Kháli se despertó con los quejidos de Jim. Se levantó de forma precipitada pero desorientada para ver qué sucedía, Cai lo sujetaba del cuello y lo estaba arrastrando hacia la estantería.
– ¡Cállate! – ordenó Cai lanzándolo dentro. Jim quedó de una forma torcida. Cerró el mueble y repitió bruscamente que hiciera silencio.
– ¡¿Qué haces?!, – preguntó Kháli pensando en gritar por ayuda..
–Guarda silencio, – le indicó y la tomó de la cintura mientras ella se quejaba, trató de soltarse, pero el agarre de Cai era fuerte. La sacó a la ventana y la bajó a un minúsculo balcón, él se sentó rápidamente a su lado y le cubrió la boca. Cuando estaban los dos sentados, Cai se obligó a dejar de jadear por el esfuerzo y le hizo un gesto para que ella dejara de sollozar.
Instantes después, alguien entró a la habitación. Los pasos de esa persona eran lentos y demasiado pesados como para tratarse de la pequeña Álida. Temblando, Kháli comprendió que Cai había despertado primero y no había tenido tiempo de alertarlos de que un desconocido se acercaba.
Los pasos se detuvieron y se escuchó un crujido en la madera. “Está viendo debajo de la cama”, pensó Kháli… “definitivamente está buscándonos.”
Se escucharon los pasos de nuevo y posteriormente otro crujido, pero esta vez era una puerta siendo abierta. Escucharon a Jim gritar y luego un forcejeo.
– ¡Aquí estás! – era una mujer.
– ¡Suéltame! – profería Jim.
Kháli intentó alzarse para, pero Cai continuaba sujetándola fuertemente.
–¡¿Dónde está tu amiga?! ¡No ha de estar muy lejos!
En seguida Cai y Kháli estaban siendo bruscamente jalados dentro de la habitación por una mano gigantesca y fuerte.
Ambos fueron derrumbados sobre el suelo a los pies de una enorme mujer. – ¡Aquí está!... ¿Eh?, – Era la mujer que había luchado contra los gemelos macabros, su expresión de triunfo se convirtió en una de sorpresa al ver a Cai. Ese momento fue suficiente para que Jim corriera a donde estaban ellos. Cai con una expresión feroz y los brazos extendidos se situó delante.
– ¿Eh?, – preguntó de nuevo la mujer – ¿Tres? ¡TRES! ¡ENCONTRÉ A TRES! ¡Soy la mejor! ¿Quién necesita la inteligencia de un Alfil?, – y lanzó una carcajada.
– ¡No te acerques! – rugió Cai.
– ¿Eh? ¿Qué?, – la mujer se veía confundida – ¡No! ¡Yo no quiero lastimarlos! ¡En serio!.. Ahora… Necesito que se metan aquí – señaló un enorme costal. Los jóvenes la miraron perplejos. – Ugh. ¡Vamos! ¡Metanse aquí! – ordenó.
Cai los hizo retroceder unos pasos. - ¡Ni muerto!
La mujer pareció emocionarse ante eso. –Será por las malas entonces, – y se lanzó contra ellos, Cai sacó uno de sus puñales y se lo hundió en la mano, la mujer gritó y dio unos pasos atrás.
– ¡Corran! – ordenó Cai.
Los tres se dirigieron hacia la puerta, pero la mujer logró agarrar el talón de Jim haciéndolo caer, magullando su barbilla contra el suelo y aún gritando fue introducido al costal.
– ¡Jim! – gritó Kháli.
Cai se lanzó contra la mujer, dándole la oportunidad a Kháli de ir hacia al costal y sacar a Jim.
Comenzaron a correr de nuevo. Jim regresó para ayudar a Cai, tomó un trozo de madera que había sido parte de la estantería que ahora estaba hecha trizas y atacó a la mujer con él. La mujer intentaba defenderse de los ataques de los dos chicos, pero su expresión era la de alguien que se estaba divirtiendo mucho.
Rápidamente, Kháli arrancó las cortinas de la ventana, le gritó a Cai para que la ayudara a extenderla detrás de las rodillas de su enemiga y juntos hicieron que la mujer tropezara, pero Jim, que estaba con ella, cayó de la misma forma golpeándose la cabeza en el proceso y quedó inconsciente.
Kháli trató de alcanzarlo, pero la mujer fue más rápida y lo introdujo en el costal nuevamente. En seguida tomó a Kháli del brazo. Mientras ella lloriqueaba, Cai atacó de nuevo. La mujer lo arrojó a un extremo de la habitación fácilmente. Con la mano que tenía libre, Kháli le insertó las uñas en el brazo y la rasguñó fuertemente, sin embargo la mujer mantuvo firme su agarre, entonces Kháli se alzó un poco y le dio una fuerte mordida. En lugar de chillar de dolor, como Kháli esperaba, la mujer se rió y la introdujo en el costal.
– ¡No! – exclamó Kháli tratando de salir. Tan desesperados eran sus intentos que lo único que lograba era golpear a Jim.
Desde el costal escuchaba la lucha entre Cai y la mujer, algo se quebró, la madera no dejaba de crujir, se oían golpes fuertes y somatones por doquier.
Kháli temía por Cai. Hubo un momento en que sólo se escucharon los jadeos.
–Serás un excelente Guerrero, – dijo la mujer. – Tus batallas serán épicas…pero no contra mí.
Algo cayó al suelo con fuerza y un segundo después, Cai fue lanzado dentro del costal con ellos. Estaba inconsciente también.
Nuevamente, Kháli se encontró en la situación de que no sabía dónde estaba ni a dónde iba. Ni Jim ni Cai despertaron en todo el camino, ella no supo cuánto duró. Ya había estado amaneciendo cuando Cai la obligó a salir por la ventana. A través del saco no se podía ver absolutamente nada, todo estaba completamente oscuro, apretado e incómodo.