Sábado 3 de diciembre del 2011
Querido Gabriel
No he encontrado la manera correcta para iniciar esta carta, supongo que es debido al hecho de que estoy diciendo adiós. Como sabes, mi gran fuerte no es hablar, me pondría nerviosa diciéndote esto de frente, me confundiría y no te diría nada en concreto. Así que prefiero escribirlo —aunque esto también se me ha hecho demasiado difícil— encontrar las palabras correctas para expresar lo que siento es todo un reto.
Hace exactamente un año te conocí y no fue de la manera más agradable —al menos no para ti, porque yo me reí mucho aquel día, encabeza mi lista de "Los días que volvería a repetir" sí, tengo una lista...y sí, soy mala con los nombres—
Ha sido un año maravilloso, hemos vivido muchas cosas, algunas buenas y otras malas, pero supimos manejar y superar todo lo que se nos ha venido encima. El mayor reto que tuvimos que afrontar fue nuestro pasado, lo logramos, pero lo hicimos juntos; es por eso que ahora me pregunto, ¿Lograremos superar esto? No voy a estar junto a ti, no sé si pueda hacerlo sola nuevamente.
No me había dado cuenta de lo enamorada que estoy de ti hasta que supe que tenía que marcharme. Jamás imaginé hacerlo, pero lo hice, me enamoré como nunca lo había hecho antes y como jamás lo volveré a hacer.
Contigo, aunque suene raro, siento que formo parte del mundo, eres mi ancla, hemos creado una increíble complicidad que me ha permitido confiar en ti de la manera más pura y sincera, cambiaste de cierta manera mi forma de ver, pensar y sentir y yo también he cambiado la tuya; ambos hemos aprendido muchas cosas del otro y eso nos ha ayudado a crecer. Contigo logré entender el significado de lo que es una verdadera historia de amor. La mejor historia de amor que jamás he vivido.
Y sé que sí, no soy la mejor expresando mis sentimientos, así que voy a intentar decírtelo de la única manera que me es posible; sin metáforas, sin versos con rima, sin métrica, sin adornos literarios, simplemente así, de una manera cruda y real. Te amo.
Te admiro demasiado, admiro la fuerza que hay en ti, por más que tú no quieras aceptarlo, por más que hayas caído miles de veces, eres el hombre más fuerte, inteligente, bondadoso y generoso que he conocido en mi vida. Me diste la oportunidad de ver otros matices de la vida, de aprender nuevas cosas.
Sé que en un principio ambos no conectábamos de ninguna manera, tu tan blanco o negro y yo tan colorida, tu tan realista y yo tan soñadora, tu tan ciencia y yo tan arte, tu tan "álgebra" y yo tan "Rayuela" pero lo hicimos funcionar ¿no? Y de una manera tan bella.
Sé que para ti esto fue difícil; estoy completamente consciente que no me soportabas. No soportabas mi voz, mis gritos, mi manera de caminar, mis ademanes, mis muecas raras, mi forma de demostrar felicidad por casi todo. Lo sé porque tú me lo has repetido varias veces. Y porque yo también no soportaba tu carácter amargado y tu manera de hacerme a un lado.
Aun así, después de un tiempo lograste acostumbrarte a mí, a mi personalidad explosiva y yo logré tolerar tú carácter calmado. Me dejaste entrar en tu vida y ayudarte a sanar viejas heridas. Me abriste tu corazón y me entregaste tu amor. Me confesaste tus más oscuros pesares, los secretos que más te atemorizaban y los recuerdos que no te permitían avanzar.
Te entregaste a mí sin restricción alguna. Me entregué a ti sin restricción alguna.
Me amaste intensamente. Te amé intensamente.
Créeme que repetiría nuestra historia una vez más con tal de estar otro año a tu lado. Es más, la repetiría mil veces con tal de estar toda una vida a tu lado.
Es el adiós más difícil que he tenido que decir hasta ahora. No quiero hacerlo, no quiero despedirme de ti, no quiero alejarme, pero tengo que irme y tú no puedes venir conmigo. Me dijiste que esto es sólo una prueba más de la vida ¿no? Que si estábamos destinados a estar juntos nos volveríamos a encontrar. Sin embargo, me cuesta tanto aceptarlo.
No te voy a pedir que me esperes, sería algo muy egoísta de mi parte. Tal vez tengas razón y nos volvamos a encontrar algún día, pero hasta que eso llegué a suceder no quiero que te aferres a mi recuerdo y te lastimes nuevamente.
Jamás te voy a olvidar, siempre estarás en mi corazón y en mis recuerdos. Siempre serás el amor de mi vida. Siempre serás el hombre al que más he amado.
Confiemos firmemente en que la vida nos regale la dicha de algún día volver a encontrarnos. Que nos regale la oportunidad de regresar al otro. Confiemos en que este amor sea más fuerte que el tiempo y la distancia.
Llevaré conmigo la última fotografía que tomé de ti, es la que más adoro porque estás sonriendo. La tendré siempre a mi lado, será como mi amuleto de la dicha, siempre que necesite fuerzas la veré y me acordaré del gran amor de mi vida.
Hubiese deseado tener más tiempo junto a ti. Hubiese deseado que ésta historia de amor durara mucho más, que no tuviésemos que despedirnos jamás.
Te amo, Gabriel.
Tuya.
Lucía
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Editado: 18.03.2020