La Tríada - Libro 6 de la Saga de Lug

PARTE XII: LA MISIÓN DEL ALQUIMISTA - CAPÍTULO 60

—Hay algo más que debéis saber— dijo Morgana a Clarisa—. Nemain ha arreglado las cosas para que Macha se nos una.

—¡¿Qué?!— exclamó Clarisa, alarmada.

—Se lo dijo a Emilia mientras personificaba a Sergio. Ella no pudo entenderlo, pero yo sí— continuó el hada.

—¿Cómo?

—Dijo que Macha solo debe encontrar el Ojo Verde— respondió Morgana.

Clarisa guardó silencio, tratando de asimilar esta nueva desoladora información.

—¿Quién es Macha?— preguntó Augusto.

—El tercer miembro de la Tríada— contestó Clarisa—. Si se une a Nemain, su oposición será formidable. Perderemos toda chance de…— se detuvo en seco y se volvió hacia Morgana: —¿Dijiste el Ojo Verde? ¿Nemain forzó su aparición?

—Así parece— asintió el hada.

—Pero… eso significa que… significa que mató a Merianis…— dijo Clarisa, las palabras saliendo con dificultad al cruzar el nudo en su garganta.

—Creo que eso está en sus planes, pues pretende forzar a las mitríades a restaurarme como su reina— concedió Morgana—, pero no la ha matado todavía.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque puedo sentir su vínculo. Merianis está viva, pero apenas.

—Si Merianis aún vive, ¿cómo es posible que haya aparecido el Ojo Verde?— reflexionó Clarisa.

—Su aparición puede convocarse provocando la ausencia de la reina en el Círculo. Ya se hizo antes— explicó Morgana.

—Eso significa que Nemain trajo a Merianis a este mundo— dedujo Clarisa.

—Así es. No encuentro otra posible explicación— asintió Morgana.

—Pero, ¿por qué quiere Nemain que Macha penetre el Ojo Verde si es a ti a quien quiere restaurar en el trono? ¿Y cómo sobrevivirá Macha a la ordalía del Ojo Verde sin ser de la raza de las hadas? No tiene sentido— meneó la cabeza Clarisa, confundida.

—Para nosotras no lo tiene, porque no manejamos la información que maneja Nemain— suspiró el hada con frustración—. Me temo que todos estos años en que negué y enterré mi origen, viviendo como una simple mortal humana, me ha puesto en desventaja, pues le ha dado tiempo a Nemain para usar lo que queda de su conexión con la Tríada para urdir un plan que está más allá de mi comprensión— confesó.

—Encontraremos la forma de reclamar tu esencia— se empeñó Clarisa por sonar optimista.

Morgana sonrió con una sonrisa triste:

—Aún si las cosas no resultan bien, quiero agradeceros vuestra ayuda, vuestro coraje y vuestra lealtad.

—No tienes nada que agradecer— le devolvió Clarisa la sonrisa.

—Mi querida Clarisa— exhaló un suspiro cansado el hada—, tal parece que vuestro círculo de cristales funciona según lo esperado. Si ya he satisfecho vuestra curiosidad sobre mis desventuras, desearía pediros que me permitáis algo de descanso, pues el agobio de todos estos eventos pesa sobre mi alma y sobre mi cuerpo.

Clarisa asintió y buscó unas mantas con las que arropó al hada con cuidado:

—Déjame sacarte los grilletes— ofreció.

—No, amiga mía, no es necesario correr ese riesgo. Os ruego que no me liberéis aún. No soportaría ser obligada a lastimaros si pierdo el control. Podré dormir bien así— le aseguró Morgana.

Clarisa aceptó el pedido a regañadientes. El hada cerró los ojos, y su amiga notó enseguida cómo la respiración de la criatura se suavizaba y se acompasaba con la bendición del sueño tranquilo, tan largamente esperado.

Suspirando con desazón, Clarisa fue hasta donde estaba Augusto y se sentó a la mesa con él:

—¿Quieres algo? No hay mucho aquí, pero puedo hacer algo de té— propuso.

—No, estoy bien— respondió Augusto—. Hay algunas cosas que necesito que me aclares— le pidió.

—Desde luego, te escucho— asintió ella.

—¿Qué es exactamente lo que pretendes hacerme hacer para destruir la influencia de Nemain sobre Morgana?

—Nemain alteró su sangre, solo un alquimista puede transmutarla a su estado original para que Morgana pueda volver a ser un ser individual, sin conexiones obligadas de las que no puede escapar. Cuando Nemain practicó esta traicionera maniobra sobre Morgana, conseguimos la ayuda de Darien, un renombrado alquimista que moraba en los Himalayas. Los intentos de Darien fueron infructuosos, pero con su ayuda, pudimos comprender que el proceso debía realizarse con un Alquimista de este mundo, trabajando en conjunto con un Sanador del otro mundo. El problema radicaba en que no solo nos era muy difícil conseguir traer a un Sanador del Círculo, sino que ese Sanador debía tener un vínculo afectivo previo con el Alquimista para que la unión de sus habilidades pudiera funcionar con la armonía necesaria para lograr un resultado positivo. Aún así, no nos rendimos. Mientras Morgana se escondía en la persona de Emilia Morgan para ganar tiempo, Darien logró confeccionar una poción para recuperar a la Morgana original cuando llegara el momento de llevar a cabo el procedimiento.




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