Los pasillos llenos de alumnos dificultan mi caminar a mi siguiente clase; no me gusta estar en estas condiciones, me siento encerrada y sin aire, a tal grado que mi reparación se corta hasta volverse nula.
De pronto ciento una mano en mi hombro, sorprendida por el tacto me encuentro a la misma chica del autobús, ahora mi amiga, mejor conocida como Alba.
—¿Oye te encuentras bien?
—Tranquila esto le sucede cuando está en lugares muy reducidos por así decirlo.
Me desespera no poder saber de qué hablan, acaso ¿Están hablando de mí?
—Soy Jayden mucho gusto —sonríe haciendo resaltar sus dientes.
—Alba.
Aplaudo para llamar su atención, ya que al parecer se olvidaron de mi.
—¿Y yo que? ¿Acaso estoy pintada?
—No te pongas celosa —trato de mantener mi sonrisa. Doy media vuelta y camino hasta mi siguiente salón, no sin despedirme con la mano de mis, ahora dos, amigos. Esto es un gran avance.
Sin querer y por estar distraída choco con un chico el cual creo que se llama Dylan. No me agrada mucho este tipo, se la pasa de amargado y de paso nos amarga el día.
—¿Por qué no te fijas por dónde vas? si para eso tienes ojos.
¿Qué hago? ¿Qué dijo? ¿Me está hablando a mí?
—¿Sabes que es mala educación no contestar? —siento mi cuerpo quieto. Sus ojos clavados en mí no ayudan mucho haciendo que mi nerviosismo aumente, si soy una persona muy nerviosa—Mejor me voy, me cae mal la gente como tú.
Después de procesar todo lo que acaba de pasar, que no entendí nada, siento mi alma regresar a su lugar y mi cuerpo más ligero.
—Señorita Dafne Jones ¿Está presente?
Para mí lo más hermoso es dibujar, es como plasmar tus sentimientos en papel, es mi medio de expresión y mi fuente de salud. Por lo general me gusta dibujar como me siento; sin embargo, no me gusta demostrarlos a alguien, porque siento que se burlaran de mí, y no me gusta esa sensación.
—Señorita Dafne Jones, si se encuentra por favor levante su mano y diga presente.
Ahora que sé que la música no es comida, sí no que bueno una melodía dibujare cientos y cientos de dibujos relacionados a la música.
—¿Alguien que sea tan amable y me diga quien es Dafne Jones?
Dos grandes libros caen demasiado rápido en mi cuaderno y no sé por qué.
—¡Ya fue suficiente con su jueguito! —una persona a la cual no tengo ni la mínima idea de quien es aparece enfrente de mí, y por su cara asqueada no creo que sea algo bueno, creo que es un nuevo profesor —¿No va a contestar?
—Profesor por si no lo sabía ella es la mosquita muerta del salón —las miradas penetrantes que antes estaban en mí se dirigieron como rayo de luz hacia una chica rubia. No sé qué sucede, pero sé que se están riendo de algo.
—No acepto este tipo de comentarios en mi clase señorita Madison
—Es que profesor dese cuenta...¡la nerd es sorda! —otra vez las vistas sobre mí y las expresiones incontrolables, que me demuestran que se están riendo.
<<Siempre sonríe mi niña, la risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano>>
Hermosos recuerdos de mi madre llegan a mi mente, recordando las palabras sabias que siempre me decía.
SIEMPRE SONRÍE
¿Qué tiene de malo? Los demás también están riendo ¿Por qué yo no?
Curvo mis labios hasta sentir mis cachetes apretados y pequeñas corrientes de aire entrar por mis pulmones al reír.
—¿Se está riendo? ¿De que te ríes bicho? ¡Cuéntanos! —más expresiones de risa se hacen presentes. Todo aumenta, mi reparación aumenta, mi nerviosismo aumenta, mis ganas de salir de aquí aumentan, mis ganas de saber que está pasando aquí y llorar aumentan, lo más triste de todo es que mi risa es la única que no aumenta; sin embargo esta se va apagando.
<<El mundo está menos oscuro si te iluminas tú. Recuerda nunca apagues tu luz, porque cuando dejes de sonreír yo me sentiré mal ¿Quieres hacer sentir mal a mamí?>>
¿Quiero hacer sentir mal a mi mamá?
Definitivamente no quiero, pero esta vez no tiene razón, no está mal apagar tu luz un rato.
Salgo a la velocidad de la luz del salón con un mar de lágrimas en mis ojos. Lo siento, mamí, apague mi luz.
Miro otra una última vez mi cara en el espejo, tengo los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Respiro profundo antes de soltarme como magdalena por apagar mi luz y hacer sentir mal a mamá.
Lo siento, mamí.
<<En la vida pasan cosas malas, es cierto. Pero la clave está en ver las cosas tal cual son y no peor de lo que realmente son. No dejes que nada ni nadie te haga pensar que eres menos>>
Vuelvo a lavar mi cara con agua, apoyo ambas manos en el lavabo con la cabeza agachada; reflexionado, ¿Qué hubiera pasado si no hubiera apagado mi luz? ¿Cómo sería mi vida si mis padres no hubieran muerto? ¿Cómo sería yo si no fuera sorda?
Editado: 07.05.2021