Un poco desconcertados y también asombrados por la niñera, Salomé y Jorge le dan la mano a Beatriz, diciendo:
— ¡Bienvenida!
Beatriz se sonríe, y les dice:
— It is a pleasure for me.
De inmediato, Jorge se lleva a Julián unos metros alejados de los demás, y le expresa:
— La niñera es demasiado veterana y, además, no habla español.
— Jorge, la edad no importa, lo que importa es la experiencia y ella lo tiene, y ella también habla español, poco, pero lo habla.
En ese momento, Beatriz se agacha a ver al niño, y le dice:
— What a cute boy.
Salomé le dice a Beatriz:
— No entiendo nada, ¿acaso no hablas un poco de español?
— Si, pero no a la perfección.
En ese momento, Julián le dice a Salomé:
— No se preocupe, Miguel va a quedar en las mejores manos, ahora vamos al trabajo.
Salomé y Jorge le dan un beso a Miguel, y se despiden de él. Montándose en la camioneta junto a Julián.
Al ver que todos se van a trabajar, Beatriz entra al niño a la casa, diciéndole:
— La vamos a llevar muy bien...
Fábrica de calzados, Lorenza, una de las trabajadoras con más recorrido en la fábrica, le enseña a coser a Salomé y a Jorge, en la maquina plana.
Jorge no se siente tan a gusto en el trabajo. Cuando Lorenza le dice:
— ¿Te sientes incomodo con esto?
Jorge mira a su esposa, y luego le responde a Lorenza:
— Creo que este trabajo es para mujeres.
De inmediato, Lorenza les dice a varios de los hombres que están trabajando:
— Quiero preguntarles algo a todos los hombres que están aquí.
Todos paran de trabajar y le prestan atención a Lorenza. Cuando esta les dice:
— ¿Ustedes se sienten mujeres?
De inmediato, todos se sonríen y todos dicen al mismo que no.
Muy apenada, Salomé le dice a Lorenza:
— Por favor, disculpe a mi esposo.
Jorge coge una suela de zapato, y también le dice a Lorenza:
— Lo siento, no sé en qué estaba pensando.
Lorenza mira a Salomé y a Jorge, y luego les dices:
— ¿Quieren seguir aprendiendo?
De inmediato, Jorge y Salomé cogen las herramientas de trabajo, y dicen al mismo tiempo:
— ¡Si!
Barrio Preston Street, Beatriz esta enloquecida con Miguel, quien no para de llorar en el suelo.
Beatriz deja su celular en la mesa de la sala y se levanta de la silla, y dice:
— This kid won t shut up... ¡has silencio!
Miguel sigue llorando con gran desespero. Haciendo que Beatriz se tape los oídos con sus manos, y diga:
— Oh, no... voy a dejar este trabajo...
En seguida, Beatriz carga a Miguel y lo pasea por toda la sala, diciendo:
— Please calm down.
En la fábrica, Salomé aprende a coser con gran facilidad y con gran precisión, mientras Lorenza sigue enseñándole a Jorge los primeros pasos.
Horas después, Jorge y Salomé están comiendo en un restaurante que está al frente de la fábrica.
En ese instante, Salomé mira el rostro de su esposo, y le expresa:
— No te preocupes amor, solo es el primer día, tú vas a prender esto.
— Eso espero, de todas maneras, tenemos que esperar la respuesta de Julián.
— ¿Respuesta de qué?
— Salomé, ¿acaso piensas quedarte toda tu vida fabricando zapatos?
— No.
— Entonces, yo voy a volver hablar con Julián a ver si nos consigue algo acorde con lo que estudiamos.
Desconcertada, Salomé mira hacia la calle y luego le dice a su esposo:
— Este es tu primer día de trabajo, trata de aprender esto y después se ve que se hace.
— Es que no sé cómo hacerlo, yo no entiendo como aprendiste en poco tiempo.
Salomé se sonríe, y dice:
— Yo también te voy ayudar, ya es hora de entra de nuevo a la fábrica.
Barrio Preston Street, Beatriz por fin hace que el niño deje de llorar. Haciendo que se tome a la fuerza un tetero, pero este al final lo tira al suelo y se desespera para lo bajen al piso.
Beatriz se cansa de lidiar con Miguel y lo deja que ande gateando por toda la sala, mientras ella se pone a chatear por el teléfono.
En la fábrica, Salomé deja de aprender otras cosas para ayudarle a Lorenza con Jorge.
Una hora después, Salomé está en la máquina que hace los moldes. Cuando recibe una llamada de Emily, quien le dice:
— Hola Salomé, ¿cómo estás?
— Hola Emily, bien, estoy bastante bien.
— ¿Y ese ruido?
— Ah, es que no había tenido tiempo de contarte.
— ¿Contarme qué?
— Que ya estoy viviendo en Canadá y ya estoy trabajando gracias a un programa queda el gobierno.
— Uf, ¡qué bueno!, ¿en qué ciudad estas?
— En Ottawa, que, ¿me vas a venir a visitar?
— Claro, trata de mandarme la dirección cuando llegues a casa, y yo saco tiempo y el próximo fin de semana te visito.
— Sera muy bueno verte Emily...
— Bueno así quedamos, te cuidas Salomé y no te olvides de mandarme la dirección.
— A penas llegue a la casa te la mando.
En ese instante, Salomé cuelga su teléfono y sigue trabajando, mientras Jorge pasa dificultades para coser con la máquina.
6:20 pm, Jorge y Salomé llegan del trabajo. Cuando una vecina de al lado de la casa, que todavía no les había hablado desde que llegaron, les dice:
— Disculpen vecinos, buenas tardes.
Jorge y Salomé se detienen. Cuando Salomé contesta:
— Buenas, en que podemos ayudarla.
— Mi nombre es Michel. Y vengo a decirles de una preocupación que tenemos los vecinos y yo.
De inmediato, Jorge dice:
— Preocupación, de que hablan señora, nosotros tenemos unos días en este barrio...
Salomé le dice a Michel:
— Debe de estar confundida.
Michel mira la casa de Salomé y de Jorge, y les dice:
— No, de aquí salieron los horrendos gritos.
Jorge y Salomé dicen al mismo tiempo:
Editado: 23.03.2023