Episodio 4: Escenas Primera y Segunda

ESCENA PRIMERA

Club Skitzo, ciudad de Gardemia, Nodo Filigrana, Sector Rústica, cuatro días más tarde.

FALLAX se apoya en la barra muy atento a su entorno. Una sonrisa aflora en la comisura de sus labios. Siente melancolía. El Skitzo seguía en píe, pero a cargo de nuevos propietarios y totalmente renovado. Ahora es un local moderno, pero igualmente inquietante, sumergido en las tinieblas y apuñalado por luces intermitentes de neón. Al fondo hay una tarima para lucir el palmito, donde algún bailarín etílico intenta sin éxito enhebrar una, ya de por sí, patética coreografía. El resto de la gente baila en la pista y no dudan en extrema el contacto físico. Los que no lo hacen, bueno... Fallax ya sabe la razón.

FALLAX

(piensa, dándole un sorbo a su combinado)

"Forajidos o Bridados. Regla número uno: entre en multitudes nunca te arrimes a un extraño, no sabes quienes pueden esconder un puñal en su ropa interior."

Pero los que más le llama la atención no es el gentío en la pista de baile sino aquellas personas que se sientan en las mesas, sobre todo en la zona VIP. Ahí las botellas son diferentes y lo que contienen también sabe diferente. No como su libación. FALLAX chasquea la lengua, como si su paladar le reprendiera por el veneno que está consumiendo.

FALLAX

(piensa)

"Te has vuelto muy fino, Eterno. Para ti esto antes esto era ambrosía con posibilidad de refill."

En esas mesas, se encuentra, como mínimo, un representante de cada familia criminal de La Brida. Fallax se alegra de haber solicitado a los Cronistas de Gevaudán acceso a los datos recopilados sobre el Nodo y sus familias mafiosas. Gracias a eso, ahora puede reconocer tatuajes, escarificaciones y demás enseñas que identifican a sus portadores como miembros de una u otra rama criminal. Aunque él por si solo podría haber reconocido alguno de ellos, las cosas han cambiado desde sus tiempos mozos. Los Forajidos, por su parte, no llevan enseñas, excepto quizás sus tatuajes anárquicos que representan sus pasadas bravatas, aun así, se les distingue por sus terribles maneras.

Alguien se sienta a su lado, es el Iluminado CIMEX. Un muchacho loreano de ojos grandes, lampiño, con orejas de soplillo, de anatomía nervuda y delgada (poco común en los loreanos) Su pelo estaba rapado al cero con tres trenzas teñidas de rojo. La idea es que parezca un Forajido. No es muy creíble. Por suerte, aquellos que lo miran, interpretan por su aspecto que es un Ratón, es decir, un Forajido novato. FALLAX apenas le lleva ocho años a CIMEX pero este parece incluso más joven. FALLAX, sin embargo, con su barba de cinco días anudada en dos colas, su pelo rapado por los costados y su moño de guerrero da más el pego. Sus músculos también ayudan bastante.

CIMEX

(susurra)

Eterno...

FALLAX

(le interrumpe, susurrando con enfado)

¡No me llames así! Aquí vuelvo a ser quien era ¿recuerdas? Llámame Vargas. Y tú eres Gárgara, ¿entendido? Gárgara.

CIMEX

Perdón... Vargas.

CIMEX baja la cabeza y alza la mirada prudente, sus orejas se agitan. Ahora su parecido con un verdadero ratón es indiscutible.

FALLAX

¿Y bien? ¿Qué ocurre? ¿No ves que estoy evaluando el terreno?

CIMEX

He escuchado algo que te puede interesar.

Como no. CIMEX si así lo quiere es un experto en husmear, por eso FALLAX le ha traído. No se lleva mal con el muchacho. A pesar de su habilidad natural para colarse en conversaciones ajenas y sacar información bajo las piedras es leal y es algo que FALLAX valora. Después de todo él tampoco ha sido siempre el más honorable de los Hijos. Además, desde que se ha unido a la orden CIMEX es una persona tímida e introspectiva, hasta el punto que ha conseguido no meterse en los asuntos de nadie y llegar a ser una auténtica tumba con respecto a las confidencias. FALLAX sabe que esa es uno de los poderes transformadores de la comunidad de los Hijos, te hace consciente de tu pecado, de tu falla, la llevas como nombre, un título honorífico de tu debilidad, y la comunidad te anima a combatir contra tal defecto.