Ladrón de Corazones

VII

CAP 7: ¿propuestas?

¿Quién dijo que deporte debe ser obligatorio?

No soy nada deportista y fue mi decisión, deberían respetarla, pero como siempre la cárcel es una dictadura que nos encierra a todos en su forma de ver la vida adulta.

Creo que mi mente es demasiado Montessori.

No quiero dar a entender que soy sedentaria, ladrones, pero la ide de la cárcel + el ejercicio no es lo mío. Aun no entiendo como Kilian es el capitán del equipo de futbol.

Así que después de un largo día de correr y sudar como no hubiera un mañana, soportar las clases, a Kilian y a mis compañeros, regrese a casa, y como siempre caminando.

¡Genial! Más ejercicio.

Noten mi sarcasmo.

Entre a mi casa muerta en vida, podíamos decir que mi mochila se arrastraba por el piso, porque si por mi fuera la que estuviera arrastrándose sería yo, pero aún tengo dignidad.

Creo.

—Hola—me saludo mi hermano al verme.

Barry me miraba desde el sofá, con un bol de palomitas en sus manos y la televisión en pausa.

—Hola— dije y como pude me dirige a las escaleras

—Vaya ¿te paso un camión encima o qué? —me pregunto con burla siguiéndome hasta las escaleras.

—Ja Ja, gimnasia es una tortura— respondí sin una pisca de gracia y emprendí el camino a mi habitación.
Solo oí como se reía de mí y regresaba a la sala.

***

Estaba acostada en mi cama—exacto como siempre— cuando mi teléfono empieza a sonar muy fuerte.

—Ya voy— grite como si me fueran a responder

—¿Quién? — conteste sin gracia.

—Bonita tarde para ti también, sweety— me dijo con sarcasmo

—¿Qué quieres? — respondí

—No sé, tal vez que me abras la puerta de tu habitación—me dijo irónico

—¿Qué? — respondí, mientras me levantaba para acercarme a la puerta.

—Oh Sweety lo olvidaste— dijo fingiendo voz tierna— Tenemos un trabajo de fotografía por hacer ¿Dónde tienes la cabeza, pequeña? — me dijo con el mismo tono.

Abrí la puerta de mi habitación sin cortar la llamada y encontré a un Kilian con una sonrisa juguetona.

—Hola, Sweety— me dijo aun hablando por el teléfono

—No me digas así— lo ataque

—¿Por qué? — hizo un puchero — Te queda lindo. Eres muy dulce —

Rodé los ojos y colgué el teléfono.

—¿Quién te dio mi número? — pregunte.

Estaba tragándome todo lo que quería decirle, pero discutir con Kilian era como hacerlo con un niño de 5 años, así que me ahorraré mi dignidad.

—Barry— respondió con simpleza.

—Lo voy a matar— susurre para que no me escuchará— ¿Qué tienes pensado? —.

—Me gusta tu cuarto— me dijo mientras miraba el estante

—Hello, estas aquí para un trabajo, no de visita— rodé lo ojos.

El castaño se acercó al estante y su vista cayo en aquella foto que me hacía recordar al único en mi vida.

—Eras muy tierna— sonrió enternecido y admiraba la foto como si la grabará en su memoria.

Sonreí con melancolía, agache la cabeza y sentí las lágrimas acumularse en mis ojos. Camine hacia él y pase mi brazo para alcanzarla.

—Esa foto la tomaron un año antes de que él se vaya —.

Sus ojos encontraron los míos, vi como abrió la boca para decir palabra y alzo la mano para acercarla a mi mejilla y borrar la lagrima que quería recorrerla. Pero antes que lo hiciera me las seque yo misma y me aleje, diciendo:

«Además, no te importa. Puedes concentrarte — volví a mi tono de no me hables.

No quiero vincularme a nadie, Ladrones.

¿Han sentido el miedo de darle el poder a alguien para destruirte?

Creo que es lo que empezaba a sentir con Kilian.

Y no. No me lo puedo permitir.

Luego del silencio sepulcral que se formó, su voz en un susurro llamo mi atención.

—No te vayas—

Malditos ojos profundos

Otra vez sus marrones ojos se mezclaron con los míos, y algo sucedió.

¿Qué es esto?

¿Sintieron eso? ¿o estoy loca?

—Empecemos a trabajar—

Le reste importancia, mientras iba por mi cámara y mi garapunte para las ideas que se nos ocurran.

***

Luego de una eternidad.

No se crean. Lo que pasa aquí es que el joven sino se distrae con algo de la habitación, me repite que no me vaya.

Pufff... como si fuéramos cercanos.

¿Les ha tocado hacer grupo con gente distraída? ¿No?

Pues aquí tengo a uno que me colma la paciencia en todos los sentidos.

¿Por qué, señor? ¿Por qué en el mejor curso de mi vida?

Suspire resignada y con la mayor de mis molestias me dirige a Kilian, el cual jugaba con uno de mis peluches decorativos de mi cama.

—Contigo no se puede —

Le arranche el muñeco de las manos, mientras le daba un golpecito en la cabeza con el objeto.

No a la violencia—me recordó mi conciencia.

Le saque la lengua mentalmente.

¡Vaya cordura!

Pelear conmigo misma mentalmente.

Aló, ¿con el centro de rehabilitación más cercano?

Sino fuera por la voz del invitado no deseado que tenía cerca de mí, de seguro que seguiría peleando con mi conciencia.

—No te vayas—

—Ay ya cállate — exasperé — pareces disco rayado —

—Es que no entiendo porque quieres irte—

—Mira — Lo señale como si hubiera olvidado su nombre.

Debería dejar de copiar la personalidad de las personas en las películas.

«Mi vida no ha sido la mejor ¿okey? — dije y deje un silencio pensando en lo que había ocurrido desde que papá ya no estaba — No debo darte explicaciones. Tomemos la foto y ya—.

Sali de mi cuarto para pedirle ayuda a Barry para tomar la foto y mi hermano con una sonrisa juguetona en su rostro acepto.

Conozco esa cara sea lo que sea que este tramando, no le va a funcionar.

***




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