La Vida Que Yo EsperÉ

EL SERVIDOR DEL GOBIERNO

Salomé deja que Jorge se siente en la silla que queda en la ventanilla y ella se sienta en el medio, y le dice a Miguel:

— Vamos para tu nuevo hogar, espero que te guste.

Jorge coge la mano izquierda de su esposa, y le expresa:

— ¿Aun sigues nerviosa?

— Ahora más que nunca, quiero que el vuelo sea rápido.

— Son cinco horas y veinticuatro minutos, es mejor que te relajes y dejes de pensar en cuanto se va a demorar...

Jorge ve la hora en su reloj, y dice:

— Son las 9:20, acomódate que va hacer un viaje largo.

Salomé se sonríe al ver que Miguel comienza aplaudir una y otra vez, y dice:

— Parece que el niño si se va a gozar ese viaje.

— Así veo.

En ese momento, el avión comienza a moverse y de inmediato Salomé pone al niño en su pecho...

Cinco horas después, el avión aterriza en el aeropuerto internacional de Ottawa.

Al ver a Jorge dormido, Salomé lo toca varias veces, diciéndole:

— Amor, ¡ya llegamos!

Jorge se despierta y le dice a su esposa:

— ¿Ya?

— Si, ya estamos en Canadá, ahora tenemos que esperar para bajarnos y después buscar al amigo de Ramiro.

— Hay que mirar las personas que tengan algún cartel con nuestros nombres.

Dos minutos más tarde, todos los pasajeros se bajan del avión. Cuando Salomé ve una pancarta con su nombre completo y el de Jorge, y toca el hombro izquierdo de su esposo, diciéndole:

— ¡Mira! Ese debe ser Julián.

En ese momento, Jorge y Salomé se acercan al hombre de la pancarta. Cuando este se les adelanta, y les dice:

— ¿Ustedes son Jorge y Salomé?

Los dos responden al mismo tiempo:

— ¡Si!

Jorge le da la mano a Julián, diciéndole:

— Venimos de parte de Ramiro, y él nos dijo que usted nos va a llevar al lugar donde vamos a vivir.

— Eso es correcto, yo trabajo con el gobierno y mi nombre completo es Julián Tremblay Smith, ahora van a ir conmigo a mi casa. Y ya mañana iremos a la casa que se les fue asignado para ustedes.

Salomé le dice a Julián:

— ¿Así de fácil?

— Si, ustedes llegaron aquí como calidad de refugiados, tienen derecho de eso y otras cosas más, ahora vamos a mi casa.

Salomé mira a Jorge y luego siguen a Julián a una camioneta de color plateado.

En el camino, Jorge le pregunta a Julián:

— ¿Por qué no vamos de una vez a la casa asignada?

— Están ajustando el sistema eléctrico de la casa, no se impacienten muchachos mañana estrenaran casa, ahora que lleguemos a mi casa les doy toda la información que necesitan.

Mientras van en la camioneta, Salomé se queda observando toda la arquitectura canadiense.

Barrio Le Village, Julián llega a su casa. Y mira atrás a Jorge y Salomé:

— ¡Llegamos!

Salomé le dice a Jorge:

— Es bonito.

Julián se baja de su auto, y le expresa a los dos:

— El barrio donde ustedes van a vivir también es bonito.

Jorge se baja del vehículo y ayuda a Salomé con el niño, pero este llora. Cuando Jorge lo saca fuera de la camioneta.

Julián se sonríe un poco, y les dice a los dos:

— Entremos a la casa.

Salomé le pregunta a Julián:

— ¿Cómo se llama el barrio donde viviremos?

— Se llama Preston Street.

Jorge intenta calmar a Miguel. Cuando Salomé lo vuelve a cargar, diciéndole:

— Niño hermoso, deja de llorar o te pondrás feo como tu padre.

Jorge mira a Salomé y se pone a sonreír un poco, mientras entran a la casa de Julián.

En ese instante, Julián les muestra toda la casa a sus invitados, y luego los hace sentar en el comedor, y les expresa:

— Bueno, ahora les voy a decir los trabajos que ofrece el gobierno, aunque yo ya les conseguí un trabajo a cada uno.

Salomé le dice a Julián:

— Tengo una curiosidad.

Julián mira a Salomé y luego a Jorge, y dice:

— Ustedes van a trabajar en una fábrica de calzado, también podrán estudiar y terminar carrera acá, el gobierno facilita todo eso.

Jorge le dice a Julián:

— Nosotros estudiamos administración de empresas.

Julián revisa los papeles que le envió Ramiro, y dice:

— Ah, sí, si...

Salomé mira un cuadro donde aparece Julián y una mujer, y dice:

— ¿Ella es su esposa?

— Si, está un viaje de trabajo en los Estados Unidos...

Julián se levanta de su silla y les pregunta:

— ¿Tienen hambre?

Jorge dice:

— Un poco.

Salomé se sonríe, diciendo:

— Y tú cuando no.

Julián se sonríe y va a la cocina, y le dice a Salomé:

— ¿Tú también tienes hambre?

— No, gracias por preguntar.

En ese instante, Julián se trae de la cocina una deliciosa lasaña, y le expresa a Salomé:

— Pues deberías de probar esto, la deje preparada especialmente para ustedes.

De inmediato, Julián le sirve a Jorge y también le sirve a Salomé, quien dice:

— Se ve muy buena.

Jorge prueba la lasaña, y le dice a Julián:

— Lo felicito, esto le quedo esquicito...

Luego de comer, Julia le muestra la habitación que tiene disponible a Jorge y a Salomé, y les dice:

— Este va hacer su dormitorio por hoy, ya vuelvo, voy a ver como finalizan el trabajo eléctrico en la casa.

En ese instante, Julián se va de la casa. Cuando Salomé le limpia la boca a Miguel, y le dice a Jorge:

— ¿No ves como algo extraño?

— ¿Extraño como qué?

— No sé, todo es tan fácil.

Jorge se sonríe y luego le expresa a su esposa:

— Lo que sucede es que venimos de pasar mucho trabajo de nuestro país, que ya nos cuesta creer en la gente, pero no te preocupes, esto es así acá.

Una hora después, Julián llega a su casa y con un rostro muy sonriente, les dice:

— Muchachos, el fluido eléctrico de la casa funciona perfectamente, así que mañana van a estrenar casa.




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