Volví a la preparatoria, comenzaba el segundo semestre y con este un evento deportivo en la preparatoria que se realiza año con año el mes de enero al regreso de los estudiantes a clases. De nuevo con mi nostalgia de extrañar a Katy, pero entendí que no tenía que quedarme estancado pensando en el pasado… en ella, pues la volvería a ver tarde o temprano.
El primer día que llegué al seminario volví a ver a mis compañeros y amigos del seminario, me volví a sentir bien al estar con ellos pues todas las tonterías y cosas que hacíamos de alguna manera me ayudaban a digerir mi mal estar, así que en verdad me alegro estar con mis “hermanos “de una forma u otra.
El primer día de clases me volví a encontrar con mis 2 grandes amigas Leila y Pilar a quienes también me agrado volver a ver, la vida seguía y yo tenía que darme cuenta que tenía que seguir con mi segunda vida en aquel lugar.
Yo comenzaba a mejorar un poco mi técnica en la guitarra por lo mismo de las clases que daba el profesor Santiago y por la frecuencia que tocaba en aquel entonces, así como también mi técnica en la banda de guerra también mejoraba ya que durante los siguientes meses hubo mucha actividad tanto con el coro del seminario como con la banda de guerra de la preparatoria.
Al estar en esta escuela, en aquel entonces era obligatorio estar en alguna disciplina deportiva entre las cuales podíamos escoger entre Fut bol, Básquet bol y vóley bol.
Al inicio del ciclo escolar entre a vóley bol aunque la verdad no sabía que hacia allí, de igual manera en un principio yo no sentía interés por el deporte, pero veía como las selecciones deportivas eran la imagen de la institución durante el grande evento deportivo que se realizaba en enero, como las selecciones de la preparatoria se enfrentaban a otros colegios, yo al no estar seleccionado en ninguna disciplina me sentía un poco inútil.
Hubo un tiempo en el que me llamo la atención el básquet bol pero nunca puse en práctica nada, así que vi mi oportunidad para intentarlo, pero yo estaba en vóley bol donde no me sentía con la habilidad para estar allí, por lo que intente cambiarme a básquet bol, pero al nunca practicar nada, yo no tenía ninguna condición para entrar en dicha disciplina. Uno de mis amigos que también era seminarista que se llamaba Xavier, me dijo que él podía ayudarme a practicar basquetbol durante los recesos de la escuela durante todo el segundo semestre, para que el próximo año pudiese entrar al equipo de básquet bol, así que durante mucho tiempo Xavier y yo practicábamos cada receso en una de las canchas de la escuela.
En una ocasión recuerdo que una de nuestras profesoras falto por lo que tuvimos mucho tiempo libre, así que me fui a practicar por mi cuenta a la cancha de básquet bol, en esta ocasión recuerdo que Leila y Pilar estuvieron jugando conmigo.
Durante gran parte del segundo semestre hubo mucha actividad importante en el seminario, más que en la preparatoria en mi opinión, pero no hablare nada de eso porque en esta historia no es importante. Pero puedo decir que durante el mes de marzo me lance a golpes con un compañero por algo estúpido, lo cual provoco que casi me expulsaran de la escuela y en consecuencia del seminario, yo ya sabía lo que era ser expulsado antes, no quería cometer el mismo error dos veces, así que las autoridades de la preparatoria decidieron suspenderme un tiempo de clases en lo que se decidía que se haría conmigo, recuerdo que Leila y Pilar me escribieron unas cartas de ánimo mientras estaba suspendido de clases, la carta de Pilar era sentimental y algo breve, pero por otra parte la carta de Leila era muy extensa, llena de palabras de ánimo, de amistad y honestidad en la cual supongo que le tomo bastante tiempo de escribir pero que no le costó nada de trabajo expresar aquellas palabras que serían mi motivación a seguir adelante, enmendar mi error y así poder volver a mi vida “normal” de estudiante. Logré volver a clases y librarme de aquel error que cometí.
Leila siempre había sido de leer mucho, así que cuando regresé a clases ella fue quien me recibió con los brazos abiertos y a quien agradecí mucho su apoyo en todo momento. Por esos días ella me presto uno de sus tantos libros, no nunca he sido de leer mucho, pero acepte el libro y mientras lo leía con los días recuerdo que ambos hablábamos mucho sobre este, en clases platicábamos mucho, así como en receso compartíamos diversas ideas, quien diría que un simple libro podría ser motivo de agrandar y fortalecer demasiado una amistad. Cabe mencionar que Leila tiene un don para el dibujo, pues todas sus obras de arte que me había compartido por mucho tiempo eran piezas de museo impresionantes, y una ocasión especial ella me obsequio un dibujo de uno de mis ídolos en la música el cual para ser un dibujo parecía mucho una fotografía. Realmente creo que amistad de oro como esta no había tenido nunca en mi vida.
Se llegaron las vacaciones de semana santa las cuales eran de 2 semanas, por lo que me despedí temporalmente de Leila y Pilar ya que volvería a mi casa durante ese tiempo.