La venganza del millonario

10. ¿Todo terminó?

Fernando.

Doy vueltas y vueltas al asunto, mi cabeza quiere explotar y entre más pasa el tiempo, descarto y descarto posibilidades, es como si en el fondo quisiera no hacerle daño, alejarme y dejar todo por la paz, después de todo, ¿Cuál es el beneficio que tendría al final de todo esto?

Un corazón roto.

Cierro los ojos y busco las imágenes que no he permitido que se vayan, quiero encontrar la razón y decirme que no es momento de flaquear, no puedo simplemente dejar todo atrás y olvidarme de mi promesa, debo recordarme porque no debo de tener lástima por ella.

 

Inicio del Flashback

—Hermano, me han invitado a una fiesta, debemos ir. —Lego hasta su habitación. Necesito convencerlo de salir porque aquí solo luce más enfermo de lo que en realidad esta.

—No tengo ánimos, esta gripe me dejo sin ganas de nada, además todavía estoy en tratamiento. —Es verdad y por eso me ha tocado salir solo, como pocas veces lo hago.

—No seas aguafiestas hermano, además te cuento un secreto, conocí a una chica hermosa y me prometió que esta noche la voy a ver y también le dije que te llevaría para que la conozcas. No me cree que haya otro idéntico a mí. —Le confieso para que al fin acepte ir conmigo.

Duda y yo le hago ojitos tiernos, con eso no puede negarse.

—Está bien, avisamos a nuestros padres, ya sabes lo locos que se vuelven cuando no les decimos donde nos encontramos. —Todavía recuerdo lo locos que se volvieron la primera vez que desaparecimos de su vista, han pasado años y no se acostumbran a no saber de nosotros.

—No superan que ya crecimos.

—¿Qué no supero qué? —¡Rayos!, nos ha descubierto.

Veo a mi madre en el umbral de la puerta con su cara de que no está de acuerdo.

—Mamá es verdad, ya somos unos adultos.

—Sí, claro, mocosos de diecinueve años. —Se burla de nosotros.

Ya después de hablar con ambos, nos dan el visto bueno, aunque suene ridículo, necesitamos pedir permiso porque aún vivimos bajos las reglas de la casa. Yo prometo cuidar de mi hermano y vigilar que no tome alcohol.

Esta noche voy muy emocionado. Como dije, hace días salí solo sin mi hermano por primera vez, entonces fue cuando conocí a Sam, una mujer con mucha chispa y que me regalo un beso dejándome con ganas de más.

En el bar no es difícil encontrarla, la encuentro, justo en el sitio en que me dijo que estaría.

—Hola, déjame presentarte a mi hermano.

—Wow, es tal como lo dijiste, son idénticos y ambos me encantan. —Nos reímos con su broma, aunque yo no tanto porque por primera vez quiero no tener un hermano gemelo, que se parezca tanto a mí y me puedan confundir.

—Relájense y disfrutemos de esta noche —Dice levantando la copa y brindando con nosotros.

No son muchas copas las que tomamos, estoy seguro de que solo fueron dos, y mi hermano apenas y tomo un vaso de agua, ya que no puede tomar por el tratamiento al que se encontraba sometido debido a la gripe estacional que tuvo.

De pronto me siento todo mareado, y las inmensas ganas que tengo de ir al baño me hacen levantarme y caminar en su búsqueda. Me olvido de mi hermano y de Sam.

Me doy cuenta de que algo no está bien y necesito pedir ayuda. Entonces recuerdo lo que siempre se nos ha advertido, jamás tomes algo que no te sirvan en frente, nunca, ese es una regla.

En lugar de seguir buscando el baño, camino a la salida y el aire fresco resulta peor y entonces es todo lo que recuerdo. Siento mi cuerpo en el suelo, mi rostro pegado al piso frío y mis ojos pesado, solo tengo ganas de dormir.

***

—Vamos, ¡despierten! —Escucho a lo lejos el grito de alguien, no puedo saber el lugar en el que me encuentro porque mis ojos pesan y no quiero abrirlos.

Siento un golpe seco en mi rostro y por instinto despierto. Observo a mi hermano a mi lado y está peor que yo, no reacciona y tengo miedo de que no lo haga, él no se encontraba bien y yo insistí en traerlo.

—Hablaremos con su familia y ustedes se portarán bien, de lo contrario sus padres empezarán a recibir algunos regalitos.

No puedo decir con exactitud cuántos días paso a aquí ni muchos menos si hable con alguien. Nos mantenían en la inconsciencia, posiblemente para que no gritáramos. Todo ocurre en medio de una nube, es como si lo estuviera viendo desde lejos y hay cosas que no terminan de cuadrar.

Hay días en los que puedo hablar con mi hermano, cosas tontas, únicamente para no sentirnos solos. Hasta ahora todo iba bien, pero de pronto la puerta se abre, espero ver al tipo de la máscara, ese que siempre se ha presentado, pero en su lugar aparece una mujer.

No puedo olvidarla, ella me engatuso con un plan. Se hizo mi amiga porque desde el principio sabía lo que iba a hacer y yo por estúpido confié en ella. Es mi culpa, es mi culpa.




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