Prólogo

   El final de una era se acerca. Una vez era el hombre quien comandaba la tierra y ahora las masivas máquinas de metal y vapor se encargarían de liberar nuestras manos para que nuestros cerebros sedientos de poder se encargaran de engranar las piezas de un nuevo siglo. El mundo estaba cambiando y volviéndose cada vez más pequeño pues las distancias de días serían un cuento de horror del pasado. Infinitas vías diseñadas para que las máquinas de vapor y carbón conectaban territorios y desmembraban vidas. Los lujos del pasado ahora serían bienes de consumo masivo con poco valor sentimental.

  Grandes urbes llenas de la putrefacción causada por los dramáticos cambios de esta era anidaban, no sólo ratas, sino almas encadenadas a tierras lejanas donde vivían sus días de dicha y ahora intentaban abrirse paso entre los desechos de la sociedad trabajando extenuantes jornadas para quedar encinta de un lord que prometiera toda clase de lujos y terminar dando sus bebés no deseados a Amelia Dyer. 

   Mientras que para unos el progreso es sinónimo de éxito, para otros es una bola y grillete que los somete a un destino que consiste en sobrevivir en un oceano salvaje con una miserable balsa hecha de los restos de su dignidad.