún seguías con el parlamento
Cleo volteo a verla seriamente para luego sonreírle
—No, hoy terminé temprano la reunión —se llevo la mano hacia su cabeza —, me levante un poco indispuesta. La cabeza no me deja de doler
Margaret se acercó a ella tomándola de las manos con preocupación
—Oh hermana , ¿Ya te tomaste un té? —la llevo hasta el asiento —, o ¿Quieres que llame al médico?
—No te preocupes estoy bien, en un rato se me pasará
—¿Seguro hermana? Te noto muy pálida —la vio asentir y ella le dio unas palmaditas en sus manos —, escuche que encontraron a tu doncella asesinada
Le comento y Cleo asintió con un suspiro
—Si, la encontraron acuchillado en los pasillos que dan hacia las habitaciones
—Hermana tienes que tener mucho cuidado —negó —, ¿Han descubierto quien fue?
—No, al parecer no se encontraron evidencia alguna
—¿Como puede ser posible? Un asesino se escabulló en el palacio y nadie se dio cuenta, ni los guardias ni mucho menos el servicio
—Tranquila Margaret, verás que pronto lo atraparan
—Dios quiera que si Cleo —se levanto alisando las arrugas de su vestido —, te veo más tarde Cleo iré a dar un paseo a caballo. Una vez que caiga la nieve no podré hacerlo
—Ve con cuidado
Vio como su hermana asentía antes de darse la vuelta para marcharse, se levanto con dirección hacia su alcoba
—Mack —hablo una vez que entro —, alista mi caballo
—Su-su caballo —se acercó a ella para susurrar :— Pero mi señora, no puede montar en su estado recuerde esta preñada
—Tengo que salir Mack, tengo que decirle a Sandro —llevo su mano hacia su vientre para luego susurrar —, solo él puede protegernos
—Por que no mejor va en un carruaje
—No, no puedo. Nadie debe de saber que voy a verlo
—Pero sería muy peligroso que vaya montada en el caballo, puede sufrir un accidente o con el viaje puede perderlo
—Te prometo que iré despacio si me canso parare
Su nueva doncella no muy convencida acepto y fue a preparar su caballo mientras ella se cambiaba con su traje de montar
—Tranquilo mi amor —llevo sus manos al vientre —, tu padre nos protegerá
Una vez que su doncella volvió para informarle que ya estaba su caballo salió hasta las caballerizas para luego irse montada en su caballo hacia el reino de Apolonia. Hizo un gran recorrido y cuando estaba cerca del reino bajo del caballo para caminar, el viaje había sido muy cansado por eso cuando divisó el prado se sentó a descansar en una roca se hubiera quedado dormida si no fuera por unas voces provenientes del lago, con sigilo se acerco hasta ver quién eran
—¿Que el gusta hacer su majestad? —preguntó aquella mujer de cabellos castaños
—Nada, estoy muy ocupado en los asuntos del estado para entretenerme en algo
Le hizo saber sin importarle si era brusco
—Veo que mi compañía no es de su agrado —paro en seco para mirarlo a los ojos —. Es una lástima
Cleo se mantenía oculta tras los árboles observando a Sandro con aquella mujer
—¿Se puede saber el porqué? —preguntó Sandro con los brazos cruzados atrás de su espalda
—Por que mi padre quiere unir nuestras naciones con el matrimonio su alteza —le informo mientras se acercaba hasta casi rozar sus labios —. Y la verdad, ahora que lo he conocido yo también quiero ser tu esposa... tu mujer
Ante aquella declaración Cleo no pudo seguir escuchando, dejo se espira a los futuros esposos y salió con lagrimas desbordando de sus ojos al mismo tiempo que un nudo se formaba e su garganta. Ya nada podía hacer esta sola y era cuestión de tiempo para que estuviera en una caja y con la tierra sobre ella. Mientras que en el lago Sandro tomo por los hombros a la mujer para apartarla con brusquedad
—Nunca pasará —le hizo saber —, yo no me casare contigo ni con nadie
—Mi padre quiere esta unión y no descansará hasta realizarla, además de que yo consigo siempre lo que quiero
—Pues esta es la excepción —seriamente le aclaro —, yo no soy mercancía y mucho menos me vendo al mejor postor. Así que si eso es lo único que le trajo a Apolonia no pierda más su tiempo puede regresar a su reino el día que usted guste. Con permiso
Hizo una inclinación antes de darse la vuelta he irse
—Esto no se quedará así —susurró viéndolo marchar —, voy a vengarme te lo juro