SINOPSIS

Era tan irritante.

Tan irritantemente feliz.

No lograba comprender como alguien podía sonreír tanto.

Su sonrisa, su maldita sonrisa era enorme y encantadora.

Cada vez que Lucía sonreía sus ojos brillaban y en su nariz se formaban pequeñas y graciosas arrugas y ni hablar de los hoyuelos que se hacían en sus mejillas, se veía tan tierna, tan brillante, tan viva.

Gabriel nunca había conocido a una persona que reflejara tanta felicidad, alguien que contagiara tanta energía, alguien con tantas ganas de vivir.  Aunque no lo diera a notar, amaba verla feliz, disfrutaba ver como saltaba alegre por donde pasara, me encantaba ver la emoción con la que hablaba de las cosas que le gustaban, su rostro se iluminaba de una manera tan espectacular que podía quedarme horas viéndola hablar de trivialidades.

Tal vez sea eso lo que hizo que la amara tan locamente, pero nunca supe como expresarlo, nunca pude aceptar la idea de que alguien como ella se enamorara de alguien como yo.

Antes la veía todos los días, antes iluminaba mi vida. Ahora lo único que tengo de ella es una fotografía.

Una fotografía de ella con su enorme sonrisa.