El fin de semana había llegado, tras toda una noche de no haber dormido, Joshua apago la consola de videojuegos poniendo el noticiero matutino recostándose sobre la cama en tanto su colega se mantenía frustrado al no haber podido pasar "el templo del agua" de "La leyenda de Zelda" con el control en mano para luego tumbarse en el suelo.
Con los ojos cerrados para descansar un poco, Joshua escucho los avances que se habían realizado en la investigación del 11 de septiembre pasado, la noticia seguía siendo de gran importancia internacional. Con la televisión prendida iluminando la oscura habitación en donde descansaban los dos muchachos, ambos permanecieron un largo rato en silencio cuando escucharon unos pasos que subían por la elegante escalera de caracol para llegar a la puerta de su habitación. Sin perder tiempo, Joshua corrió hacia la puerta para cerrarla en el preciso momento cuando se abría, ¿como les explicaría a los sirvientes que había traído a un completo extraño a la casa? Y lo que era peor, posiblemente ellos les informaran a sus padres de lo que había hecho cuando escucho la voz de estos al otro lado de la puerta.
—¡Joshua! ¡Déjanos pasar en este momento, tu madre y yo queremos hablar contigo!
—Sabes perfectamente que en esta casa no ahí puertas cerradas —le escucho decir a su madre y sin poder invitarlo se preparo para la serie de preguntas al dejarlos pasar pero al volverse hacia la habitación no había nadie, solo la cama desarreglada y la ventana abierta.
—Hijo, nos acaban de decir que anoche llegaste muy tarde, ¿A dónde has ido estos dos últimos días? Esa no es tu forma de actuar y empezamos a preocuparnos por ti.
—No tienes de que preocuparte mamá. Fui a comer... tacos... con un amigo. ¿Es que acaso tienen que saberlo todo? ¿Digo? Ya puedo cuidarme solo para salir un rato.
—No nos vengas con eso Joshua, eres nuestro hijo y mientras estés en esta casa vivirás bajo muestras reglas —le respondió su padre con su acento español imponiendo su autoridad al hablar bloqueando el pensamiento de muchacho cuando sonó el timbre.
—¡YO ABRO LA PUERTA! —grito Joshua escabulléndose entre ellos bajando la escalera de caracol pensando en una cuartada cuando abrió la puerta sorprendido. —¡¿TU?!
—Hola señor y señora... Mi nombre es Jeth Urania y soy amigo de Joshua —hablo un joven un poco nervioso cuando la pareja bajo de las escaleras.
—Joshua, ¿Acaso tú conoces a este chico? —le pregunto su padre al ver su extraña ropa.
—Si... si... el es un amigo... de la escuela. Hace poco que nos conocimos. Verán, lo que pasa es que... es que... Jeth es nuevo en la ciudad, sus padres... tienen un puesto en el gobierno y casi nunca están. Es por eso que estos últimos días al salir de la escuela le enseño la ciudad hasta el anochecer... —se invento Joshua sin saber si le creerían unas palabras tan falsas y temeroso espero hasta que su padre por fin hablo.
—No fue tan difícil decirnos, ¿verdad? Bienvenido a la ciudad ¿Jeth?, soy el padre de Joshua y ella es mi esposa. Eres bienvenido en nuestra casa cuando quieras —le respondió el señor de la casa con su acento español y con una sonrisa estrechando su mano para luego invitarlo a pasar a la mansion —. Solo una pregunta más ¿Por qué vistes de esa forma?
—Veras el... como tiene mucho tiempo libre... se metió a la obra que le había dicho a mamá, este es su disfraz... y como ensayan temprano por eso se lo pone en las mañanas.
Tras agradecer la invitación, el muchacho de verde ingreso a la mansión detrás de Joshua y sus padres. El señor de la casa era un hombre alto, de unos cuarenta cinco o un poco mas a juzgar por la elegante barba corta que llevaba, y su complexión era la adecuada para alguien de su edad, su cabello era oscuro, contrastante con el de su esposa al parecer un lustro mas joven que el pero ambos tenían los ojos como los de su hijo. La mansión no era esplendida solo por fuera, obras de arte, finos muebles, objetos de porcelana o cristal dominaban la vista al igual que hermosos candelabros barrocos en las distintas habitaciones reflejando la luz en los mosaicos del piso, en ciertas partes había columnas que soportaban el peso de los pisos superiores. La estructura era bastante profunda, ya que cruzaron por la escalera de caracol y la moderna sala llena de muebles lujosos pasando por varios pasillos en los costados de la primera planta hasta llegar al comedor con su larga mesa de caoba barnizada cuando la madre de Joshua se detuvo y olfateo el aire e hizo un gesto de asco.
— ¿No huelen algo extraño? Huele a tierra o algo semejante.
—Yo no huelo nada —respondió su esposo al detenerse y oler el aire cuando creyó que percibió algo muy sutilmente —. Es verdad, huele a tierra pero apenas y lo siento.
—Yo no huelo nada —respondió Joshua en tanto Jeth hacia lo mismo y luego interrumpió.
—Tal vez seamos nosotros, recuerda que ayer caminamos mucho. Deberíamos bañarnos.
Tras excusarse de la pareja, ambos muchachos salieron del comedor, era cierto que ninguno de los dos se habían bañado al llegar el día anterior al ya tener planes, pero la insistencia en que Jeth había hecho y su forma apresurada por hallar un cuarto de baño le hizo creer que le ocultaba algo. Al llegar a una habitación desocupada Jeth exclamo a su compañero.
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Editado: 20.07.2018