Las alarmas resonaban por todos lados mientras el capitán corría para llegar a donde se encontraba Richard, para tomar nuevamente el mando y dirigir a la tripulación en lo que se aproximaba.
Para cuando llegó, todo era un caos, cada uno de los hombres y mujeres que allí se encontraban, manejando los sistemas de la nave corrían de un lado para otro intentando coordinar cada acción que era necesaria y que estaba estipulada en el protocolo. Él, en respuestas, atinó a alzar la voz y llamar a la calma para intentar ordenar todo y permitir que las cosas fluyeran eficientemente.
Y al llegar a su asiento, las muchas pantallas que controlaba se volvieron visibles nuevamente, y la silla en la que se encontraba se alzó como era normal. Hasta que, girando la cabeza a la izquierda, miró a su Primer Oficial:
- Reporte.
- Señor, hasta hace algunos minutos no habíamos detectado nada, pero de un momento a otro, esa cosa apareció del vacío. Según los sistemas esa cosa está a no más de 0.9 UA de nosotros, treinta grados hacia babor.
- ¿De qué tamaño es?
- Es 1.2 veces el tamaño del Leviatán. Creemos que, a la velocidad a la que viaja, entrará en nuestro campo de visión en poco más de quince minutos.
- Bien, tenemos que aprovechar el tiempo. ¡Nemo!
- Sí señor – dijo el ayudante, proyectándose nuevamente al lado de Herrera.
- Conéctame con el Subcomandante General, George Gattas. Dile al que te conteste que el que se desea comunicar soy yo, y que es un asunto urgente – a esto, la imagen de Nemo respondió afirmativamente con el movimiento de su cabeza, desapareciendo de manera inmediata – Richard, ¿ya contactaste con las demás colonias?
- No señor, no hemos tenido éxito, parece que las tormentas solares nos están obstaculizando.
- ¡Rayos! Ahora debes encargarte de contactar con los gobernadores de las colonias de Nueva Aranda. Diles que deben preparar el armamento y las fuerzas de las que dispongan, que deben estar preparados para cualquier cosa.
- Sí señor – dijo él, y se retiró a un lado para poder cumplir con ello.
Ahora el capitán debía contactar con los almirantes para ordenarles que se desplegaran todas las naves de la flota interna y para ello hizo uno de sus sistemas y solo segundos después, sus rostros aparecieron, en aquellas pantallas que flotaban frete a él. Y cuando lo saludaron como era lo habitual él les ordenó.
- Desplieguen todas las naves. Dentro de poco es más que posible que entremos en combate. ¡Quiero que todas las naves estén preparadas para luchar!
Todos respondieron con un “¡Sí!” de inmediato para luego desaparecer y dar inicio a la salida de todas las naves. El capitán estuvo entonces esperando por dos minutos más, aguardando por la comunicación que le había solicitado a Nemo, hasta que la voz de este le dijo que la conexión ya se había realizado.
- Capitán, ¿qué es lo que ocurrió? – preguntó el Subcomandante, un tanto molesto y alterado.
- Hace algunas horas, mis fragatas hicieron contacto con la flota pirata que interrumpió nuestra anterior conversación señor. Estas naves fueron atacadas por una entidad de origen desconocido y que fue puesta fuera de combate. Por los análisis que se realizaron, es más que obvio que pertenece al Imperio Ndare, señor.
- ¿Los piratas provocaron ese ataque?
- No señor, creo que los atacaron sin provocación. Además, después de hacer algunas preguntas, sospecho que los avistamientos de los que me habló vienen dándose desde hace mucho más tiempo; más de diez años señor.
- Entiendo, ¿cuál es la situación actual entonces?
- Un objeto ligeramente más grande que el Leviatán se dirige a nuestra posición a gran velocidad señor. Sospecho que es una nave ndariana.
- ¡¿Qué?! En ese caso…
Antes de que el Subcomandante pudiera acabar con su frase, las alarmas resonaron con mucha intensidad, interrumpiéndolo. Pero en esta ocasión el intenso ruido no provenía del interior de la I-245, sino que este surgía de la dirección del superior del capitán.
El Subcomandante dejó de lado la comunicación por un momento, girando la cabeza y dirigiendo la mirada a uno de sus subordinados, exigiéndole una explicación, dejando al capitán un tanto preocupado. Pero solo unos segundos después, él volvió a la pantalla y con una expresión sumamente seria volvió a dirigirle la palabra.
- Capitán Herrera, al parecer no es el único en la misma situación. En este momento hay multitud de puntos de vigilancia en las fronteras que reportan estar luchando o estar a punto de entrar en combate con naves de origen seguramente ndariano. Al parecer regresaron…
- Sí. ¿Cómo sugiere que procesamos señor?
- Defienda sus mundos capitán. Si ellos llegan a la población civil sabe bien que no les tendrán piedad… Protéjalos con todo lo que tenga, les enviaré refuerzos en cuanto sea posible.
- Sí, señor.
Con esto dicho, el Subcomandante dejó la comunicación, provocando que la pantalla desapareciera inmediatamente. Mientras, el capitán por su parte, se quedó allí, pensando en la manera en que debía proceder en la batalla que se le avecinaba.