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...se nos va doctor- conecta el desfibrilador y carga a doscientos… listo despejen -una corriente eléctrica pasó por todo mi cuerpo, era como un cosquilleo -no responde- a trescientos… listo despejen- no seria mas facil dejarlo así, no quiero volver a la mentira de mi vida- carga a trescientos sesenta- doctor está embarazada- si y no sobrevivirán si no lo haces, carga… listo despejen- se oyó un pitido leve y pausado a la par de un suspiro de alivio- signos vitales bajos, ohf podemos trabajar con eso…
Tres sesiones de terapia celular en nueve meses, nueve largos meses en los que en muchas ocasiones estuve tentada en presionar una almohada a la cara de mi esposo mientras dormía, porque sí, después de volver de Londres decidió que dormiriamos juntos.
Si bien la idea de que me quedara permanente en Inglaterra no le gusto, sí permitió que fuéramos a cada sesión de terapia de Fabian, llegabamos unos días antes para pasarlo juntos y distraerlo, ya que cada vez era más difícil para él, vómitos, convulsiones, mareos, pérdida del apetito, desvariar, pérdida temporal de la memoria, irritabilidad, todo eso era lo mas complicada despues de cada sesión, me quedaba con ellos al menos un par de semanas más pero luego tenía que volver con mi esposo.
Mi hermano ya no era el mismo, era muy agresivo, no podía evitar verlo y sentirme culpable, no veia ningun progreso, pero los doctores decian que tenian que terminar las terapias para dar un diagnóstico, y mi padre insistió en que así se hiciera, esto era como un maldito cáncer y esas terapias la quimio, odiaba tener que verlo retorcerse en el suelo por las convulsiones, apretando sus dientes amarillentos, por los líquidos estomacales al vomitar sin tener nada en su estómago.
-¿Cuando viajas?- almorzaba al menos una vez a la semana con Adrian
-La próxima semana- el asintió mientras comía- Adrian es difícil verlo así, me duele ver que sufre, a veces me arrepiento- me limpie una lagrima, el tomo mi mano sobre la mesa.
-Oye tranquila veras como las sesiones le ayudarán, seamos positivos - yo asentí, pero algo dentro de mi me decía que no era así, tome agua para pasar el nudo de emociones atoradas en mi garganta.
-Cómo lleva Johann el incendio en Panamá, fueron daños millonarios- cambió de tema drásticamente, y lo agradecí.
-Pues su hermano se está haciendo cargo de eso, pero cuando volvamos de Londres iremos a pasarnos un tiempo aya- suspiré, me sentía cada vez más lejos de las personas que quería gracias a mi esposo- al menos hasta que siente las bases nuevamente de la empresa, ya sabes toda esa gente que quedó desempleada, ellos prometieron que en unos meses volverian a sus puestos por mientras están en unas vacaciones forzadas con el basico y pues en eso está- por lo menos está más ocupado de lo normal pense para mi.
-Me estas diciendo que no te veré en meses?- se hizo el herido u ofendido, sonrei por lo cómico de la situación.
-Oh vamos… estarás muy ocupado con ese chico del que no parastes de hablarme el otro dia- Adrian se sonrojo casi de inmediato, era impresionante lo pudoroso que era.
***
Después de llegar a Londres a la casa donde mi padre, él se fue directo a la biblioteca pues el reciente incendio en una sede en Panamá lo tenía de malas, sabía que sus intenciones eran ir a Panamá cuanto antes, pero por algún motivo lo haria despues de esto, pienso que Johann de alguna manera quería que estuviera con mi hermano aunque sea solo en esos momentos, puesto que sabía había discutido con su hermano antes de abordar el avión, algo habia escuchado de dicha discusión.
-Llegaré en dos semana hasta cargo hasta entonces- su mano masajeando su cuello demostraba su tensión- Harry por favor has lo que te digo, cualquier cosa me llamas, estaré pendiente- cerró los ojos apretando el puente de su nariz- no digas estupideces solo has tu trabajo.- colgó, apoyó su cabeza en la silla y suspiró pesadamente.
Toque la puerta a pesar de ya estar adentro- Saldremos a distraer a Fabian ¿Quieres venir?- se levantó de su silla rodeo el escritorio hasta llegar a mi
-No, tengo cosas que hacer - asentí me preocupaba verlo así, no nos llevábamos mal pero tampoco eramos la pareja feliz que deciamos ser y ambos lo sabíamos
-Vendremos dentro de un par de horas.
-Vamos- me flaqueo la salida- hablaré con Santiago para que te acompañe- su guardaespalda y jefe de seguridad.
-No es necesario que...
-Si, si lo es- me interrumpió y ya sabía que haría su soberana voluntad.
Y así lo hizo, pase la tarde con papá y Fabian, comimos, hablamos, compramos un par de cosas en una tienda de antigüedades, me contaron de los lugares que visitaban en mi ausencia, los programas que veían, como siempre Fabian me reclamaba que porque no iba más a menudo, cada vez le entendía menos, arrastraba las palabras, o no decía la mayorías, olvidaba cosas que papá tenía que recordarles, no comía nada solido, solo cosas blandas.