-¿Y ahora qué? Pensé que eso era todo. – Kháli contemplaba el nuevo muro que estaba detrás del que había descendido. Esta pared no tenía ninguna inscripción, sino que tenía un pequeño agujero justo en el centro y lo que parecía ser una pequeña balanza colgando arriba del orificio y un guion debajo de él. Al lado de la balanza había tan sólo un número y una letra: 2x.
-Te dije que era una serie de acertijos, – Bill examinó el agujero con su mano.
-¡Oigan! ¿Está todo bien?
Kháli se sobresaltó al escuchar la voz de Jim que resonó en el pequeño espacio. Él y los otros dos se habían acercado.
-Sí, todo bien, - le aseguró Cai con tono distraído.
Los Peones no tardaron en bajar la cripta para reunirse aunque no supieran qué estaba sucediendo.
Kháli y Cai se acercaron al muro para ver mejor el pequeño agujero. -Parece como si fuera una especie de cerradura, - observó ella
-¿Y dónde está la llave?, – preguntó él.
-¡Ése es el acertijo! – Kháli giró en dirección a las tumbas buscando con la mirada algo en concreto. - ¡Eso es! – Se acercó a ellas y señaló una pequeña esfera que parecía ser adorno y estaban en sobre cada tumba – Creo que es una de estas la que hay que colocar en el agujero.
Jim pareció entender rápidamente. -Está bien. Solo debes probar con todas, son nueve en total no deberá tomar mucho tiempo. -
-Si sólo hay un agujero, es obvio que sólo hay una oportunidad – Billmorzei lucía exasperado.
-¡¿Sólo una oportunidad?! Pero entonces…¿cuál de todas es?
-Hay una balanza sobre el agujero, – Kháli señaló el artefacto. – Creo que la esfera indicada tiene un peso singular y a juzgar por el guión debajo, supongo que es la esfera que pesa menos.
-Está bien, entonces hay que pesarlas.
-No es tan fácil, la balanza tiene a la par un número 2x, sólo puede utilizarse dos veces.
-¡¿Dos veces?! ¡¿Para medir nueve esferas?! ¡¿cómo?!
-Hay que pesarlas de alguna otra manera, – intervino Cai.
-Son demasiado pequeñas, – observó Kháli.
-¿Cómo podemos usar la balanza sólo dos veces? Si las pesamos con nuestras manos será más seguro.
Cai le ayudó a desprender el resto de las esferas una por una y comenzó a calcular su peso en sus manos sujetando dos a la vez.
-¿Notas alguna diferencia?, – le preguntó ella.
-No, ninguna. Tienes razón, son demasiado pequeñas.
Ella giró a ver la balanza, ¿Cómo utilizarla dos veces? La pregunta hacía que su mente diera vueltas.
Analizó las posibilidades. Primero, dividir las esferas en dos grupos de cuatro y quedarse con la restante en las manos, si las ocho pesaban igual entonces la que tuviera era la correcta y sólo tendría que utilizar la balanza una vez, pero si la esfera que pesaba menos estaba en uno de esos grupos, debería utilizarla de nuevo colocando dos de cada lado pero ¿cómo saber cuál de las dos últimas es la que pesara menos? No, descartó esa posibilidad, no funcionaría de esa manera.
Lo pensó por un tiempo.
-¡Lo tengo! – exclamó. Se acercó con las nueve esferas en sus manos, – necesitaré tu ayuda, – añadió dirigiéndose a Cai al ver que sus manos no alcanzaban la balanza. Cuando él se acercó, ella le dio seis esferas quedándose con tres. – Coloca tres esferas del lado derecho y tres del lado izquierdo.
Cai obedeció sin preguntar. Los demás observaban fijamente y en silencio.
La balanza se agitó un poco por el movimiento, pero pronto quedó inerte y todos pudieron ver que ambos lados se alineaban perfectamente, no había diferencia entre sus pesos.
-¡Muy bien! – pronunció Kháli – Deben ser una de estas tres – bajó su vista a las tres esferas que tenía en sus manos. – Cai, baja esas, dáselas a Jim y coloca estas dos, una de cada lado. Jim, devuelve esas en su lugar.
Ambos obedecieron, Cai situó una esfera del lado izquierdo de la balanza y otra del lado derecho, Kháli se quedó con tan solo una en sus manos. El artefacto intentando posicionarse era el único sonido en la cripta, todos contuvieron el aliento en espera del resultado. Finalmente quedó inmóvil y de nuevo ambos lados se alineaban igual.
-¡Sí! – gritó Kháli con euforia y alzó la esfera con la que se había quedado - ¡Esta es!
Todos estaban satisfechos con el ingenio de su compañera.
Bill tomó la esfera y la colocó en el agujero. Se escuchó una especie de ruido mecánico y el muro se deslizó hacia la derecha dejando a la vista una nueva pared con otra inscripción, debajo de la inscripción yacía una copa vacía sostenida por dos alambres. Lo escrito decía así:
"Coloca en esta copa lo que es más ligero que una pluma pero que no puedes sostener por mucho tiempo".
-¿Qué es más ligero que una pluma?, – preguntó Jim queriendo tocar la copa con su dedo y siendo impedido por Billmorzei.
-Muchas cosas, – fue la respuesta de Reff, – podría ser un cabello, un insecto, una bacteria, polvo, polen…