La única excepción

Capítulo 14

Lunes.

¿Ya les había dicho que los lunes son horrendos? ¿No? Pues bueno, creo que cualquier persona piensa eso, aunque por ahí escuché decir que los lunes deberían ser lindos, porque es el comienzo de la semana. ¿Y cómo se supone que debemos empezar la semana? ¡Correcto! Con energía y alegría, pero no, los lunes apestan por el simple hecho de no sólo ser el comienzo de un infierno rutinario, no, sino también por el hecho de tener que levantarse temprano.

Bufo. Al menos lo único que lo recompensa es la audición.

Observo el autobús acercarse y detenerse en frente de mi. Como cada día.

Subo saludando al chófer y busco a Ari con la mirada, hasta que la encuentro.

Me siento a su lado y le sonrío, ella también lo hace, y luego saca un espejo para retocar su labial.

El autobús se pone en marcha y suspiro.

Ari me había contado el fin de semana lo que pasó con Adam, finalmente no lo hablamos por mensajes, el chisme estaba bien bueno. Y vaya, el chico no pierde tiempo, porque ya la había invitado a salir.

Había tratado durante toda la clase de Idioma hablarle, cosa que a ella le disgustó, porque era muy hipócrita de su parte ya sabiendo sus malas intenciones y su reputación como mujeriego, y pensándolo mejor, creo que Matthew no se le queda atrás.

Eeeen fin, ella lo rechazó y al parecer eso lo molestó. Pero ya da igual, aunque yo sé que Ari está loquita por él, ella no dará a torcer su orgullo, ¿por qué? Por la misma razón que yo pienso. A veces el amor es un asco.

Aunque ella dice creer en ello y yo... bueno... yo no. O al menos no del todo, quizá porque no he estado con la persona correcta, pero mi prioridad ahora son mis estudios.

¿Pero si alguien que me gustase me invitara a salir? ¡Por supuesto que aceptaría! Pero en plan amigos, porque hasta el momento, pienso mantenerme soltera al menos hasta la universidad.

El autobús se detiene y bajamos.

Muchos chicos se cruzan en frente mío mientras caminan del estacionamiento a la entrada del instituto.

―¡Hola, Abby! ―saluda uno de ellos.

―¡Hey! ¿Qué tal? ―agito mi mano sonriente, mientras me dirijo a la puerta principal.

Las demás chicas se reúnen con nosotras de camino hacia los casilleros.

―¿Qué fue eso? ―pregunta Ari, sorprendida.

Cuando estoy apunto de responder, otro chico seguido de otros pasa junto a nosotras y saluda.

―Hey. Sam, Abby, hola.

Le devolvemos el saludo y Madi nos mira curiosa.

―¿Y ahora qué les pasa a los chicos del instituto? ¿Qué hicieron? Yo también quiero la atención de esos músculos ―dice ella mirando coqueta a un chico de arriba abajo.

Río a carcajadas y abro mi casillero para tomar algunos libros.

―Tú tienes novio, Madi, además, él está en el equipo de hockey ―le recuerdo―, y son jugadores del equipo ―respondo―. Hemos hecho bastantes amigos, la verdad. No son tan sin cerebro como pensábamos.

Meto los cuadernos en mi mochila y la cierro, luego hago lo mismo con el casillero.

―Es cierto, pero vaya, una vista no me vendría mal, y adicionalmente tendré que hacer que me castiguen para que eso suceda.

Todas reímos y nos dirigimos a nuestra primera clase.

Algunos estudiantes se encuentran recostados a sus casilleros, otros prestan atención a los que pasan en frente suyo, y otros... simplemente no hacen nada.

―Oye, Katty ―ella me mira atenta―. Necesito hablar contigo ―le digo seria.

Asiente y cuando las chicas se despiden, bajo la velocidad en la que caminaba para ahorrar tiempo.

―Sé que has estado hablando con Matthew ―la miro de reojo, y asiente sin comprender del todo lo que quiero decir―, y que le has estado dando información mía.

―Ah... sobre eso...

―Sobre eso es lo que quiero hablarte. No me gusta que él sepa tanto sobre mi... sobre mi vida.

―¿Por qué? ―pregunta aún confundida―. No lo entiendo, solo es un chico.

―Un chico ligón y sin neuronas ―me detengo en medio pasillo antes de entrar a clase―. Puede ser un poco amigable, tampoco estoy diciendo que me caiga del todo bien ―aclaro cuando veo su cara irradiar―, lo que trato de decir es, que no me quiero relacionar mucho con él, ¿me entiendes?

―¿Por qué? ―insiste con el ceño fruncido y ruedo los ojos.

¿Cómo explicárselo?

―Hola, chicas ―Jacob aparece de pronto detrás de nosotras saludando, y a su lado, Matthew le sigue.

―Hola ―saluda Katty con una gran sonrisa plantada en su cara.

Ya no hay estudiantes merodeando por los pasillos, lo que significa una cosa.

―Vamos a llegar tarde ―les recuerdo cuando miro que se han quedado en silencio y volviendo a retomar el camino.

Entro al salón y me siento donde siempre suelo hacerlo.

Katty toma el asiento a mi lado y los chicos al frente.

―Aún no entiendo por qué no te agrada. Parece ser amistoso.

Sí, claro, muy amistoso.

―Ni yo sé por qué ―murmuro, pero algo si sé, y es que él no me agrada del todo por alguna razón que desconozco.

Tomaremos de ejemplo a cualquiera, no lo sé, solo imagínense a un chico bastante guapo pero que les dé una mala espina y eso no lo puedan explicar, porque, cómo se supone que lo haría.



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Editado: 16.06.2018

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