La Reina Del Mafioso

Capitulo 73

 

Canciones:

Imagine Dregons - Human.

 

  La cena de esa noche fue de maravilla aunque no tanto cuando Antoni decidía hablar conmigo, yo solo le conteste con amabilidad a pesar de que no me caía del todo bien.

  Enzo se llevaba genial con sus primos y más con Antoni el cual tenia la misma edad que el. Antoni y Enzo tenían un aire muy parecido, ambos tenían ese semblante que los hacían ver rudos y tenebrosos, su estilo era casi el mismo pero el tamaño de sus cuerpo era diferente, Antoni era un poco más delgado que Enzo.

  La puerta se cerro una vez que ambos estábamos en la habitación de huéspedes. Enzo prendió la luz y me enamore nuevamente.

  La habitación no tenia el mismo tamaño que la nuestra pero si que era acogedora y elegante. Contra la pared del lado izquierdo había una cama con sabanas blancas y con figuras en dorado, frente a la cama había una cómoda blanca que hacia juego con las mesita de noche y sobre ella, colgado en la pared, había un televisor del mismo largo que la cómoda, había una alfombra de color piel que cubría casi todo el suelo de la habitación, había una puerta normal en la misma pared donde estaba colgado el televisor y por ultimo del lado izquierdo de la cama había unas cortinas blancas algo transparentes que cubría una gran ventana que estaba colocada en medio de la pared.

 -¿Las paredes son gruesas?- Le pregunte a Enzo dándole la espalda.

  Enzo rodeo mi cintura desde atrás y comenzó a dejar besos en mi cuello.

 - Si.- Es lo único que dijo entre beso y beso.

  Algo molesta me aleje de el lo cual lo dejo desconcertada. Me cruce de brazos y deambule por la habitación dándome cuenta que nuestras maletas estaban aquí.

 -¿Que sucede?- Enzo tomo mi mano y me hizo darme la vuelta.

  Observe sus ojos y el los míos. No tenia ni la mínima de ganas de explicarle a mi novio lo que sucedía pero si no lo hacia se pondría pesado y las cosas podrían terminar mal.

 - Sucede que conoceré a tu madre dentro de tres días y no estoy preparada para aquello.- Hable mirando el suelo de la habitación.

 - Oye.- Enzo tomo mi mentón y lo elevo para verme nuevamente a los ojos. Sus ojos me miraban con tanto amor hasta tal punto que hizo que mi cuerpo se relajara.- Mi madre no es mala, es genial.- Una sonrisa se expandió en sus labios.

  Negué con la cabeza y me zafe de su agarre en mi mentón.

 - Es muy diferente, Enzo. Hay muchos puntos en contra por lo cual tu madre puede llegar a odiarme.- Dije algo triste al pensar que no le pueda caer bien a su madre y eso nos termine separando.

  Camine hacia las cortinas y las moví para ver por la ventana la cual, en realidad, era una puerta.

 - ¿Como cuales?- Su voz había sonado tan molesta que hizo que mi cuerpo se volviera a tensar y de que ya no tenga ganas de verlo a los ojos.

 - Soy tu secretaria. Tu me mantienes. No tengo buenos modales. Mi pasado es horrible. No vengo de familia con dinero. Y lo peor de todo, no tengo familia, soy huérfana.- Coloque mi frente contra el frió cristal que estaba dividido en cuadrados gracias a la madera blanca de la puerta.

  Mis propias palabras lograron que mi corazón se encogiera y que la realidad me azotara como un látigo.

  Unas manos golpearon el cristal con fuerza y por un segundo temí que aquella manos lo traspasaran. La respiración de Enzo chocaba en mi cuello y sus manos me acorralaban. Mire nuestro reflejo en la ventana y no puede evitar que mi respiración me pesara al ver como sus ojos me miraban a través del reflejo.

 - Eres una persona generosa.- Enzo dejo un beso en mi cuello sin dejar de observarme.- Eres guapa.- Otro beso.- Eres inteligente, no por nada te dieron una beca en Columbia. Eres fuerte.- Un beso con mordida.- Eres orgullosa.- Sentí como sonreía en mi cuello mientras me daba otro beso.- Eres sencilla.- Dos besos ruidosos.- Y eres la mujer que amo.- Enzo lamió mi cuello y luego lo volvió a besar.- Si no le llegas a agradar a mi madre ese no sera un obstáculo para mi, te amare hasta mi ultimo respiro, mi pequeña y bella reina.- Dejo un beso detrás de mi oído y eso fue suficiente para que me derrita.

  Me di vuelta y apoye mi cuerpo en la ventana. Enzo se acerco un poco más obligándome a elevar la vista.

 -¿Porque siempre me salvas de la oscuridad donde yo sólita me estoy hundiendo?- Le dije completamente atontada por como aquel hombre lograba que sonriera nuevamente.

 - Porque tu ya no perteneces ahí, tu ahora perteneces aquí.- Sus palabras sonaron tan bien saliendo de sus labios. Enzo tomo mi mano y la coloco sobre su corazón.

  Me mordí el labio inferior. Enzo se veía tan guapo y tierno cuando se ponía cursi. Por dios, a quien no le gusta un tipo rudo que solo es tierno con su pareja.

 - Creo que ahora veo las cosas más positivas.- Dije mientras colocaba mis manos en mi espalda y entrelazaba mis dedos.

  Enzo miro mis labios pero no se acerco. Joder, esa distancia me estaba matando. Rodee su cuello con mis brazos y coloque mis labios encima de los de el. Pretendía que esto fuera tranquilo pero Enzo no quería tranquilidad, el quería fuego y descontrol. Sus manos me ayudaron a rodear su cintura con mis piernas. Enzo nos corrió de la ventana y me hizo sentar con brusquedad en la cómoda. Ambos queríamos una segundo ronda de lo sucedido la otra noche.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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