La Supervivencia de los Ocho Peones (libro 1)

Capítulo 24

Con los ojos aún cerrados, Cai intentó moverse, pero lo único que obedecerle, era su cuello y no sin sentir un gran dolor. De hecho, sentía dolor en todas sus extremidades. Lentamente abrió los ojos; el derecho le ardía de una forma casi insoportable y estaba seguro que tenía un moretón en su mejilla.

Tardó un poco en comprender lo que le rodeaba. Estaba atado, eso era seguro. Pero no se había dado cuenta de que estaba colgando del techo, sujeto y envuelto por gruesas cadenas de manera que su cuerpo estaba de forma horizontal y al lado de él, exactamente en la misma posición estaban otros cuatro Peones inconscientes. Jim estaba a su lado izquierdo y Rochelle a su derecho, Diana estaba al lado de Jim, y Rochelle tenía a su lado la que era obviamente el Peón restante, era una chica grande, su cara redonda y su cabello corto y pelirrojo.

Cai exhaló liberando un poco de tensión; al menos Kháli, Reff y Alan no estaban a la vista, eso quería decir que no los habían atrapado aún. Había logrado soltar a Kháli en el otro escaque antes de que fuera arrastrada con él.

Continuó inspeccionando su alrededor, estaban en lo que parecía un almacén gigante. Se escuchaba un sonido en el exterior, lo que parecía ser un océano y a juzgar por el agua que estaba cubriendo el suelo, estaba en lo cierto.

-Siempre cometo la equivocación de subestimar a tus amigos, – dijo una voz acercándose a su periferia, era Fausto. – Son Peones jóvenes y novatos, por eso no tiene sentido que hayan sobrevivido tanto tiempo. El gemelo que mandé por ellos y los cuatro NoseUp no han regresado.  Y ahora están en uno de los tres lugares a los que no puedo entrar. Están en la Fortaleza, -Cai sonrió sin decir nada. – No estés tan contento, – continuó diciendo el alfil traidor sin inmutarse. – Si no me equivoco, fueron a la Fortaleza por la ayuda de Alexandria, pero ella ya me hubiera detenido si pudiera.

Cai continuó en silencio. Fausto se acercó a un artefacto que producía hologramas. El otro tablero.

-Y ahora ¿a dónde crees que se dirigirán tus amigos? – el corazón de Cai se contrajo. – Sí, vendrán por ustedes sin dudarlo y 13 años de caos se han asegurado de que los Guerreros Blancos estén lo suficientemente ocupados para no intervenir. Quisiera ver el rostro de Alexandria cuando se haya dado cuenta de que todo le salió mal. Cuando los tres Peones restantes vengan… al fin podré matarlos y conseguir lo que quiero.

Cai quería fingir no tener interés, pero escuchaba atentamente. - Ya fracasaste una vez.

Los puños de Fausto se cerraron y se tornaron blancos ante la voz del Peón. - Alexandria no podrá detenerme una segunda vez. 

Se fue sin decir más. 

Quizás Cai no era discípulo de Alfil, pero tardó poco en darse cuenta que la intención de Fausto era dar tiempo a sus amigos de llegar y así ahogarlos juntos. Si el agua no los mataba, alguna criatura lo haría ya que escuchaba rugidos y alaridos provenientes de afuera.

Miró a sus compañeros, seguían sin moverse y esperaba que continuaran así. Intentó sacudirse para soltarse. Todo intento fue en vano. El agua ascendía lentamente, la espuma agitándose al entrar. 

Esto es todo, pensó Cai con resignación. No comenzó a meditar sobre su vida, no había mucho en qué pensar, lo único que vino a su mente fueron todos los momentos que había compartido con sus nuevos amigos. Y si pudiera tener un último deseo sería que Kháli, Reff y Alan no aparecieran en ese lugar.



#4581 en Fantasía
#5359 en Otros
#633 en Aventura

En el texto hay: romance, batallasepicas, romance drama aventura

Editado: 01.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.